Alerta ante las amenazas
Escrito por DIARIO VEA
El peligro es real. La contrarrevolución se ha comido sus propios cuentos de un esquema minucioso de guerra psicológica e impulsa una ola de rumores, mensajes telefónicos, trasmisiones por internet, a fin de alimentar una sórdida campaña de desestabilización.
Además, con la complicidad de propietarios de colegios y universidades, fomentan focos de disturbios en las cercanías de institutos de educación, obstruyen el tráfico en avenidas y autopistas y llevan a cabo agresiones a las autoridades policiales con el fin de provocar víctimas e intimidar a la población.
En todos los casos, los disturbios son organizados por pequeños grupos que los medios de comunicación se encargan de magnificar con grandes titulares y un despliegue de fotografías escandalosas.
El propósito es intentar la repetición del 11 de abril del 2002.
Sin medir las consecuencias, la contrarrevolución considera que debe forzar una aventura golpista antes del proceso electoral para integrar la nueva Asamblea Nacional. Se han disipado las ilusiones de ganar la mayoría de los diputados. La grandiosa manifestación de conmemoración del 23 de enero de 1958 y de inicio de la Campaña Admirable la hizo aproximarse a la verdadera realidad venezolana.
El peligro es real. Es necesario poner en tensión todas las fuerzas del movimiento popular. Candelita que se prenda, candelita que se apaga. No debe tolerarse que la contrarrevolución asuma espacios que no le corresponden y pretenda sumergir al país en un clima de violencia.
La revolución debe ser defendida del fascismo, del odio destructor de los enemigos de la democracia bolivariana y del socialismo del siglo XXI.
Alerta para impedir que se cumplan los designios perversos de quienes amenazan la paz y las instituciones creadas por el voto popular.
Escrito por DIARIO VEA
El peligro es real. La contrarrevolución se ha comido sus propios cuentos de un esquema minucioso de guerra psicológica e impulsa una ola de rumores, mensajes telefónicos, trasmisiones por internet, a fin de alimentar una sórdida campaña de desestabilización.
Además, con la complicidad de propietarios de colegios y universidades, fomentan focos de disturbios en las cercanías de institutos de educación, obstruyen el tráfico en avenidas y autopistas y llevan a cabo agresiones a las autoridades policiales con el fin de provocar víctimas e intimidar a la población.
En todos los casos, los disturbios son organizados por pequeños grupos que los medios de comunicación se encargan de magnificar con grandes titulares y un despliegue de fotografías escandalosas.
El propósito es intentar la repetición del 11 de abril del 2002.
Sin medir las consecuencias, la contrarrevolución considera que debe forzar una aventura golpista antes del proceso electoral para integrar la nueva Asamblea Nacional. Se han disipado las ilusiones de ganar la mayoría de los diputados. La grandiosa manifestación de conmemoración del 23 de enero de 1958 y de inicio de la Campaña Admirable la hizo aproximarse a la verdadera realidad venezolana.
El peligro es real. Es necesario poner en tensión todas las fuerzas del movimiento popular. Candelita que se prenda, candelita que se apaga. No debe tolerarse que la contrarrevolución asuma espacios que no le corresponden y pretenda sumergir al país en un clima de violencia.
La revolución debe ser defendida del fascismo, del odio destructor de los enemigos de la democracia bolivariana y del socialismo del siglo XXI.
Alerta para impedir que se cumplan los designios perversos de quienes amenazan la paz y las instituciones creadas por el voto popular.
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