Gobierno rechaza llamado a paro de transporte público
Se garantizan medidas compensatorias a los transportistas para no elevar excesivamente los precios del pasaje público. Neumáticos, aceites, lubricantes y repuestos a precios preferenciales es una de las propuestas
Transportistas recibirán medidas compensatorias
El Gobierno nacional rechazó el llamado a paro que están haciendo algunos transportistas del sector público, pues aún se efectúan las mesas de negociación para fijar un nuevo ajuste en la tarifa del pasaje, señaló este viernes el ministerio del Poder Popular para el Comercio, Eduardo Samán.
Explicó que el Ejecutivo está garantizando medidas compensatorias a los transportistas para no elevar excesivamente los precios del pasaje público.
Neumáticos, aceites, lubricantes y repuestos a precios preferenciales son algunas de las facilidades planteadas en la mesa de negociación en la que participan servidores públicos y transportistas de las rutas urbanas y suburbanas, reseñó la Agencia Bolivariana de Noticias.
Samán agregó: "Repudiamos la hora cero anunciada por algunos transportistas, porque la discusión del precio de la tarifa no ha concluido. No nos podemos sentar a negociar con un cuchillo en la garganta, es totalmente injusto", dijo.
De acuerdo a la Ley de Transporte Terrestre, el Gobierno y el sector transporte público debe negociar durante el primer trimestre de cada año una nueva tarifa del pasaje.
"No entendemos por qué planean hacer una huelga. El país no avanza con paros, sino trabajando", manifestó, y afirmó que los profesionales del volante conocen los esfuerzos que despliega el Ejecutivo para incrementar el precio del transporte público sin afectar la inflación: "El trabajo del Gobierno es impedir que los componentes especulativos impacten negativamente en los precios de los productos
El transporte es un infierno
COLUMNA DEL DIABLO
El transporte en Venezuela siempre ha sido infernal -especialmente en nuestras mayores ciudades- y ahora amenaza con meterse en pailas más hondas, plegándose a un inconcebible paro. Si usted ve un autobús o cualquier transporte, con un cartel en el que se lee “Hora cero nacional”, es porque su conductor -no necesariamente el dueño de la unidad- está siendo presionado para involucrarse en una paralización de los servicios de pasajeros o carga, utopía agitadora y sediciosa que será la próxima ofensiva de los golpistas “unitarios” desavenidos. Quieren apoderarse del Gobierno y ni siquiera pueden ponerse de acuerdo entre ellos.
En las verdaderas luchas sociales, la “hora cero” es una presión sindical, un recurso de los trabajadores organizados y no de los dueños de unidades. La extorsión incalificable y guarimbera de los provocadores de liderazgo inexistente hay que tomarla en cuenta, porque obedece a otros fines. A falta de un líder, imposible de sustituir por unos muchachos tira-piedras, carentes de una ideología, un proyecto básico de país y un legítimo programa de acción que no sea el que les dicta la CIA, los opositores acuden a la violencia, intentan agredir a las instituciones del Estado, a los guardias nacionales y la Policía Metropolitana, pero ahora quieren sumar al sector transporte.
La desfasada oposición sabe perfectamente que ha sido derrotada en las movilizaciones populares de las últimas semanas, hasta llegar a la grandiosa culminación del 4 de febrero, y también en la batalla de ideas del plano internacional; es por ello que pide a sus amos yanquis que le permitan proseguir el esquema subversivo. ¿Qué viene a continuación? La huelga del transporte, como factor desestabilizador, determinante y decisivo. En el Chile del infortunado presidente Salvador Allende, el jefe de los camioneros era el gangster León Marín, un mafioso al estilo del tristemente célebre estadounidense James Hoffa. Este criminal, Marín, tuvo una gran influencia en el derrocamiento y muerte de Allende en el golpe de 1973.
El Gobierno bolivariano no puede ni debe negociar con bandas fascistas. Ni lo hará. Esas gavillas son expresión de la lucha de clases y como tales hay que tratarlas, dentro del respeto a los derechos humanos y las leyes, pero con la mayor rigurosidad. Si el Estado adopta posiciones débiles y complacientes frente al fascismo imperial, corre el peligro de ser desbordado por esos enemigos.
Los autobuseros y gandoleros llamados “avances” también son explotados por sus patrones transportistas.
Transportistas recibirán medidas compensatorias
El Gobierno nacional rechazó el llamado a paro que están haciendo algunos transportistas del sector público, pues aún se efectúan las mesas de negociación para fijar un nuevo ajuste en la tarifa del pasaje, señaló este viernes el ministerio del Poder Popular para el Comercio, Eduardo Samán.
Explicó que el Ejecutivo está garantizando medidas compensatorias a los transportistas para no elevar excesivamente los precios del pasaje público.
Neumáticos, aceites, lubricantes y repuestos a precios preferenciales son algunas de las facilidades planteadas en la mesa de negociación en la que participan servidores públicos y transportistas de las rutas urbanas y suburbanas, reseñó la Agencia Bolivariana de Noticias.
Samán agregó: "Repudiamos la hora cero anunciada por algunos transportistas, porque la discusión del precio de la tarifa no ha concluido. No nos podemos sentar a negociar con un cuchillo en la garganta, es totalmente injusto", dijo.
De acuerdo a la Ley de Transporte Terrestre, el Gobierno y el sector transporte público debe negociar durante el primer trimestre de cada año una nueva tarifa del pasaje.
"No entendemos por qué planean hacer una huelga. El país no avanza con paros, sino trabajando", manifestó, y afirmó que los profesionales del volante conocen los esfuerzos que despliega el Ejecutivo para incrementar el precio del transporte público sin afectar la inflación: "El trabajo del Gobierno es impedir que los componentes especulativos impacten negativamente en los precios de los productos
El transporte es un infierno
COLUMNA DEL DIABLO
El transporte en Venezuela siempre ha sido infernal -especialmente en nuestras mayores ciudades- y ahora amenaza con meterse en pailas más hondas, plegándose a un inconcebible paro. Si usted ve un autobús o cualquier transporte, con un cartel en el que se lee “Hora cero nacional”, es porque su conductor -no necesariamente el dueño de la unidad- está siendo presionado para involucrarse en una paralización de los servicios de pasajeros o carga, utopía agitadora y sediciosa que será la próxima ofensiva de los golpistas “unitarios” desavenidos. Quieren apoderarse del Gobierno y ni siquiera pueden ponerse de acuerdo entre ellos.
En las verdaderas luchas sociales, la “hora cero” es una presión sindical, un recurso de los trabajadores organizados y no de los dueños de unidades. La extorsión incalificable y guarimbera de los provocadores de liderazgo inexistente hay que tomarla en cuenta, porque obedece a otros fines. A falta de un líder, imposible de sustituir por unos muchachos tira-piedras, carentes de una ideología, un proyecto básico de país y un legítimo programa de acción que no sea el que les dicta la CIA, los opositores acuden a la violencia, intentan agredir a las instituciones del Estado, a los guardias nacionales y la Policía Metropolitana, pero ahora quieren sumar al sector transporte.
La desfasada oposición sabe perfectamente que ha sido derrotada en las movilizaciones populares de las últimas semanas, hasta llegar a la grandiosa culminación del 4 de febrero, y también en la batalla de ideas del plano internacional; es por ello que pide a sus amos yanquis que le permitan proseguir el esquema subversivo. ¿Qué viene a continuación? La huelga del transporte, como factor desestabilizador, determinante y decisivo. En el Chile del infortunado presidente Salvador Allende, el jefe de los camioneros era el gangster León Marín, un mafioso al estilo del tristemente célebre estadounidense James Hoffa. Este criminal, Marín, tuvo una gran influencia en el derrocamiento y muerte de Allende en el golpe de 1973.
El Gobierno bolivariano no puede ni debe negociar con bandas fascistas. Ni lo hará. Esas gavillas son expresión de la lucha de clases y como tales hay que tratarlas, dentro del respeto a los derechos humanos y las leyes, pero con la mayor rigurosidad. Si el Estado adopta posiciones débiles y complacientes frente al fascismo imperial, corre el peligro de ser desbordado por esos enemigos.
Los autobuseros y gandoleros llamados “avances” también son explotados por sus patrones transportistas.
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