Los historiadores no acostumbramos establecer escenarios. Sin embargo, como militantes de la historia inmediata que somos hacemos uso de los análisis prospectivos para plantear posibles contextos socio-políticos para el 2010.
Lo primero es que hay que reconocer que la popularidad de Chávez se mantiene, si bien se ha visto afectada por los efectos de la crisis en el sector eléctrico, así como por los casos de corrupción.
Los últimos estudios de encuestadoras indican que su popularidad oscila aún entre el 40 y 45% (Datanálisis, IVAD, Consultores 21). Eso se traduce en que, desde el punto de vista comunicacional, la figura de Chávez sigue siendo una referencia y lo peor de ello (para la oposición) es que no aparece nadie que compita con él.
Al contrario de lo que comienzan a decir algunos personajes de la oposición, las posibilidades para ellos de obtener una mayoría en las legislativas del 2010 no son muy altas. Lo que nos ayuda a entender por qué el chavismo, a pesar de estar lleno de unos cuantos malos candidatos, de escándalos de corrupción, de excesos de burocratismo, será mayoría en el 2010 es el tema de las agendas pública y política.
La agenda política de la oposición no coincide con la agenda de los públicos, a pesar de los intentos de los medios para hacer coincidir y encajar lo que no pega. Para ejemplo, algunas cifras de la última encuesta de Datanálisis y Consultores 21 (noviembre 2009).
Los grandes temas para los ciudadanos —en orden de prioridad— son: el desempleo es el principal problema 24%, mejorar la economía 18,6%, seguridad 18,3%; vivienda 5,6%, mejorar el sistema de salud 5,3%; solucionar problemas sociales 4,9%; educación 4,4%; continuar con la ideología 3,9%; paz-armonía 3,8%; acabar con la corrupción 3,1%; acabar con la revolución 1,5%; mejorar las relaciones con otros países 1,2%, vivir en democracia 1,1%.
Son todos temas relacionados con lo que en psicología política denominamos el mundo intrapersonal. Mientras esto piensan los venezolanos, los políticos de oposición siguen empecinados en el tema de la “dictadura de Chávez”, la idea de “cubanizar a Venezuela”, todo en torno de la figura presidencial.
Con ello, lo más importante en la agenda de los políticos no lo es en la de los venezolanos. Y eso tiene su peso político, más aun si se considera que lo social, lo económico, la igualdad y el acceso social es el principal tema del chavismo.
Ese distanciamiento entre la agenda pública y la agenda política le costará caro a la oposición. A pesar de los errores, despilfarros y desaciertos que pueda cometer el Gobierno, éste mantiene la agenda social como principal tema de la agenda política, haciendo coincidir su discurso con el casi 82% de electores de los estratos D y E que conforman el universo electoral.
Bajo este panorama podemos ver tres escenarios. 1) La oposición mantiene ese distanciamiento discursivo y el chavismo obtiene entre 120-130 plazas en la AN.
2) La oposición democratiza la elección de sus candidatos y renuncia al consenso para conformar sus listas. Sin embargo, no es suficiente, pues siguen sin agenda política. En este caso, el chavismo obtiene entre 90 y 110 curules y la oposición entre 46 y 75.
3) El último escenario (casi imposible) es aquel en el que la oposición no sólo elige democráticamente sus candidatos, los acompaña con una agenda política, sino que, además, ellos no están asociados con los actores tradicionales. Sólo entonces la oposición puede alcanzar 76 a 90 curules, colocando a Chávez en minoría.
Este último escenario depende del estricto cumplimiento de todas las variables, que vemos muy difícil dadas las características de la situación política. En conclusión, duélale a quién le duela, hay chavismo para rato, a pesar de sus propios errores.
Lo primero es que hay que reconocer que la popularidad de Chávez se mantiene, si bien se ha visto afectada por los efectos de la crisis en el sector eléctrico, así como por los casos de corrupción.
Los últimos estudios de encuestadoras indican que su popularidad oscila aún entre el 40 y 45% (Datanálisis, IVAD, Consultores 21). Eso se traduce en que, desde el punto de vista comunicacional, la figura de Chávez sigue siendo una referencia y lo peor de ello (para la oposición) es que no aparece nadie que compita con él.
Al contrario de lo que comienzan a decir algunos personajes de la oposición, las posibilidades para ellos de obtener una mayoría en las legislativas del 2010 no son muy altas. Lo que nos ayuda a entender por qué el chavismo, a pesar de estar lleno de unos cuantos malos candidatos, de escándalos de corrupción, de excesos de burocratismo, será mayoría en el 2010 es el tema de las agendas pública y política.
La agenda política de la oposición no coincide con la agenda de los públicos, a pesar de los intentos de los medios para hacer coincidir y encajar lo que no pega. Para ejemplo, algunas cifras de la última encuesta de Datanálisis y Consultores 21 (noviembre 2009).
Los grandes temas para los ciudadanos —en orden de prioridad— son: el desempleo es el principal problema 24%, mejorar la economía 18,6%, seguridad 18,3%; vivienda 5,6%, mejorar el sistema de salud 5,3%; solucionar problemas sociales 4,9%; educación 4,4%; continuar con la ideología 3,9%; paz-armonía 3,8%; acabar con la corrupción 3,1%; acabar con la revolución 1,5%; mejorar las relaciones con otros países 1,2%, vivir en democracia 1,1%.
Son todos temas relacionados con lo que en psicología política denominamos el mundo intrapersonal. Mientras esto piensan los venezolanos, los políticos de oposición siguen empecinados en el tema de la “dictadura de Chávez”, la idea de “cubanizar a Venezuela”, todo en torno de la figura presidencial.
Con ello, lo más importante en la agenda de los políticos no lo es en la de los venezolanos. Y eso tiene su peso político, más aun si se considera que lo social, lo económico, la igualdad y el acceso social es el principal tema del chavismo.
Ese distanciamiento entre la agenda pública y la agenda política le costará caro a la oposición. A pesar de los errores, despilfarros y desaciertos que pueda cometer el Gobierno, éste mantiene la agenda social como principal tema de la agenda política, haciendo coincidir su discurso con el casi 82% de electores de los estratos D y E que conforman el universo electoral.
Bajo este panorama podemos ver tres escenarios. 1) La oposición mantiene ese distanciamiento discursivo y el chavismo obtiene entre 120-130 plazas en la AN.
2) La oposición democratiza la elección de sus candidatos y renuncia al consenso para conformar sus listas. Sin embargo, no es suficiente, pues siguen sin agenda política. En este caso, el chavismo obtiene entre 90 y 110 curules y la oposición entre 46 y 75.
3) El último escenario (casi imposible) es aquel en el que la oposición no sólo elige democráticamente sus candidatos, los acompaña con una agenda política, sino que, además, ellos no están asociados con los actores tradicionales. Sólo entonces la oposición puede alcanzar 76 a 90 curules, colocando a Chávez en minoría.
Este último escenario depende del estricto cumplimiento de todas las variables, que vemos muy difícil dadas las características de la situación política. En conclusión, duélale a quién le duela, hay chavismo para rato, a pesar de sus propios errores.
Juan Eduardo Romero J.
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