Socialismo después del cheque o el conveniente trabajo del socialismo a destajo
Juan Carlos Torres
“Se debe asumir de una vez por todas, si lo que se quiere (queremos) es una revolución moderada en la que se mantengan los privilegios – lo que no sería más que una seudo evolución, o quizás una involución dadas las circunstancias que nos ocupan- o una revolución verdadera que implique una ruptura con lo establecido” JCTR
Hace pocos años, relativamente hablando, en Sabana Grande existía un local bautizado como Oh Gran Sol, una suerte de tasca restaurant de dos pisos que era visitada asiduamente por estudiantes de corte “progresista” de la Universidad Central de Venezuela, y la Universidad Simón Bolívar entre otras.
En ella se formaban tertulias bastante interesantes en las que se disertaba sobre las condiciones políticas del país, el sistema puntofijista, la brutal represión policial que se vivía en esa época, el acoso y persecución del que eran víctimas los estudiantes, el neoliberalismo y por supuesto, de una alternativa socialista para un país que se dirigía a la quiebra económica y social y que para aquel entonces pintaba algo utópica.
Con el correr del tiempo el Oh Gran Sol dejó de ser punto de encuentro, el mismo espacio, quizás como una casualidad irónica había sucumbido a una etapa superior del capitalismo al transformar su segundo piso en un tugurio en el que se realizaban apuestas y se “jugaba caballos”. Mientras todo eso ocurría, los Gobiernos de Lusinchi y Carlos Andrés Pérez asesinaban a estudiantes y dirigentes de izquierda como quien mata insectos en una habitación, la CANTV sería privatizada, Rafael Caldera se vengaría de Gustavo Gómez López, presidente del Banco Latino generando la peor crisis financiera de la historia y el futuro se pintaba oscuro, muy oscuro.
Las discusiones en el Oh Gran Sol, no pasaron de ser algo más que conversaciones interesantes tomando en cuenta que entre otras cosas, resulta complicado cambiar un sistema de gobierno mientras se está bajo los efectos del alcohol.
Este prolegómeno anterior, solo pretende servir de trampolín para llegar a lo que en esencia quiere expresarse con el nombre del artículo: Hace no más de dos décadas, se contaba con una pléyade de intelectuales de izquierda armados de ostentosas bibliotecas, cuya dedicación principal era escribir sobre la izquierda y el socialismo, sobre las fallas del sistema capitalista y la democracia representativa, intelectuales que sabían de memoria¿? los nombres de muchísimos autores y las teorías revolucionarias de otros tantos. Intelectuales estos, que disfrutaban con la plusvalía generada por sus escritos de whiskys no muy socialistas en locales de Sabana Grande, Las Mercedes o Los Palos Grandes. Esta suerte de raza “superior” se atrincheró en las palabras suaves y enrevesadas en las que se propugnaba la necesidad de cambios sin que se cambiara la naturaleza del sistema que les permitía disentir desde la comodidad de su sillón o desde la silla del restaurant equipado de aire acondicionado y con un equipo de meseros prestos a brindarles un servicio elegante.
Estos ilustres socialistas del pasado, representan sin duda alguna, la génesis del socialista después del cheque, del socialista a destajo, del que recibe un pago por plasmar en papel corriente, ideas que no sería capaz de defender más allá de una tribuna adecuada en un medio de difusión masiva. La historia se encargaría de demostrar ese hecho. Los que una vez pudieron ser bautizados como los ultrosos de las letras, han devenido en derechistas a ultranzas cuando se han encontrado con un gobierno que pretende insertar al país en una corriente socialista y de inclusión.
Estos socialistas a destajo, usan ahora la misma capacidad verborreica, para atacar indiscriminadamente a todo lo que parezca, huela o se vea revolucionario. No queda duda que desde el principio defendían el mismo cheque.
La segunda especie de “socialistas después del cheque” está conformada por una de menor ralea, pero no por eso menos dañina. Es aquella que ha descubierto que el color rojo no es tan feo y que de paso, no es tan peligroso si no hay toros a la vista.
Es un hecho que la administración pública está llena de esos seres, adecos, copeyanos, en fin, troyanos que cual virus informático, socavan las bases del proyecto revolucionario en la misma medida en que los organismos para los cuales trabajan sólo han cambiado la foto del presidente en las paredes de las oficinas y los logotipos que los identifican. Así, los Ministerios del Poder Popular para…(cualquiera de las funciones definidas desde el alto gobierno), las prefecturas, las alcaldías, las gobernaciones, la CANTV y hasta la misma PDVSA, terminan siendo en muchos casos, caricaturizadas por un personal, que no sólo no cree en ellas, tampoco cree en el proceso bolivariano. Son aquellos socialistas que dotan a su mini empresa particular con los insumos de los organismos en los cuales trabajan. Son aquellos socialistas que venden los cartuchos de tinta de las impresoras a precios de oferta, pues los “consiguen en el trabajo”. Son los mismos que se quejan de la amonestación porque “¿cómo se les ocurre amonestarme por comenzar a trabajar a las 10 de la mañana si así se trabaja aquí?” Son los mismos que permiten que los costosísimos equipos instalados en los Centros de Diagnóstico Integral se dañen para facilitar la referencia médica que obligue al estado a correr con los gastos de un examen en una clínica privada. Son los mismos que han dañado a la misión Mercal, favoreciendo la venta de los alimentos en el mercado negro de los buhoneros que en una actitud bien socialista, se lucran de las ventas de alimentos robados.
Evidentemente esta especie es peligrosa, en tanto que numerosa y en tanto que la corrupción deje de verse como un problema cultural y se comience a enfrentar como lo que verdaderamente es, un problema estructural. Es decir, un fenómeno que existirá mientras prevalezcan las estructuras burocráticas actuales. Ya no se trata de cambiar el nombre del organismo parta generar un efecto psicológico. Se trata, de derrumbar la estructura y crear una nueva, acorde con los cambios y asumiendo el costo de la acción.
Existe una tercera especie de socialista remunerado y que ha surgido al calor de la ¿revolución? Esta especie, es más reptílea que las anteriores. Me refiero en este caso, a los socialistas de pasillo, a aquellos que en los espacios universitarios mostraban una brillante capacidad de convocatoria, de oratoria, de convencimiento. Sujetos, que enarbolando las banderas de la igualdad, la justicia social y el pensamiento progresista, se hicieron de un nicho en espacios claves del gobierno y desde allí, asumen ahora la posición del Socialismo Light, la de la guabina, del que sale airoso ante cualquier situación pues defiende la fórmula socialista impulsada por Hugo Chávez, mientras en el ente en que regenta, continúan y se acentúan las mismas prácticas cuarto republicanas de las que se supone debía deslastrarse el proceso revolucionario.
Esta especie, es la peor de todas, porque usa un disfraz ceñido al cuerpo que le permite pasar desapercibido ante algunos, porque cuenta con el poder que le garantiza la impunidad ante muchos, porque goza de la complicidad de los mismos rastreros que han estado enquistados en los organismos públicos desde siempre y porque el pueblo de alguna manera, le permite actuar de esa manera pues continúa percibiendo en la figura del Comandante Chávez, al ministro de todos los ministerios, el gobernador de todos los estados y el alcalde de todos los municipios.
Sería injusto terminar el artículo sin admitir la existencia del socialista verdadero, del revolucionario verdadero. Este existe, y me consta de primera mano, que su trabajo en los entes gubernamentales es cuesta arriba, por decir lo menos, no obstante, ese será tema de otro escrito, Lo importante en este caso es hacer notar que ante la existencia de estas especies camaleónicas pintadas de rojo, se está ante un escenario nada halagador. Una vez más, repito como lo hice alguna vez, estamos rodeados…
Juan Carlos Torres
“Se debe asumir de una vez por todas, si lo que se quiere (queremos) es una revolución moderada en la que se mantengan los privilegios – lo que no sería más que una seudo evolución, o quizás una involución dadas las circunstancias que nos ocupan- o una revolución verdadera que implique una ruptura con lo establecido” JCTR
Hace pocos años, relativamente hablando, en Sabana Grande existía un local bautizado como Oh Gran Sol, una suerte de tasca restaurant de dos pisos que era visitada asiduamente por estudiantes de corte “progresista” de la Universidad Central de Venezuela, y la Universidad Simón Bolívar entre otras.
En ella se formaban tertulias bastante interesantes en las que se disertaba sobre las condiciones políticas del país, el sistema puntofijista, la brutal represión policial que se vivía en esa época, el acoso y persecución del que eran víctimas los estudiantes, el neoliberalismo y por supuesto, de una alternativa socialista para un país que se dirigía a la quiebra económica y social y que para aquel entonces pintaba algo utópica.
Con el correr del tiempo el Oh Gran Sol dejó de ser punto de encuentro, el mismo espacio, quizás como una casualidad irónica había sucumbido a una etapa superior del capitalismo al transformar su segundo piso en un tugurio en el que se realizaban apuestas y se “jugaba caballos”. Mientras todo eso ocurría, los Gobiernos de Lusinchi y Carlos Andrés Pérez asesinaban a estudiantes y dirigentes de izquierda como quien mata insectos en una habitación, la CANTV sería privatizada, Rafael Caldera se vengaría de Gustavo Gómez López, presidente del Banco Latino generando la peor crisis financiera de la historia y el futuro se pintaba oscuro, muy oscuro.
Las discusiones en el Oh Gran Sol, no pasaron de ser algo más que conversaciones interesantes tomando en cuenta que entre otras cosas, resulta complicado cambiar un sistema de gobierno mientras se está bajo los efectos del alcohol.
Este prolegómeno anterior, solo pretende servir de trampolín para llegar a lo que en esencia quiere expresarse con el nombre del artículo: Hace no más de dos décadas, se contaba con una pléyade de intelectuales de izquierda armados de ostentosas bibliotecas, cuya dedicación principal era escribir sobre la izquierda y el socialismo, sobre las fallas del sistema capitalista y la democracia representativa, intelectuales que sabían de memoria¿? los nombres de muchísimos autores y las teorías revolucionarias de otros tantos. Intelectuales estos, que disfrutaban con la plusvalía generada por sus escritos de whiskys no muy socialistas en locales de Sabana Grande, Las Mercedes o Los Palos Grandes. Esta suerte de raza “superior” se atrincheró en las palabras suaves y enrevesadas en las que se propugnaba la necesidad de cambios sin que se cambiara la naturaleza del sistema que les permitía disentir desde la comodidad de su sillón o desde la silla del restaurant equipado de aire acondicionado y con un equipo de meseros prestos a brindarles un servicio elegante.
Estos ilustres socialistas del pasado, representan sin duda alguna, la génesis del socialista después del cheque, del socialista a destajo, del que recibe un pago por plasmar en papel corriente, ideas que no sería capaz de defender más allá de una tribuna adecuada en un medio de difusión masiva. La historia se encargaría de demostrar ese hecho. Los que una vez pudieron ser bautizados como los ultrosos de las letras, han devenido en derechistas a ultranzas cuando se han encontrado con un gobierno que pretende insertar al país en una corriente socialista y de inclusión.
Estos socialistas a destajo, usan ahora la misma capacidad verborreica, para atacar indiscriminadamente a todo lo que parezca, huela o se vea revolucionario. No queda duda que desde el principio defendían el mismo cheque.
La segunda especie de “socialistas después del cheque” está conformada por una de menor ralea, pero no por eso menos dañina. Es aquella que ha descubierto que el color rojo no es tan feo y que de paso, no es tan peligroso si no hay toros a la vista.
Es un hecho que la administración pública está llena de esos seres, adecos, copeyanos, en fin, troyanos que cual virus informático, socavan las bases del proyecto revolucionario en la misma medida en que los organismos para los cuales trabajan sólo han cambiado la foto del presidente en las paredes de las oficinas y los logotipos que los identifican. Así, los Ministerios del Poder Popular para…(cualquiera de las funciones definidas desde el alto gobierno), las prefecturas, las alcaldías, las gobernaciones, la CANTV y hasta la misma PDVSA, terminan siendo en muchos casos, caricaturizadas por un personal, que no sólo no cree en ellas, tampoco cree en el proceso bolivariano. Son aquellos socialistas que dotan a su mini empresa particular con los insumos de los organismos en los cuales trabajan. Son aquellos socialistas que venden los cartuchos de tinta de las impresoras a precios de oferta, pues los “consiguen en el trabajo”. Son los mismos que se quejan de la amonestación porque “¿cómo se les ocurre amonestarme por comenzar a trabajar a las 10 de la mañana si así se trabaja aquí?” Son los mismos que permiten que los costosísimos equipos instalados en los Centros de Diagnóstico Integral se dañen para facilitar la referencia médica que obligue al estado a correr con los gastos de un examen en una clínica privada. Son los mismos que han dañado a la misión Mercal, favoreciendo la venta de los alimentos en el mercado negro de los buhoneros que en una actitud bien socialista, se lucran de las ventas de alimentos robados.
Evidentemente esta especie es peligrosa, en tanto que numerosa y en tanto que la corrupción deje de verse como un problema cultural y se comience a enfrentar como lo que verdaderamente es, un problema estructural. Es decir, un fenómeno que existirá mientras prevalezcan las estructuras burocráticas actuales. Ya no se trata de cambiar el nombre del organismo parta generar un efecto psicológico. Se trata, de derrumbar la estructura y crear una nueva, acorde con los cambios y asumiendo el costo de la acción.
Existe una tercera especie de socialista remunerado y que ha surgido al calor de la ¿revolución? Esta especie, es más reptílea que las anteriores. Me refiero en este caso, a los socialistas de pasillo, a aquellos que en los espacios universitarios mostraban una brillante capacidad de convocatoria, de oratoria, de convencimiento. Sujetos, que enarbolando las banderas de la igualdad, la justicia social y el pensamiento progresista, se hicieron de un nicho en espacios claves del gobierno y desde allí, asumen ahora la posición del Socialismo Light, la de la guabina, del que sale airoso ante cualquier situación pues defiende la fórmula socialista impulsada por Hugo Chávez, mientras en el ente en que regenta, continúan y se acentúan las mismas prácticas cuarto republicanas de las que se supone debía deslastrarse el proceso revolucionario.
Esta especie, es la peor de todas, porque usa un disfraz ceñido al cuerpo que le permite pasar desapercibido ante algunos, porque cuenta con el poder que le garantiza la impunidad ante muchos, porque goza de la complicidad de los mismos rastreros que han estado enquistados en los organismos públicos desde siempre y porque el pueblo de alguna manera, le permite actuar de esa manera pues continúa percibiendo en la figura del Comandante Chávez, al ministro de todos los ministerios, el gobernador de todos los estados y el alcalde de todos los municipios.
Sería injusto terminar el artículo sin admitir la existencia del socialista verdadero, del revolucionario verdadero. Este existe, y me consta de primera mano, que su trabajo en los entes gubernamentales es cuesta arriba, por decir lo menos, no obstante, ese será tema de otro escrito, Lo importante en este caso es hacer notar que ante la existencia de estas especies camaleónicas pintadas de rojo, se está ante un escenario nada halagador. Una vez más, repito como lo hice alguna vez, estamos rodeados…
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