sábado, 4 de abril de 2009

El racismo estadounidense asesina a Martin Luther King, líder de las luchas contra la discriminación racial, aún viva contra negros, hispanos y asiáti


Es asesinado en Memphis (Tennessee, EEUU) Martin Luther King, líder pacifista del movimiento negro estadounidense y Premio Nobel de la Paz
"Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material", dijo Martin Luther King en 1963, en su famoso discurso "Yo tengo un sueño".
Organizó y llevó a cabo marchas por el derecho al voto, la no discriminación, y otros derechos civiles básicos. La mayoría de estos derechos fueron promulgados en las leyes de USA con la aprobación del Acta de los Derechos Civiles y el Acta de los derechos de votación. Es tal vez más famoso por su discurso “I Have a Dream (Yo tengo un sueño)” dado en frente del Monumento a Lincoln durante una Marcha.
41 años después de su asesinato, el sueño de Martin Luther King sigue vivo
El 4 de abril de 1968 el pastor Martín Luther King fue asesinado en Memphis (Tennessee). Pero sus ideas siguen vigentes, porque su sueño, hacer realidad el arrollador movimiento de los derechos civiles, aún no es una realidad completa.
Su muerte provocó graves disturbios en más de 100 ciudades de ese país e hizo que se convirtiera en un mártir de la lucha por los derechos cívicos y la igualdad racial.
Martin Luther King nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta (Georgia).
En 1951 se Graduó en el Crozer Theological , y realizó estudios de posgrado en la Universidad de Boston. Allí entró en contacto con las ideas del pacifista y nacionalista hindú Gandhi, las cuales se convirtieron en el centro de su propia filosofía de vida y lucha política. La prioridad del movimiento de King fue la de no responder a la violencia con más violencia. Esta lógica fue entendida como estrategia principal de su resistencia.
En 1963 se puso al frente en Birmingham (Alabama) de una campaña a favor de los derechos civiles para lograr el censo de los votantes negros a los que se les había prohibido el ejercicio de su derecho. Durante su misión de lucha fue arrestado varias veces.
Protestar contra la discriminación
En concordancia con estas ideas, en 1955 formó parte de un boicot contra una compañía de transportes públicos en la que se había cometido la injusticia de provocar el arresto de una mujer negra que se había negado a dejar su asiento libre para que un pasajero blanco se sentara.
En medio de la protesta que se generó por el suceso, Martin Luther King dijo: "No tenemos otra opción que la protesta. Han sido muchos los años de notable paciencia, hasta el punto de que, en ocasiones, hemos dado a nuestros hermanos blancos la impresión de que nos gustaba el modo en que nos trataban. Pero esta noche estamos aquí para liberarnos de esa paciencia que nos ha hecho pacientes con algo tan importante como la libertad y la justicia".
La protesta se llevó a cabo durante 381 días y a consecuencia de ello, Luther King fue arrestado y encarcelado, su vivienda fue destrozada y recibió muchas amenazas de muerte.
En 1956 los seguidores de este revolucionario pusieron fin a las protestas al conocer la ordenanza del Tribunal Supremo que prohibía la segregación en el transporte público de la ciudad.
"Yo tengo un sueño"
El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su discurso "Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento a Lincoln en Washington.
En esa maravillosa intervención expresó: "Debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación".
"Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra", dijo entonces.
Ese día, 200 mil personas que habían marchado junto a él en apoyo de los derechos civiles, le oyeron pronunciar también: "Sueño con el día en que esta nación se levante para vivir de acuerdo con su creencia en la verdad evidente de que todos los hombres son creados iguales". En 1964 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.
A pesar de todo fue objetado por los hombres de su misma raza. En Chicago, los baptistas negros locales se le opusieron públicamente. También allí los manifestantes plantaron bandas de blancos, dirigidos por miembros del Ku Klux Klan, que provocaron enfrentamientos.
¿Quién asesinó a Martin Luther King?
El 4 de abril de 1968, un francotirador asesinó a Martin Luther King mientras se encontraba en el balcón de un motel de Memphis, Tennessee. Enseguida circularon historias de encubrimientos y complicidad del gobierno, sospechas que no han disminuido con el tiempo.
Se han ofrecido varias versiones sobre el asesinato de Martin Luther King. Desde la historia "oficial" de 1968, que consideraba a James Earl Ray, un delincuente de poca monta, como el único autor del asesinato, hasta la declaración posterior que realizó James Earl Ray, afirmando que fue víctima de la trampa que le tendió "Raul", el verdadero asesino; o la versión de 1978, del informe del Comité sobre Asesinatos de la Cámara de Representantes (HSCA), que declaraba que James Earl Ray fue únicamente el ejecutor de una conspiración.
También existe la teoría de que las agencias del gobierno federal estaban detrás de Martin Luther King y tenían más motivos para eliminarle que James Earl Ray.
El crimen fue el resultado de una furiosa campaña en la prensa y TV contra Martin Luther King, a quien acusaban de intentar dividir a Estados Unidos y servir a la causa comunista. Además de la campaña mediática se hicieron circular millones de volantes y caricaturas ridiculizando a los negros. En uno de sus discursos, King dijo: “Tengo un sueño: Que algún día todos los hombres sean iguales…”, frase que se convirtió en el emblema de la lucha por la igualdad racial.
A pesar de las luchas de Martin Luther King, la segregación racial sigue vigente en Estados Unidos. Los maltratos a la población negra e hispana, la violencia policial en las calles, las decisiones discriminatorias en los tribunales de justicia, los bajos salarios y la abierta discriminación en el otorgamiento de viviendas, empleos, acceso a los hospitales al seguro, comprueban el imperio racista. En los últimos años ha sido denunciada la discriminación en las Fuerzas Armadas y en las operaciones militares. A los negros se les asignan las misiones más peligrosas y arriesgadas en la guerra de Irak. No es extraño que la mayoría de las bajas en la guerra en Irak y Afganistán sean de origen afroamericano e hispano.
La discriminación racial se puso en evidencia con la política del ex presidente George W. Bush contra los inmigrantes hispanos, en el asesinato de miles de mexicanos que buscan una oportunidad de llegar a Estados Unidos a través de la frontera y la construcción de un muro para separar las fronteras con México.
EXTRACTO DEL FAMOSO DISCURSO
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".
Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca.
Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro:
"¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"
Washington, DC 28 de agosto de 1963

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