Signos del tiempo
Piedra de Tranca “Diario Vea”
Dos signos marcan el tiempo de la oposición.
El primero de ellos es el autoexilio de Manuel Rosales. Después de haber amenazado con forjar un liderazgo desde las “catacumbas” de la clandestinidad y convertirse así en una especie de héroe al estilo de los rebeldes de la década de los años sesenta, Manuel reculó. Se le metió el culillo entre pecho y espalda. Ahora será uno más de esa lista de auto exilados que se dan nota ellos mismos como “perseguidos por la dictadura de Chávez” para obtener espacio en la prensa golpista y justificar el turismo de lujo. Dicen que se acogerá al asilo en Perú, pero la verdad es que ya tiene residencia en Miami, al lado de sus viejos compañeros de AD, prófugos de la justicia. La huída de Rosales, es un signo de desmoralización, vergonzosa confesión de culpabilidad en la causa que se le sigue por abusos contra el patrimonio público.
El otro signo es más risible. Se trata de la “unidad” cantada por Ledezma al lado de una camada de grupúsculos. No aparecen en la lista algunas tendencias con más votos, es decir que la tal unidad está más maltrecha que perro apaleado. Lo que ocurre no es otra cosa sino las apetencias presidenciales de Antonio. Ya aburre a todos con su insistencia en ser candidato “porque sí”. Nadie ha hecho un papel más ridículo en la Alcaldía Mayor. Quiso convertir en una trinchera para desafiar el orden institucional y montar una guerrilla contra el Estado Nacional. Las cosas le han salido por la culata y por supuesto no tiene capacidad de convocatoria para reunir en torno a su nombre un flamante “frente de oposición”.
EL FRENTE LEDEZMA DURARÁ lo que un suspiro en las puertas de un colegio. El comentario de Ramos Allup fue terminante cuando lo convocaron a la reunión: Dile que para candidaturas presidenciales es demasiado amanecer. Está de más la carcajada que provoca el llamamiento a “dominar la calle”. Bueno, en eso andan desde hace 10 años y ni siquiera las guarimbas han podido mantener el ánimo. No hay en la oposición moral suficiente para arrebatarle las calles al chavismo. Son sueños de Ledezma y su frente de currutacos, cuatro gatos cuyas apetencias son figurar dando declaraciones en Globovisión. De allí no pasarán
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