jueves, 21 de agosto de 2008

Dalia Contreras soñó con el bronce desde el principio y hasta el fin de la jornada

Dalia Contreras mostró orgullosa su medalla al mundo entero.

Lloró largamente de la emoción tras el combate y sonrió en el podio
"Esa medalla es mía, esa medalla es mía, esa medalla es mía... Ese fue el único pensamiento que cruzó mi mente. Me acosté con esa idea fija y me levanté con la firme intención de convertir el sueño en realidad. Llegué al gimnasio y había mucha gente. Me puse nerviosa, pero una vez más me concentré y me dije a mí misma: esa medalla es mía, esa medalla es mía, esa medalla es mía... Y ahora exhibe el bronce sobre su pecho y lo muestra orgullosa al mundo.
Dalia Contreras, quien cumplió 25 años el mismo día en que subió al podio olímpico, ahora sólo piensa en su familia.
"Quiero abrazarlos, estar con ellos, comerme las arepas, la pasta y la carne que me cocina mi mamá y luego irme de vacaciones para Margarita".
Y el clan, compuesto por sus padres y 12 hermanos, espera con ansias su regreso. "Estamos en vela, no hemos pegado el ojo. La casa se llenó de familiares y amigos. Saltamos de alegría cuando ganó la medalla y mi mamá se mareó de tanta emoción", confiesa su hermano Juan Carlos Contreras, principal responsable de que Dalia se haya dedicado a practicar taekwondo cuando eran niños y la medallista olímpica aún vivía en Cabudare, donde aún reside su numerosa familia.
Hung Ki Kim, Arlindo y Adriana, junto al resto de la selección, la aupaban desde la tribuna. "Verlos me reconfortó mucho. Hung Ki Kim es mi segundo padre. Arlindo, mi profesor y amigo y Adriana, mi inspiración. Yo estuve con ella hace cuatro años cuando se ganó la medalla de bronce en Atenas. Viví toda su gloria. Hoy aquí ella fue mi guía, me aconsejó y me tranquilizó en los picos de ansiedad. Fue una gran aliada".
Dalia postergará el festejo por su medalla allá en Pekín. Hung Ki Kim, con disciplina marcial, ordenó que la celebración se haga después de que todos los competidores del taekwondo hayan cumplido con sus compromisos.
Mientras, los Contreras son pura fiesta. "Iremos a recibirla en Caracas, después ella estará un par de días en Anzoátegui y de allí vendrá a Lara, donde le haremos una gran recepción".
Los padres, hermanos y sobrinos siguen sin descansar. La casa está llena de gente y sobran las muestras de cariño. "Esto es increíble. Tenemos muchas ganas de verla. Yo quiero darle un abrazo", dice Juan Carlos.
Y en Cabudare todos quieren acariciar el premio. Disfrutar de la gloria de Dalia, quien se propuso a conquistar una medalla y lo consiguió.

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