Tiempo para fortalecerse
Las elecciones del 2010 son una prueba dura para el movimiento bolivariano, tal vez la más difícil de las enfrentadas por el gobierno de Chávez en el marco de los procesos electorales.
La contrarrevolución ha sacado provecho de varias circunstancias negativas, entre ellas las repercusiones de la crisis económica mundial y la caída de los precios petroleros, la crisis del sector eléctrico y el racionamiento de luz en casi todo el país y el fenómeno del “Niño” que impuso restricciones en la distribución y consumo del agua.
En momentos de dificultades, el movimiento revolucionario debe responder con un desarrollo más activo de la línea de unidad popular en todos los frentes de combate.
Es tiempo de fortalecer las relaciones de unidad y alianza con todos los sectores antiimperialistas, no sólo a nivel de partidos políticos sino de las organizaciones de la juventud y de los estudiantes, de los intelectuales y trabajadores de la cultura, del movimiento sindical y de la clase obrera.
Todo avance en las relaciones de unidad y alianza debe impulsar la unidad y organización por la base, en los barrios, universidades, liceos, fábricas.
La unidad es para defender el proceso revolucionario; para reforzar la organización popular por la base; para superar el fraccionamiento, el grupalismo, el sectarismo y las tendencias personalistas.
Es tiempo de fortalecerse para la gran batalla electoral de 2010 y no hay otro camino sino la unidad en las filas de la revolución y del pueblo.
Las elecciones del 2010 son una prueba dura para el movimiento bolivariano, tal vez la más difícil de las enfrentadas por el gobierno de Chávez en el marco de los procesos electorales.
La contrarrevolución ha sacado provecho de varias circunstancias negativas, entre ellas las repercusiones de la crisis económica mundial y la caída de los precios petroleros, la crisis del sector eléctrico y el racionamiento de luz en casi todo el país y el fenómeno del “Niño” que impuso restricciones en la distribución y consumo del agua.
En momentos de dificultades, el movimiento revolucionario debe responder con un desarrollo más activo de la línea de unidad popular en todos los frentes de combate.
Es tiempo de fortalecer las relaciones de unidad y alianza con todos los sectores antiimperialistas, no sólo a nivel de partidos políticos sino de las organizaciones de la juventud y de los estudiantes, de los intelectuales y trabajadores de la cultura, del movimiento sindical y de la clase obrera.
Todo avance en las relaciones de unidad y alianza debe impulsar la unidad y organización por la base, en los barrios, universidades, liceos, fábricas.
La unidad es para defender el proceso revolucionario; para reforzar la organización popular por la base; para superar el fraccionamiento, el grupalismo, el sectarismo y las tendencias personalistas.
Es tiempo de fortalecerse para la gran batalla electoral de 2010 y no hay otro camino sino la unidad en las filas de la revolución y del pueblo.
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