AN conmemoró décimo aniversario de la Constitución Nacional
A sus 10 años, el proceso constituyente no ha culminado y todavía avanza hacia la consolidación de la V República, que está contenida en la actual Carta Magna, expresó este martes la presidenta de la Asamblea Nacional (AN), Cilia Flores.
Su señalamiento lo hizo al inicio de la sesión especial de la AN, efectuada este martes a las afueras del Palacio Federal Legislativo, junto con el pueblo y autoridades del Estado venezolano, a fin de celebrar los 10 años de la Asamblea Nacional Constituyente y de la aprobación de la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
La actual Constitución, aprobada el 15 de diciembre de 1999 por más de 70% de los votos, colmó las expectativas no sólo de los venezolanos, sino del resto de los países de la región.
La nueva Carta Magna fue el primer paso para iniciar un verdadero proceso de transición del capitalismo hacia el Socialismo del siglo XXI.
La Constitución rescata el legado histórico de la generación emancipadora; se incorpora al texto constitucional como valores superiores del ordenamiento jurídico de Estado y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad individual y social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética pública y el pluralismo político, llevado con respeto y altura.
Se les reconoce sus derechos a los descendientes afroamericanos y a los indígenas, quienes hoy gozan de los mismos derechos que cualquier otro venezolano, con lo que se instaura la igualdad de todos dentro del territorio nacional.
Igualmente, la Constitución reconoce expresamente el principio de progresividad en la protección de tales derechos, conforme al cual el Estado garantizará a toda persona el ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de estos.
A sus 10 años, el proceso constituyente no ha culminado y todavía avanza hacia la consolidación de la V República, que está contenida en la actual Carta Magna, expresó este martes la presidenta de la Asamblea Nacional (AN), Cilia Flores.
Su señalamiento lo hizo al inicio de la sesión especial de la AN, efectuada este martes a las afueras del Palacio Federal Legislativo, junto con el pueblo y autoridades del Estado venezolano, a fin de celebrar los 10 años de la Asamblea Nacional Constituyente y de la aprobación de la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
La actual Constitución, aprobada el 15 de diciembre de 1999 por más de 70% de los votos, colmó las expectativas no sólo de los venezolanos, sino del resto de los países de la región.
La nueva Carta Magna fue el primer paso para iniciar un verdadero proceso de transición del capitalismo hacia el Socialismo del siglo XXI.
La Constitución rescata el legado histórico de la generación emancipadora; se incorpora al texto constitucional como valores superiores del ordenamiento jurídico de Estado y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad individual y social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética pública y el pluralismo político, llevado con respeto y altura.
Se les reconoce sus derechos a los descendientes afroamericanos y a los indígenas, quienes hoy gozan de los mismos derechos que cualquier otro venezolano, con lo que se instaura la igualdad de todos dentro del territorio nacional.
Igualmente, la Constitución reconoce expresamente el principio de progresividad en la protección de tales derechos, conforme al cual el Estado garantizará a toda persona el ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de estos.
Pueblo venezolano celebra 10 años de la aprobación de la Constitución Bolivariana
Con motivo de la conmemoración del décimo aniversario de la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, miles de venezolanos entre caraqueños y provenientes de otros sectores y entidades del país, se dieron cita en la Avenida Universidad de la ciudad capital, para reiterar una vez más el apoyo incondicional a la Carta Magna.
Con aires de fiesta y con la alegría que caracteriza al pueblo venezolano, dirigentes del PSUV organizaron este martes actividades especiales, acompañadas con música y pancartas, alusivas a esta celebración, escoltadas por la comunidad con una sola voz y espíritu, expresando así su apoyo y reivindicación incondicional a la Revolución Bolivariana.
Entre los presentes en la celebración, Franklin Querales, proveniente del estado Lara, comentó: "La Constitución ha servido para profundizar y fortalecer la participación popular y para crear espacios internacionales que ha permitido un gran intercambio más allá de nuestras fronteras".
Pedro Rondón, residente en el Distrito Capital, manifestó asimismo que "hoy más que nunca y a diferencia de otros gobiernos venezolanos, el pueblo se ha preocupado en adquirir su Constitución, leerla, conocerla, estudiarla y hacer cumplir sus leyes, dándole así el poder a los ciudadanos para expresarse".
Asimismo agregó que con la creación de más de 30 mil consejos comunales aprobados por la Asamblea Nacional, los cuales son espacios de articulación, debate, inclusión y construcción de nuevos movimientos políticos socialista de participación popular, activación de los derechos humanos e igualdad para todos los ciudadanos; es muestra del poder de la máxima Carta Magna que tiene el pueblo soberano.
Por su parte, testimonios de los miembros de la dirigencia juvenil del programa Mil Veces Juventud, del PSUV, expresaron: "Esta Constitución está basada en los pensamientos bolivarianos, robinsonianos y zamoranos. El pueblo está apoyando esto, porque por primera vez en Venezuela está participando de manera protagónica en los procesos políticos, es decir, ha asumido su protagonismo, y el presidente Hugo Chávez Frías, es quien le ha dado la voz al pueblo, de manera democrática".
Con motivo de la conmemoración del décimo aniversario de la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, miles de venezolanos entre caraqueños y provenientes de otros sectores y entidades del país, se dieron cita en la Avenida Universidad de la ciudad capital, para reiterar una vez más el apoyo incondicional a la Carta Magna.
Con aires de fiesta y con la alegría que caracteriza al pueblo venezolano, dirigentes del PSUV organizaron este martes actividades especiales, acompañadas con música y pancartas, alusivas a esta celebración, escoltadas por la comunidad con una sola voz y espíritu, expresando así su apoyo y reivindicación incondicional a la Revolución Bolivariana.
Entre los presentes en la celebración, Franklin Querales, proveniente del estado Lara, comentó: "La Constitución ha servido para profundizar y fortalecer la participación popular y para crear espacios internacionales que ha permitido un gran intercambio más allá de nuestras fronteras".
Pedro Rondón, residente en el Distrito Capital, manifestó asimismo que "hoy más que nunca y a diferencia de otros gobiernos venezolanos, el pueblo se ha preocupado en adquirir su Constitución, leerla, conocerla, estudiarla y hacer cumplir sus leyes, dándole así el poder a los ciudadanos para expresarse".
Asimismo agregó que con la creación de más de 30 mil consejos comunales aprobados por la Asamblea Nacional, los cuales son espacios de articulación, debate, inclusión y construcción de nuevos movimientos políticos socialista de participación popular, activación de los derechos humanos e igualdad para todos los ciudadanos; es muestra del poder de la máxima Carta Magna que tiene el pueblo soberano.
Por su parte, testimonios de los miembros de la dirigencia juvenil del programa Mil Veces Juventud, del PSUV, expresaron: "Esta Constitución está basada en los pensamientos bolivarianos, robinsonianos y zamoranos. El pueblo está apoyando esto, porque por primera vez en Venezuela está participando de manera protagónica en los procesos políticos, es decir, ha asumido su protagonismo, y el presidente Hugo Chávez Frías, es quien le ha dado la voz al pueblo, de manera democrática".
Balance a una década
Esta semana conmemoramos una década de ser aprobada por el soberano la nueva Constitución. Lejos estábamos en 1999 de imaginar las bajas pasiones y mezquindades que desataría su ejecútese. La oligarquía sacaba sus nuevas cuentas, aprestándose, con su repertorio de lisonjas, presiones y sobornos a torcer la voluntad popular. Otros, camaleones de la política, se sumaron de manera oportunista a la corriente de la historia, intentando cambiar todo para que todo siguiera igual.
Bastó que, en el 2001, se pisara el acelerador, con la aprobación de leyes que ponían freno a la brutalidad del capital, para que comenzaran a caerse las máscaras y se desatara la furia reaccionaria.
Llega el 2002: golpe de estado, terrorismo, paro patronal... Una y otra vez, la conspiración fue derrotada. El poder económico de los poderosos y los perritos falderos politiqueros que se beneficiaron de él, mientras a la vez lo alimentaban, pierden una batalla tras otra.
No hay que confiarse, la simbiosis oligarquía-burocracia política, vivita y coleando, busca desesperadamente oxígeno en nuevas consignas y rostros; debaten, hasta ahora inútilmente, el camino para enfrentar el liderazgo del Comandante Presidente y la decisión del pueblo bolivariano de transformar el país.
Complejos problemas enfrenta el gobierno revolucionario. Las viejas y nocivas mañas que heredamos hacen peligrar la revolución. La corrupción, la burocracia, la desconfianza hacia el pueblo, el desconocimiento de la voluntad popular, las rencillas internas, la ambición por un cargo público, la falta de formación política; todos estos factores conspiran tanto o más que la oposición golpista, mejor dicho, son expresiones de esta misma, infiltrada en el aparato estatal o el partido.
Si hacemos un balance del cumplimiento de los preceptos constitucionales veremos, sin duda, grandes logros. Hemos alcanzado metas de gran impacto social en materia de educación y salud, por ejemplo. Pero pudo ser más. Debemos lograr mucho más. Se nos acaba el tiempo de las rectificaciones. La contrarrevolución es más peligrosa por nuestras debilidades que por su fortaleza.
Superemos los errores, profundicemos las metas. La Constitución tiene justo la vigencia y el vigor que le imprimen nuestros brazos y corazones.
Esta semana conmemoramos una década de ser aprobada por el soberano la nueva Constitución. Lejos estábamos en 1999 de imaginar las bajas pasiones y mezquindades que desataría su ejecútese. La oligarquía sacaba sus nuevas cuentas, aprestándose, con su repertorio de lisonjas, presiones y sobornos a torcer la voluntad popular. Otros, camaleones de la política, se sumaron de manera oportunista a la corriente de la historia, intentando cambiar todo para que todo siguiera igual.
Bastó que, en el 2001, se pisara el acelerador, con la aprobación de leyes que ponían freno a la brutalidad del capital, para que comenzaran a caerse las máscaras y se desatara la furia reaccionaria.
Llega el 2002: golpe de estado, terrorismo, paro patronal... Una y otra vez, la conspiración fue derrotada. El poder económico de los poderosos y los perritos falderos politiqueros que se beneficiaron de él, mientras a la vez lo alimentaban, pierden una batalla tras otra.
No hay que confiarse, la simbiosis oligarquía-burocracia política, vivita y coleando, busca desesperadamente oxígeno en nuevas consignas y rostros; debaten, hasta ahora inútilmente, el camino para enfrentar el liderazgo del Comandante Presidente y la decisión del pueblo bolivariano de transformar el país.
Complejos problemas enfrenta el gobierno revolucionario. Las viejas y nocivas mañas que heredamos hacen peligrar la revolución. La corrupción, la burocracia, la desconfianza hacia el pueblo, el desconocimiento de la voluntad popular, las rencillas internas, la ambición por un cargo público, la falta de formación política; todos estos factores conspiran tanto o más que la oposición golpista, mejor dicho, son expresiones de esta misma, infiltrada en el aparato estatal o el partido.
Si hacemos un balance del cumplimiento de los preceptos constitucionales veremos, sin duda, grandes logros. Hemos alcanzado metas de gran impacto social en materia de educación y salud, por ejemplo. Pero pudo ser más. Debemos lograr mucho más. Se nos acaba el tiempo de las rectificaciones. La contrarrevolución es más peligrosa por nuestras debilidades que por su fortaleza.
Superemos los errores, profundicemos las metas. La Constitución tiene justo la vigencia y el vigor que le imprimen nuestros brazos y corazones.
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