El desastre urbanístico de EL HATILLO
Roberto Franco (Especial …Y Ahora).-
Roberto Franco (Especial …Y Ahora).-
En general, el problema urbanístico en la ciudad de Caracas ha venido agravándose en los últimos años. Pero donde la situación ha alcanzado niveles de mayor deterioro es en los municipios urbanos de Chacao, Baruta y
El Hatillo, justamente aquellos gobernados por la oposición en los últimos diez años del advenimiento de la revolución bolivariana.
En el caso particular del municipio El Hatillo, municipio que paradójicamente fue declarado municipio ecológico, el problema urbanístico en los últimos años puede calificarse de desastre.
Los gobiernos municipales que hemos tenido en El Hatillo han estado todos ellos en manos de partidos de la oposición, en los dos períodos anteriores con Proyecto Venezuela y diversos aliados y, en el actual, con la coalición opositora que lideran AD, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia. Con pequeños matices, toda la oposición en El Hatillo ha contribuido a la actual situación de desorden en el terreno urbanístico que caracteriza al municipio.
Entre las características que definen el actual desastre urbanístico pueden señalarse: la alta densificación de los inmuebles destinados a vivienda, la construcción de grandes proyectos destinados al comercio y otros servicios (centros comerciales, ferreterías, supermercados) y la insuficiencia de la infraestructura de servicios públicos, donde destacan la vialidad, el transporte, el abastecimiento de agua, energía eléctrica y los servicios de educación, cultura y recreación.
En lo que se refiere al incremento de la densificación de los desarrollos habitacionales hay que destacar que la totalidad de los mismos están dirigidos al sector de la población de altos ingresos. Los inmuebles construidos, por los elevados precios que, en promedio, exceden el millón de bolívares actuales ( mil millones de los viejos), ni siquiera están al alcance de la clase media profesional. Existen serias dudas sobre la viabilidad de muchos de estos desarrollos y acerca de la manera como fueron otorgados los respectivos permisos de construcción por la Alcaldía. No se han construido en El Hatillo desarrollos de vivienda destinado a los trabajadores y clase media baja.
Todos padecemos en El Hatillo, la insuficiencia de los servicios públicos básicos. La vialidad no está en capacidad de soportar el creciente número de vehículos de los habitantes y menos aun de los de los visitantes de fin de semana.
Los grandes embotellamientos y las largas colas de vehículos obligan a los pobladores del municipio a salir a sus trabajos de madrugada y a regresar después de las nueve de la noche.
El servicio de transporte público es de pésima calidad, agravándose en las horas pico, convirtiendo el entrar y salir del municipio para los que no poseen vehículo propio, en incomodidad y pérdida de tiempo
El supuesto “progreso” ha venido trastocando al hermoso y bucólico pueblo. El afán de lucro de los urbanizadores no permite pensar en viviendas para los sectores de bajos recursos. (Foto: Alicia Granadillo).
Quienes tenían alguna esperanza de que con la nueva alcaldesa algunas cosas pudieran cambiar, muy rápidamente se han desencantado.
Lo que prevalece con la nueva administración municipal es la misma inercia, vicios, incapacidad, y falta de preocupación por los problemas de los sectores populares.
En cuanto al problema del agua, crónico en el municipio, los nuevos desarrollos habitacionales, comerciales y de servicios, lo han agravado hasta límites insufribles, especialmente en las comunidades populares donde antes llegaba algo y ahora no llega nada.
¿Que podría hacerse para comenzar a revertir esta lamentable situación?
En primer lugar, discutir y aprobar un nuevo plan de ordenamiento urbanístico; desarrollar un proyecto de vialidad que contemple nuevas vías de enlace con Caracas; desarrollar proyectos de vivienda popular y; mejorar el servicio de transporte público, ampliando la operación del metrobús.
El Hatillo, justamente aquellos gobernados por la oposición en los últimos diez años del advenimiento de la revolución bolivariana.
En el caso particular del municipio El Hatillo, municipio que paradójicamente fue declarado municipio ecológico, el problema urbanístico en los últimos años puede calificarse de desastre.
Los gobiernos municipales que hemos tenido en El Hatillo han estado todos ellos en manos de partidos de la oposición, en los dos períodos anteriores con Proyecto Venezuela y diversos aliados y, en el actual, con la coalición opositora que lideran AD, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia. Con pequeños matices, toda la oposición en El Hatillo ha contribuido a la actual situación de desorden en el terreno urbanístico que caracteriza al municipio.
Entre las características que definen el actual desastre urbanístico pueden señalarse: la alta densificación de los inmuebles destinados a vivienda, la construcción de grandes proyectos destinados al comercio y otros servicios (centros comerciales, ferreterías, supermercados) y la insuficiencia de la infraestructura de servicios públicos, donde destacan la vialidad, el transporte, el abastecimiento de agua, energía eléctrica y los servicios de educación, cultura y recreación.
En lo que se refiere al incremento de la densificación de los desarrollos habitacionales hay que destacar que la totalidad de los mismos están dirigidos al sector de la población de altos ingresos. Los inmuebles construidos, por los elevados precios que, en promedio, exceden el millón de bolívares actuales ( mil millones de los viejos), ni siquiera están al alcance de la clase media profesional. Existen serias dudas sobre la viabilidad de muchos de estos desarrollos y acerca de la manera como fueron otorgados los respectivos permisos de construcción por la Alcaldía. No se han construido en El Hatillo desarrollos de vivienda destinado a los trabajadores y clase media baja.
Todos padecemos en El Hatillo, la insuficiencia de los servicios públicos básicos. La vialidad no está en capacidad de soportar el creciente número de vehículos de los habitantes y menos aun de los de los visitantes de fin de semana.
Los grandes embotellamientos y las largas colas de vehículos obligan a los pobladores del municipio a salir a sus trabajos de madrugada y a regresar después de las nueve de la noche.
El servicio de transporte público es de pésima calidad, agravándose en las horas pico, convirtiendo el entrar y salir del municipio para los que no poseen vehículo propio, en incomodidad y pérdida de tiempo
El supuesto “progreso” ha venido trastocando al hermoso y bucólico pueblo. El afán de lucro de los urbanizadores no permite pensar en viviendas para los sectores de bajos recursos. (Foto: Alicia Granadillo).
Quienes tenían alguna esperanza de que con la nueva alcaldesa algunas cosas pudieran cambiar, muy rápidamente se han desencantado.
Lo que prevalece con la nueva administración municipal es la misma inercia, vicios, incapacidad, y falta de preocupación por los problemas de los sectores populares.
En cuanto al problema del agua, crónico en el municipio, los nuevos desarrollos habitacionales, comerciales y de servicios, lo han agravado hasta límites insufribles, especialmente en las comunidades populares donde antes llegaba algo y ahora no llega nada.
¿Que podría hacerse para comenzar a revertir esta lamentable situación?
En primer lugar, discutir y aprobar un nuevo plan de ordenamiento urbanístico; desarrollar un proyecto de vialidad que contemple nuevas vías de enlace con Caracas; desarrollar proyectos de vivienda popular y; mejorar el servicio de transporte público, ampliando la operación del metrobús.
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