El Partido que necesita la revolución
La reunión del Congreso del PSUV es un acontecimiento que interesa a toda Venezuela y no exclusivamente a sus afiliados.
Sin ningún lugar a dudas, de la manera cómo el Congreso del PSUV aborde las soluciones a los problemas del desarrollo de la Revolución Bolivariana y su transición al socialismo, dependerá la suerte del proyecto de transformaciones liderado por Chávez.
De sus conclusiones dependerá el destino de Venezuela, de los revolucionarios y del propio PSUV.
Nadie puede permanecer indiferente a un acontecimiento de tanta trascendencia, y sería hasta necio pedir a quienes no tendrán oportunidad de participar en sus sesiones, guardar silencio ante un evento de tanta relevancia histórica.
Los congresos de los partidos revolucionarios son, por lo general, para hacer balance de un cierto periodo, del último congreso al presente; para medir, con sentido crítico, hasta dónde se ha avanzado y qué queda por hacer; establecer las causas de las victorias y la raíz de los errores, si éstos se han producido.
Seguramente ya este tema habrá sido suficientemente discutido en el Buró Político del PSUV en las sesiones de preparación del Congreso; no obstante vamos a cometer la impertinencia de insistir en él en un próximo comentario.
El Partido como guía, organizador y vanguardia del pueblo
Recientemente, el ministro Alí Rodríguez Araque afirmó, correctamente, que el éxito de la lucha contra la inflación y la delincuencia dependía de la participación del pueblo organizado.
Vivimos una nueva época cuyo signo más relevante es la agonía del viejo mundo burgués, caracterizado por la explotación y exclusión de las masas populares y el dominio del imperialismo sobre los pueblos de la periferia capitalista; es la época del nacimiento de un nuevo socialismo, basado en la emancipación de los trabajadores, en la justicia social, en la solidaridad y ayuda mutua entre los pueblos.
En esta época, las masas populares juegan un rol decisivo, ellas son las que mediante su acción consciente y organizada, cambian la historia, entierran las viejas formas sociales y abren paso a un nuevo tiempo histórico, al nacimiento de la emancipación de los pueblos y del socialismo del siglo XXI.
De la extensión y profundidad de la organización y conciencia del pueblo, depende su fuerza; su capacidad para acelerar y culminar el proceso de hundimiento del viejo sistema y de alumbramiento de la nueva época revolucionaria.
Pero este proceso de participación organizada y lucha consciente del pueblo, para cambiar la historia y acelerar el paso a una nueva época, no ocurre de modo espontáneo. Es el resultado de la acción de un partido revolucionario y de sus dirigentes que, basándose en una teoría avanzada y en las leyes que rigen el desarrollo social, organizan y elevan la conciencia política del pueblo e impregnan sus luchas de contenido revolucionario. El resultado es el pueblo organizado de que habla acertadamente Alí Rodríguez.
Para que el pueblo organizado pueda cumplir su rol en esta época requiere que exista un partido revolucionario.
El partido revolucionario es la parte más avanzada y más conciente del pueblo; es su vanguardia y su jefe político. Un pueblo sin un partido revolucionario capaz de guiarlo diariamente, organizarlo constantemente y nutrirlo permanentemente de la ideología revolucionaria, no está en capacidad de jugar su rol transformador de la historia; por el contrario, será confundido por sus propios enemigos.
La reunión del Congreso del PSUV es un acontecimiento que interesa a toda Venezuela y no exclusivamente a sus afiliados.
Sin ningún lugar a dudas, de la manera cómo el Congreso del PSUV aborde las soluciones a los problemas del desarrollo de la Revolución Bolivariana y su transición al socialismo, dependerá la suerte del proyecto de transformaciones liderado por Chávez.
De sus conclusiones dependerá el destino de Venezuela, de los revolucionarios y del propio PSUV.
Nadie puede permanecer indiferente a un acontecimiento de tanta trascendencia, y sería hasta necio pedir a quienes no tendrán oportunidad de participar en sus sesiones, guardar silencio ante un evento de tanta relevancia histórica.
Los congresos de los partidos revolucionarios son, por lo general, para hacer balance de un cierto periodo, del último congreso al presente; para medir, con sentido crítico, hasta dónde se ha avanzado y qué queda por hacer; establecer las causas de las victorias y la raíz de los errores, si éstos se han producido.
Seguramente ya este tema habrá sido suficientemente discutido en el Buró Político del PSUV en las sesiones de preparación del Congreso; no obstante vamos a cometer la impertinencia de insistir en él en un próximo comentario.
El Partido como guía, organizador y vanguardia del pueblo
Recientemente, el ministro Alí Rodríguez Araque afirmó, correctamente, que el éxito de la lucha contra la inflación y la delincuencia dependía de la participación del pueblo organizado.
Vivimos una nueva época cuyo signo más relevante es la agonía del viejo mundo burgués, caracterizado por la explotación y exclusión de las masas populares y el dominio del imperialismo sobre los pueblos de la periferia capitalista; es la época del nacimiento de un nuevo socialismo, basado en la emancipación de los trabajadores, en la justicia social, en la solidaridad y ayuda mutua entre los pueblos.
En esta época, las masas populares juegan un rol decisivo, ellas son las que mediante su acción consciente y organizada, cambian la historia, entierran las viejas formas sociales y abren paso a un nuevo tiempo histórico, al nacimiento de la emancipación de los pueblos y del socialismo del siglo XXI.
De la extensión y profundidad de la organización y conciencia del pueblo, depende su fuerza; su capacidad para acelerar y culminar el proceso de hundimiento del viejo sistema y de alumbramiento de la nueva época revolucionaria.
Pero este proceso de participación organizada y lucha consciente del pueblo, para cambiar la historia y acelerar el paso a una nueva época, no ocurre de modo espontáneo. Es el resultado de la acción de un partido revolucionario y de sus dirigentes que, basándose en una teoría avanzada y en las leyes que rigen el desarrollo social, organizan y elevan la conciencia política del pueblo e impregnan sus luchas de contenido revolucionario. El resultado es el pueblo organizado de que habla acertadamente Alí Rodríguez.
Para que el pueblo organizado pueda cumplir su rol en esta época requiere que exista un partido revolucionario.
El partido revolucionario es la parte más avanzada y más conciente del pueblo; es su vanguardia y su jefe político. Un pueblo sin un partido revolucionario capaz de guiarlo diariamente, organizarlo constantemente y nutrirlo permanentemente de la ideología revolucionaria, no está en capacidad de jugar su rol transformador de la historia; por el contrario, será confundido por sus propios enemigos.
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