Retratos Revolucionarios:
“El Congreso extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En el próximo Congreso a efectuarse en la ciudad de Caracas el Partido Socialista Unido de Venezuela se juega a Rosalinda como es el sabio decir que los venezolanos tenemos cuando con decisión y valentía encaramos cosas importantes de riesgo y dificultades.
Nos la jugamos porque el proceso y el mismo partido en su conjunto necesita de un sacudón interno, ideológico y político que nos ponga a tono con la tarea fundamental, base de nuestra existencia como es la de encaminar sorteando todo tipo de inconvenientes, sin confusiones, con mucha firmeza, este proceso hacia una verdadera revolución, profunda, humana e igualitaria que rompa con la tradición del poder individual, se convierta de pueblo, sin grupos y hasta sin partidos. Un sacudón que vincule los verdaderos valores del militante de la revolución con la honradez, con su hidalguía, su disciplina, su puntualidad. Su compromiso de consagrar su existencia a la organización colectiva, a la grandeza de la patria, a toda renuncia con el ansia de poder, a lo individual, a la pesadilla a enriquecerse a toda costa por el abismo de la venta del alma a quién más ofrezca. Un sacudón que rescate de las falsas sendas a los militantes que se desvían del camino. Que se lanzan por la misma aventura para apoderarse del partido, para hacer carrera política, para hacer negocios, para ser poderosos y satisfacer al adeco agazapado que se lleva por dentro, repleto de malas mañas, poniéndole precio al mismo voto, convirtiendo en mercancía este instrumento democrático que usado con conciencia nos permite avances sustanciosos sin los sacrificios de la sangre y de la propia vida como se ha demostrado en nuestro propio país. Un sacudón que nos despoje de los viejos privilegios y baje de los pedestales a los que meten gato por liebre.
El delegado asistente a este Congreso debe ser el hombre y la mujer de compromiso. Que aporte, que abra senderos, que lance ideas que tengan como origen el colectivo donde milite. Ideas revolucionarias no de iglesias eternas y dogmáticas sino que tengan la frescura de la esperanza, de la propia vida. Que emprenda una lucha a fondo hacia todo lo que huela a imperialismo, a caricaturas revolucionarias con disfraces radicales y originales. Debe ser un congreso con la asistencia de revolucionarios necesarios y estos nunca están de estorbo por los caminos.
El Congreso no es un termómetro electoral para medir nuestro liderazgo; para ver si es el momento de fraguar nuestra candidatura a diputado a la Asamblea Nacional, a Concejal, a la gobernación futura, nada de eso. Es para iluminar con ideas y no para oscurecer con apetencias. Es para rescatar sueños hermosos y profundos y no la vieja pesadilla de la aspiración. Es para poner las piedras de la nueva sociedad a fondo y sin complejos. Es para frenar la ofensiva imperialista en el continente por lo memos reducirlo a sus propias fronteras. Es para abrirle espacios a la experiencia socialista que necesita con desesperación pequeñas y grandes victorias. Es para sentir que somos hermanos, independientemente de las separaciones con las cuales el mismo diablo nos anda tentando. Es para que sintamos que somos la prolongación de los que estuvieron antes de nosotros, dieron su vida y derramaron su sangre por estas mismas ideas. Que sintamos que somos carne de los grandes olvidados de la tierra. Que somos penas de los que padecen y se siguen llamando pueblo. Que somos sueños, esperanza y poesía de los que andan abriendo caminos por el mundo. Que somos una expresión de la alegría y no una congoja atrapada. Que somos el gran desafío en la reconstrucción del mismo planeta.
La asistencia al Congreso debe estar llena de mística. Debe ser como una campana que repique por las nuevas victorias venideras. Todos juntos hallaremos solución a las dificultades. La presencia de revolucionarios convictos y confesos venidos de toda la geografía debe ser el pasaporte a mostrar, y no debe expresar líneas de entubamiento ni de controles de patrullas. Tenemos la suficiente confianza en que estas por medio del mecanismo democrático a mano resuelvan y no se queden amordazadas ante la amenaza de siempre, por el bozal de arepa o por ponerle precio a la conciencia tan propia de las autoridades del pasado que como feas verrugas aún quedan en nuestras administraciones.
Precisamente este es un congreso extraordinario porque no son cotidianas las medidas que están en juego. Un evento como este no es de todos los días, no puede dejarse a la responsabilidad de cualquier improvisado que mide a través de lo electoral, lo ideológico y lo estratégico. Las raíces de nuestro árbol deben estar llenos de firmeza en la tierra que pisamos. El congreso extraordinario debe ser expresión de lo profundo de nuestras huellas en esa tierra donde crecemos y vivimos.
Los hombres y mujeres escogidos por la militancia pesuvista deben ser su comunión y el espíritu completo de su voz. Deben expresar la diversidad democrática en todos los sentidos.
Estamos siendo postulados a este congreso porque desde muy jóvenes y en distintas circunstancias nos hemos jugado a Rosalinda revolucionaria. Porque estamos lanzando la idea de que solo un ejército popular puede frenar la ofensiva imperialista desplegada desde las Siete Bases Militares, ubicadas en territorios colombianos y otras en distintos puntos de América, que ahora afinan la puntería sobre nuestra tierra y en particular sobre el líder de nuestro gobierno. Los hombre y mujeres que anduvimos en el camino de la lucha armada por allá por los lejanos años de la década de los sesenta tenemos una experiencia rica en la resistencia, en la organización, en abarcar con nuestros pasos a todo el territorio nacional, con esa experiencia también nos ofrecemos para estar presentes, si se llegan dar los nuevos combates por la Liberación Nacional y el Socialismo. Nos ofrecemos para estar allí comandando la nueva ofensiva de los revolucionarios y aprendiendo de los que vienen como relevos. Gritaremos a pleno pulmón lo señalado por el comandante Argimiro Gabaldón en aquella difícil aurora desde las montañas de Lara “estamos seguros que el camino es difícil, muy difícil, pero sigue siendo el mismo camino”. Como debe ser.
Dimas Petit
Coordinador de Ideología del P.S.U.V Yaracuy
“El Congreso extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En el próximo Congreso a efectuarse en la ciudad de Caracas el Partido Socialista Unido de Venezuela se juega a Rosalinda como es el sabio decir que los venezolanos tenemos cuando con decisión y valentía encaramos cosas importantes de riesgo y dificultades.
Nos la jugamos porque el proceso y el mismo partido en su conjunto necesita de un sacudón interno, ideológico y político que nos ponga a tono con la tarea fundamental, base de nuestra existencia como es la de encaminar sorteando todo tipo de inconvenientes, sin confusiones, con mucha firmeza, este proceso hacia una verdadera revolución, profunda, humana e igualitaria que rompa con la tradición del poder individual, se convierta de pueblo, sin grupos y hasta sin partidos. Un sacudón que vincule los verdaderos valores del militante de la revolución con la honradez, con su hidalguía, su disciplina, su puntualidad. Su compromiso de consagrar su existencia a la organización colectiva, a la grandeza de la patria, a toda renuncia con el ansia de poder, a lo individual, a la pesadilla a enriquecerse a toda costa por el abismo de la venta del alma a quién más ofrezca. Un sacudón que rescate de las falsas sendas a los militantes que se desvían del camino. Que se lanzan por la misma aventura para apoderarse del partido, para hacer carrera política, para hacer negocios, para ser poderosos y satisfacer al adeco agazapado que se lleva por dentro, repleto de malas mañas, poniéndole precio al mismo voto, convirtiendo en mercancía este instrumento democrático que usado con conciencia nos permite avances sustanciosos sin los sacrificios de la sangre y de la propia vida como se ha demostrado en nuestro propio país. Un sacudón que nos despoje de los viejos privilegios y baje de los pedestales a los que meten gato por liebre.
El delegado asistente a este Congreso debe ser el hombre y la mujer de compromiso. Que aporte, que abra senderos, que lance ideas que tengan como origen el colectivo donde milite. Ideas revolucionarias no de iglesias eternas y dogmáticas sino que tengan la frescura de la esperanza, de la propia vida. Que emprenda una lucha a fondo hacia todo lo que huela a imperialismo, a caricaturas revolucionarias con disfraces radicales y originales. Debe ser un congreso con la asistencia de revolucionarios necesarios y estos nunca están de estorbo por los caminos.
El Congreso no es un termómetro electoral para medir nuestro liderazgo; para ver si es el momento de fraguar nuestra candidatura a diputado a la Asamblea Nacional, a Concejal, a la gobernación futura, nada de eso. Es para iluminar con ideas y no para oscurecer con apetencias. Es para rescatar sueños hermosos y profundos y no la vieja pesadilla de la aspiración. Es para poner las piedras de la nueva sociedad a fondo y sin complejos. Es para frenar la ofensiva imperialista en el continente por lo memos reducirlo a sus propias fronteras. Es para abrirle espacios a la experiencia socialista que necesita con desesperación pequeñas y grandes victorias. Es para sentir que somos hermanos, independientemente de las separaciones con las cuales el mismo diablo nos anda tentando. Es para que sintamos que somos la prolongación de los que estuvieron antes de nosotros, dieron su vida y derramaron su sangre por estas mismas ideas. Que sintamos que somos carne de los grandes olvidados de la tierra. Que somos penas de los que padecen y se siguen llamando pueblo. Que somos sueños, esperanza y poesía de los que andan abriendo caminos por el mundo. Que somos una expresión de la alegría y no una congoja atrapada. Que somos el gran desafío en la reconstrucción del mismo planeta.
La asistencia al Congreso debe estar llena de mística. Debe ser como una campana que repique por las nuevas victorias venideras. Todos juntos hallaremos solución a las dificultades. La presencia de revolucionarios convictos y confesos venidos de toda la geografía debe ser el pasaporte a mostrar, y no debe expresar líneas de entubamiento ni de controles de patrullas. Tenemos la suficiente confianza en que estas por medio del mecanismo democrático a mano resuelvan y no se queden amordazadas ante la amenaza de siempre, por el bozal de arepa o por ponerle precio a la conciencia tan propia de las autoridades del pasado que como feas verrugas aún quedan en nuestras administraciones.
Precisamente este es un congreso extraordinario porque no son cotidianas las medidas que están en juego. Un evento como este no es de todos los días, no puede dejarse a la responsabilidad de cualquier improvisado que mide a través de lo electoral, lo ideológico y lo estratégico. Las raíces de nuestro árbol deben estar llenos de firmeza en la tierra que pisamos. El congreso extraordinario debe ser expresión de lo profundo de nuestras huellas en esa tierra donde crecemos y vivimos.
Los hombres y mujeres escogidos por la militancia pesuvista deben ser su comunión y el espíritu completo de su voz. Deben expresar la diversidad democrática en todos los sentidos.
Estamos siendo postulados a este congreso porque desde muy jóvenes y en distintas circunstancias nos hemos jugado a Rosalinda revolucionaria. Porque estamos lanzando la idea de que solo un ejército popular puede frenar la ofensiva imperialista desplegada desde las Siete Bases Militares, ubicadas en territorios colombianos y otras en distintos puntos de América, que ahora afinan la puntería sobre nuestra tierra y en particular sobre el líder de nuestro gobierno. Los hombre y mujeres que anduvimos en el camino de la lucha armada por allá por los lejanos años de la década de los sesenta tenemos una experiencia rica en la resistencia, en la organización, en abarcar con nuestros pasos a todo el territorio nacional, con esa experiencia también nos ofrecemos para estar presentes, si se llegan dar los nuevos combates por la Liberación Nacional y el Socialismo. Nos ofrecemos para estar allí comandando la nueva ofensiva de los revolucionarios y aprendiendo de los que vienen como relevos. Gritaremos a pleno pulmón lo señalado por el comandante Argimiro Gabaldón en aquella difícil aurora desde las montañas de Lara “estamos seguros que el camino es difícil, muy difícil, pero sigue siendo el mismo camino”. Como debe ser.
Dimas Petit
Coordinador de Ideología del P.S.U.V Yaracuy
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