Editorial de Vea: La delincuencia y el pueblo organizado
Recientemente el ministro Alí Rodríguez Araque afirmó que no puede librarse la lucha contra la delincuencia sin la participación del pueblo organizado.
Es cierto, podemos crear la mejor policía nacional, emplear los más sofisticados métodos científicos y obtener la cooperación de los mejores expertos, pero sin la participación del pueblo no habrá éxito en la lucha contra la delincuencia.
Es la vigilancia, el control, la información y la acción del pueblo, el arma más poderosa contra el crimen organizado y contra todas las manifestaciones del delito.
Sin embargo, la participación del pueblo no se produce espontáneamente. Es preciso estimularla, promoverla, organizarla y dirigirla. Es necesario crear los mecanismos para que la participación popular pueda desarrollarse masiva y conscientemente.
En todos los niveles hay multitud de organizaciones populares: los consejos comunales, las patrullas del PSUV, los sindicatos, los comités de agua y de viviendas, las asociaciones deportivas. Es preciso ubicarlas a través de un mapa por área y elaborar un plan de aproximación, organización y trabajo de enlaces y participación.
Hasta ahora, de acuerdo con los resultados de los programas ejecutados por los servicios del CIPCC y de la Guardia Nacional, hay una disposición natural de los vecinos a la cooperación en la lucha contra la delincuencia.
Sin embargo, la cooperación se rompe debido a la impunidad. Jueces complacientes, negligentes, intimidados o sobornables conceden la libertad a los delincuentes detenidos. A los pocos días se pasean desafiantes por las calles.
Ningún vecino ayudará a denunciar la guarida de una banda de delincuentes, si teme que los delincuentes volverán a estar libres y pueden tomar venganza contra él y sus familiares.
Para lograr el apoyo masivo y consciente del pueblo organizado en la lucha contra la delincuencia debe avanzarse en dos direcciones:
Contar con jueces severos e insobornables y que el PSUV se coloque a la cabeza de la participación del pueblo organizado en la lucha contra la delincuencia.
Recientemente el ministro Alí Rodríguez Araque afirmó que no puede librarse la lucha contra la delincuencia sin la participación del pueblo organizado.
Es cierto, podemos crear la mejor policía nacional, emplear los más sofisticados métodos científicos y obtener la cooperación de los mejores expertos, pero sin la participación del pueblo no habrá éxito en la lucha contra la delincuencia.
Es la vigilancia, el control, la información y la acción del pueblo, el arma más poderosa contra el crimen organizado y contra todas las manifestaciones del delito.
Sin embargo, la participación del pueblo no se produce espontáneamente. Es preciso estimularla, promoverla, organizarla y dirigirla. Es necesario crear los mecanismos para que la participación popular pueda desarrollarse masiva y conscientemente.
En todos los niveles hay multitud de organizaciones populares: los consejos comunales, las patrullas del PSUV, los sindicatos, los comités de agua y de viviendas, las asociaciones deportivas. Es preciso ubicarlas a través de un mapa por área y elaborar un plan de aproximación, organización y trabajo de enlaces y participación.
Hasta ahora, de acuerdo con los resultados de los programas ejecutados por los servicios del CIPCC y de la Guardia Nacional, hay una disposición natural de los vecinos a la cooperación en la lucha contra la delincuencia.
Sin embargo, la cooperación se rompe debido a la impunidad. Jueces complacientes, negligentes, intimidados o sobornables conceden la libertad a los delincuentes detenidos. A los pocos días se pasean desafiantes por las calles.
Ningún vecino ayudará a denunciar la guarida de una banda de delincuentes, si teme que los delincuentes volverán a estar libres y pueden tomar venganza contra él y sus familiares.
Para lograr el apoyo masivo y consciente del pueblo organizado en la lucha contra la delincuencia debe avanzarse en dos direcciones:
Contar con jueces severos e insobornables y que el PSUV se coloque a la cabeza de la participación del pueblo organizado en la lucha contra la delincuencia.
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