EDITORIAL DE VEA
Las patrullas, los comandos y los candidatos deben aprender las lecciones del pasado.
Ninguna confrontación electoral se ha ganado desde los escritorios o en la comodidad de las oficinas. Hay multitud de ejemplos de cómo una vigorosa acción en la calle, en estrecho contacto con los trabajadores y la gente común, rindió provechosos resultados a la hora de contar los votos.
El contacto directo con el votante permite a la organización del partido, ya sea éste el PSUV o el PCV, dar respuesta a las preocupaciones de la gente, disipar dudas, aclarar confusiones, orientar acertadamente en las líneas del proyecto del presidente Chávez.
Nada puede sustituir esa relación directa. Ni siquiera la televisión o la prensa. El contacto personal hace vivo el compromiso entre la fórmula política y el pueblo. Establece el vínculo para discutir y despejar incertidumbres.
Si la acción electoral se confina a los escritorios y las oficinas, se corre el riesgo de dejar el terreno libre para la presencia del trabajo enemigo. Sin duda cualquier vacío por ausencia de la prédica política revolucionaria será llenada por la propaganda contrarrevolucionaria. Si el PSUV no patea las calles ni está en los barrios, su lugar será ocupado por la acción de los viejos partidos de la burguesía.
Patear la calle y mantener un permanente activismo en los barrios es indispensable porque la vieja cultura, los prejuicios de la vieja sociedad, la herencia del espíritu conservador de la pequeña burguesía, la influencia de los medios de comunicación, aun sin presencia física, es el ambiente hegemónico en los espacios electorales.
La consigna es contrarrestar toda esta contingencia adversa con la labor decidida y sistemática de las patrullas, los militantes y los dirigentes del partido
Las patrullas, los comandos y los candidatos deben aprender las lecciones del pasado.
Ninguna confrontación electoral se ha ganado desde los escritorios o en la comodidad de las oficinas. Hay multitud de ejemplos de cómo una vigorosa acción en la calle, en estrecho contacto con los trabajadores y la gente común, rindió provechosos resultados a la hora de contar los votos.
El contacto directo con el votante permite a la organización del partido, ya sea éste el PSUV o el PCV, dar respuesta a las preocupaciones de la gente, disipar dudas, aclarar confusiones, orientar acertadamente en las líneas del proyecto del presidente Chávez.
Nada puede sustituir esa relación directa. Ni siquiera la televisión o la prensa. El contacto personal hace vivo el compromiso entre la fórmula política y el pueblo. Establece el vínculo para discutir y despejar incertidumbres.
Si la acción electoral se confina a los escritorios y las oficinas, se corre el riesgo de dejar el terreno libre para la presencia del trabajo enemigo. Sin duda cualquier vacío por ausencia de la prédica política revolucionaria será llenada por la propaganda contrarrevolucionaria. Si el PSUV no patea las calles ni está en los barrios, su lugar será ocupado por la acción de los viejos partidos de la burguesía.
Patear la calle y mantener un permanente activismo en los barrios es indispensable porque la vieja cultura, los prejuicios de la vieja sociedad, la herencia del espíritu conservador de la pequeña burguesía, la influencia de los medios de comunicación, aun sin presencia física, es el ambiente hegemónico en los espacios electorales.
La consigna es contrarrestar toda esta contingencia adversa con la labor decidida y sistemática de las patrullas, los militantes y los dirigentes del partido
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