EDITORIAL DIARIO VEA
Las elecciones del 26 de septiembre sólo pueden ser ganadas mediante un intenso trabajo político, de organización y propaganda que conceda prioridad a la labor práctica persona a persona y el activismo en los barrios.
Sería un error oportunista dejar la carga de la campaña sobre los hombros de Chávez. Sin duda, Chávez trabajará denodadamente y se echará encima todas las cargas que pueda soportar, como lo ha hecho siempre. Pero las patrullas y los candidatos deben hacer su parte.
Sobre el PSUV debe recaer y recaerá el peso de la campaña. Los resultados de las elecciones del 26 de septiembre demostrarán si el PSUV es capaz o no de vencer en unas elecciones celebradas, no en un momento del auge del entusiasmo revolucionario, sino en un momento especial de dificultades, cuando la campaña del enemigo de mentiras, de adulteraciones, de hipocresía alcanzó proporciones nunca antes vistas; cuando los intereses imperialistas se han empleado a fondo, con un subsidio de millones de dólares a la oposición, a fin de provocar la derrota de la Revolución Bolivariana.
Las elecciones del 26 de septiembre, que se celebrarán en condiciones adversas, van a demostrar la capacidad organizativa y política no sólo de las patrullas sino de los propios comandos y dirigentes del PSUV.
Las elecciones del 26 de septiembre van a ser una prueba de verdad verdad para el PSUV y sus aliados. Patrullas y dirigentes deben estar sumergidos en esta disposición de vencer las dificultades y dar más de cuanto se dio en procesos electorales anteriores.
Chávez ha dicho todo cuanto es necesario hacer. Una trabajo político de persona a persona. Una labor de permanente activismo en los barrios. Un trabajo minucioso con los inscritos en cada mesa de votación. Al lado de una intensa acción ideológica para fortalecer la voluntad popular y una insistente denuncia del verdadero carácter fascista de la oposición.
Las elecciones del 26 de septiembre sólo pueden ser ganadas mediante un intenso trabajo político, de organización y propaganda que conceda prioridad a la labor práctica persona a persona y el activismo en los barrios.
Sería un error oportunista dejar la carga de la campaña sobre los hombros de Chávez. Sin duda, Chávez trabajará denodadamente y se echará encima todas las cargas que pueda soportar, como lo ha hecho siempre. Pero las patrullas y los candidatos deben hacer su parte.
Sobre el PSUV debe recaer y recaerá el peso de la campaña. Los resultados de las elecciones del 26 de septiembre demostrarán si el PSUV es capaz o no de vencer en unas elecciones celebradas, no en un momento del auge del entusiasmo revolucionario, sino en un momento especial de dificultades, cuando la campaña del enemigo de mentiras, de adulteraciones, de hipocresía alcanzó proporciones nunca antes vistas; cuando los intereses imperialistas se han empleado a fondo, con un subsidio de millones de dólares a la oposición, a fin de provocar la derrota de la Revolución Bolivariana.
Las elecciones del 26 de septiembre, que se celebrarán en condiciones adversas, van a demostrar la capacidad organizativa y política no sólo de las patrullas sino de los propios comandos y dirigentes del PSUV.
Las elecciones del 26 de septiembre van a ser una prueba de verdad verdad para el PSUV y sus aliados. Patrullas y dirigentes deben estar sumergidos en esta disposición de vencer las dificultades y dar más de cuanto se dio en procesos electorales anteriores.
Chávez ha dicho todo cuanto es necesario hacer. Una trabajo político de persona a persona. Una labor de permanente activismo en los barrios. Un trabajo minucioso con los inscritos en cada mesa de votación. Al lado de una intensa acción ideológica para fortalecer la voluntad popular y una insistente denuncia del verdadero carácter fascista de la oposición.
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