LA columna del Diablo
La diabólica competencia
La diabólica competencia
Hay un principio del capitalismo que puede considerarse como uno de los más perversos y nefastos para la convivencia y la paz humana. Es en verdad un principio inspirado desde los laboratorios más profundos del infierno. En realidad ha tenido el poder de convertir la vida de cada uno de los seres humanos, de los pueblos y las naciones, en vidas poseídas por Lucifer.
Se trata de la competencia. Es la actitud y el principio capitalista que refuerza a otro de los impulsos infernales del egoísmo, el individualismo. Estas dos tendencias se complementan y se convierten en algo dañino y mortal, porque para alcanzar los logros y objetivos que ellos inspiran.
La competencia tan alabada por el capitalismo es la fuerza que lanza al hombre contra el hombre, a los pueblos contra los pueblos y a las naciones contra las naciones. Con la competencia el hombre se convierte en Homo homini lupus. Lo conduce a valores que le son ajenos, como es la acumulación de riquezas, prestigio, posición y posesiones, por encima de los valores profundamente humanos.
La competencia por mercados y apoderarse de las materias primas en los siglos dieciocho, diecinueve y veinte, es responsable de que las potencias capitalistas de Europa y luego los Estados Unidos, destruyeron al continente africano, desataron las más sangrientas guerras coloniales en Asia, se batieron en los campos de batalla de Europa. En este siglo XXI, las amenazas que se vislumbran, por mercados, materias primas y hegemonías políticas, son muy preocupantes para toda la humanidad porque se agudizan las competencias, en nombre de un sistema económico y político que ha hecho de la competencia un principio.
En el campo individual, la infernal competencia forma parte del grado de alienación en que entran todos los seres humanos cuando se ven lanzados todos unos contra otros y cuyo motor esencial para entrar en ese túnel oscuro y maléfico, es el miedo que infunde una lucha donde se pierde todo sentido de solidaridad humana
Se trata de la competencia. Es la actitud y el principio capitalista que refuerza a otro de los impulsos infernales del egoísmo, el individualismo. Estas dos tendencias se complementan y se convierten en algo dañino y mortal, porque para alcanzar los logros y objetivos que ellos inspiran.
La competencia tan alabada por el capitalismo es la fuerza que lanza al hombre contra el hombre, a los pueblos contra los pueblos y a las naciones contra las naciones. Con la competencia el hombre se convierte en Homo homini lupus. Lo conduce a valores que le son ajenos, como es la acumulación de riquezas, prestigio, posición y posesiones, por encima de los valores profundamente humanos.
La competencia por mercados y apoderarse de las materias primas en los siglos dieciocho, diecinueve y veinte, es responsable de que las potencias capitalistas de Europa y luego los Estados Unidos, destruyeron al continente africano, desataron las más sangrientas guerras coloniales en Asia, se batieron en los campos de batalla de Europa. En este siglo XXI, las amenazas que se vislumbran, por mercados, materias primas y hegemonías políticas, son muy preocupantes para toda la humanidad porque se agudizan las competencias, en nombre de un sistema económico y político que ha hecho de la competencia un principio.
En el campo individual, la infernal competencia forma parte del grado de alienación en que entran todos los seres humanos cuando se ven lanzados todos unos contra otros y cuyo motor esencial para entrar en ese túnel oscuro y maléfico, es el miedo que infunde una lucha donde se pierde todo sentido de solidaridad humana
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