Primarias del PSUV: hito histórico
CARMEN CECILIA LARA
El próximo domingo dos de mayo, con la elección por la base de los diputados que irán por el PSUV a representar al pueblo en la Asamblea Nacional, se inicia una nueva etapa en el proceso histórico que vivimos en nuestra patria, el cual culmina el 26 de septiembre de este año para marcar un salto cualitativo de dimensiones que no podemos medir ni visionar, pero que sin duda cambiará el curso de la década.
Ha sido interesante poder escuchar a los candidatos del circuito al cual pertenezco de las edades más disímiles, oficios, procedencias, sobre sus experiencias en este proceso de transformación y sus propuestas para poder servir desde un nuevo nivel de responsabilidad, como es el de la máxima instancia legislativa de nuestra nación.
No ha sido tan interesante, más bien preocupante, ser testigo de posiciones pesimistas de compatriotas que uno suponía comprometidos con el proceso, curtidos por la lucha que supuso la IV República, cuando dicen sin apremio que ellos quizás no votarían ni este domingo ni en septiembre porque se cansaron de aquella conseja de votar por el mal menor.
Sorprendida expresé que no era precisamente acertado comparar estos comicios electorales con los de la otrora seudodemocracia, cuando a la izquierda no le quedaba alternativa sino “votar por el mal menor”. Le dije que en esta oportunidad era completamente diferente porque se planteaba una confrontación pacífica pero antagónica de dos proyectos que representan sistemas opuestos.
Tuve que recordarle lo que estaba en juego. La reedición de Guatemala 1954, Chile 1973, Argentina 1976, Bahía de Cochinos 1961, Granada 1983, Panamá 1989, Nicaragua 1990, Honduras 2009 por nombrar sólo las experiencias más dolorosas vividas en este continente luego de golpes de Estado, invasiones, fraudes electorales, asaltos “constitucionales”, por incomprensiones similares.
CARMEN CECILIA LARA
El próximo domingo dos de mayo, con la elección por la base de los diputados que irán por el PSUV a representar al pueblo en la Asamblea Nacional, se inicia una nueva etapa en el proceso histórico que vivimos en nuestra patria, el cual culmina el 26 de septiembre de este año para marcar un salto cualitativo de dimensiones que no podemos medir ni visionar, pero que sin duda cambiará el curso de la década.
Ha sido interesante poder escuchar a los candidatos del circuito al cual pertenezco de las edades más disímiles, oficios, procedencias, sobre sus experiencias en este proceso de transformación y sus propuestas para poder servir desde un nuevo nivel de responsabilidad, como es el de la máxima instancia legislativa de nuestra nación.
No ha sido tan interesante, más bien preocupante, ser testigo de posiciones pesimistas de compatriotas que uno suponía comprometidos con el proceso, curtidos por la lucha que supuso la IV República, cuando dicen sin apremio que ellos quizás no votarían ni este domingo ni en septiembre porque se cansaron de aquella conseja de votar por el mal menor.
Sorprendida expresé que no era precisamente acertado comparar estos comicios electorales con los de la otrora seudodemocracia, cuando a la izquierda no le quedaba alternativa sino “votar por el mal menor”. Le dije que en esta oportunidad era completamente diferente porque se planteaba una confrontación pacífica pero antagónica de dos proyectos que representan sistemas opuestos.
Tuve que recordarle lo que estaba en juego. La reedición de Guatemala 1954, Chile 1973, Argentina 1976, Bahía de Cochinos 1961, Granada 1983, Panamá 1989, Nicaragua 1990, Honduras 2009 por nombrar sólo las experiencias más dolorosas vividas en este continente luego de golpes de Estado, invasiones, fraudes electorales, asaltos “constitucionales”, por incomprensiones similares.
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