Las raíces ideológicas de la contrarrevolución
Escrito por DIARIO VEA
El contenido esencial del impulso que mueve esa marea oscura y antinacional contra Chávez, hasta llegar a proponerse el magnicidio y apelar a los más bajos instintos del racismo y la discriminación contra el pueblo, se alimenta, sin duda, del odio. Un odio sin límites ni medida, expresado a través de las más groseras manifestaciones primitivas. Un odio que va desde el insulto soez hasta el desconocimiento de toda obra de gobierno, incluso aquéllas para beneficio del país sin discriminación de clase o bandera política.
Sin embargo, detrás del odio, hay una ideología. No es un odio incoloro ni apolítico. El odio contra Chávez tiene un origen y una base ideológica. Es el odio que nace del más rancio pensamiento de la burguesía, la vieja y la nueva, de la ideología del anticomunismo.
Mucho antes del “Manifiesto Comunista” (1848), la burguesía descubrió en los artículos de Carlos Marx y Federico Engels que había surgido una doctrina capaz de armar a la clase obrera del conocimiento de la leyes del desarrollo de la sociedad, más propiamente de las leyes del nacimiento, madurez y desaparición del capitalismo.
El dominio por parte de la clase trabajadora de este conocimiento la armaba ideológicamente no sólo para interpretar el mundo sino para transformarlo; para llevar a cabo un cambio profundo en las injustas relaciones de producción y construir un mundo distinto a la vil explotación del hombre por el hombre.
Entonces comenzó la burguesía a la siembra del anticomunismo mediante todas las artimañas e instrumentos a su disposición, además del terror, la cárcel y la muerte para extirpar de raíz no sólo el conocimiento revolucionario y libertador del socialismo, sino también a los hombres y mujeres que lo divulgaban o lo levantaban como bandera de justicia, libertad y redención.
Años tras años, durante casi dos siglos, la burguesía se dedicó a satanizar el socialismo e implantar el anticomunismo en todas las manifestaciones del género humano, en las costumbres más mundanas, en la educación, en la prédica de los sacerdotes, en el cine, la literatura, en los medios de comunicación, en cada rendija y rincón, hasta impregnar en la conciencia y hasta en el aire que respiramos, las mentiras y calumnias, los clisés y los prejuicios del anticomunismo.
La ideología de la oposición a Chávez es el anticomunismo. El anticomunismo unifica a los grupos enfrentados a la revolución y a la quinta columna infiltrada en el gobierno, a los viejos partidos y a los renegados, a los agentes de Estados Unidos y a los encubiertos con los más recónditos ropajes.
La lucha ideológica en defensa de la revolución y por derrotar sus enemigos internos y externos sólo puede ser librada con éxito por quienes se han despojado de todo prejuicio anticomunista.
Escrito por DIARIO VEA
El contenido esencial del impulso que mueve esa marea oscura y antinacional contra Chávez, hasta llegar a proponerse el magnicidio y apelar a los más bajos instintos del racismo y la discriminación contra el pueblo, se alimenta, sin duda, del odio. Un odio sin límites ni medida, expresado a través de las más groseras manifestaciones primitivas. Un odio que va desde el insulto soez hasta el desconocimiento de toda obra de gobierno, incluso aquéllas para beneficio del país sin discriminación de clase o bandera política.
Sin embargo, detrás del odio, hay una ideología. No es un odio incoloro ni apolítico. El odio contra Chávez tiene un origen y una base ideológica. Es el odio que nace del más rancio pensamiento de la burguesía, la vieja y la nueva, de la ideología del anticomunismo.
Mucho antes del “Manifiesto Comunista” (1848), la burguesía descubrió en los artículos de Carlos Marx y Federico Engels que había surgido una doctrina capaz de armar a la clase obrera del conocimiento de la leyes del desarrollo de la sociedad, más propiamente de las leyes del nacimiento, madurez y desaparición del capitalismo.
El dominio por parte de la clase trabajadora de este conocimiento la armaba ideológicamente no sólo para interpretar el mundo sino para transformarlo; para llevar a cabo un cambio profundo en las injustas relaciones de producción y construir un mundo distinto a la vil explotación del hombre por el hombre.
Entonces comenzó la burguesía a la siembra del anticomunismo mediante todas las artimañas e instrumentos a su disposición, además del terror, la cárcel y la muerte para extirpar de raíz no sólo el conocimiento revolucionario y libertador del socialismo, sino también a los hombres y mujeres que lo divulgaban o lo levantaban como bandera de justicia, libertad y redención.
Años tras años, durante casi dos siglos, la burguesía se dedicó a satanizar el socialismo e implantar el anticomunismo en todas las manifestaciones del género humano, en las costumbres más mundanas, en la educación, en la prédica de los sacerdotes, en el cine, la literatura, en los medios de comunicación, en cada rendija y rincón, hasta impregnar en la conciencia y hasta en el aire que respiramos, las mentiras y calumnias, los clisés y los prejuicios del anticomunismo.
La ideología de la oposición a Chávez es el anticomunismo. El anticomunismo unifica a los grupos enfrentados a la revolución y a la quinta columna infiltrada en el gobierno, a los viejos partidos y a los renegados, a los agentes de Estados Unidos y a los encubiertos con los más recónditos ropajes.
La lucha ideológica en defensa de la revolución y por derrotar sus enemigos internos y externos sólo puede ser librada con éxito por quienes se han despojado de todo prejuicio anticomunista.
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