El papel de los Medios Alternativos y Comunitarios
Los MAC y la Guerra Mediática
Por: Hernán Cano - Prensa del Sur
Sin la crítica que construye, que empuja los cambios y reimpulsa la Revolución no estamos dándole razones a nuestro pueblo para luchar por el socialismo, más bien lo conducimos al conformismo y la apatía.
La dictadura mediática no da tregua, todos los días inventa alguna noticia para atacar al Gobierno Bolivariano y al Presidente Hugo Chávez. Las agresiones buscan penetrar en el pueblo, crear miedos, fundar desconfianza y generar terror. Conspiran. Con recursos y estrategias bien afinas combaten el proyecto socialista, a su líder y al pueblo que lo respalda. Tienen diseñado un plan, terrorista, que no es nuevo, que dio buenos resultados en el pasado, y que aprovecha nuestra educación burguesa y la debilidad del aparato comunicacional de la Revolución.
Un espacio que ha crecido y del que se ha hablado y escrito mucho es el que conforman los Medios Alternativos y Comunitarios (MAC), cuyo papel predominante en el Golpe de Estado de 2002 y el paro y sabotaje petrolero posterior le valió un merecido reconocimiento no sólo en Venezuela sino también en el exterior. A partir de allí se han multiplicado.
Son, los MAC, una referencia en y de la Revolución Bolivariana, sin embargo poco sabemos sobre su incidencia real, sobre su lectura o escucha, sobre su compromiso verdadero con la comunidad o con una alternativa a la comunicación hegemónica. Esa es una discusión pendiente que, como el debate sobre a qué llamamos alternativo y a qué comunitario, debe saldarse anteponiendo la autocrítica, dejando a un lado los sectarismos y permitiendo la participación del pueblo en el debate sobre qué tipo de comunicación, no sólo queremos, sino necesitamos.
Muchos proyectos surgieron para hacer un aporte a la comunicación popular, pero rápidamente se transformaron en un medio en sí mismo o en un medio de vida, negando la participación de la comunidad a la que “representan”. Otros colectivos, se mantienen en los principios que le dieron origen pero lo hacen con muchas dificultades económicas, en condiciones políticas adversas y sin apoyo estatal.
Hoy, los MAC parecen estar claros en el papel de denuncia que cumplen para desmontar las falsas informaciones que, con una impunidad asombrosa, difunde el grueso de los medios privados de comunicación en Venezuela. Pero, muchos de ellos, quizá sin proponérselo, han asumido el papel que debe cumplir el Estado, a la hora de salir al frente de las denuncias sobre la gestión gubernamental, sobre la política exterior del Gobierno Bolivariano o sobre la tan trillada “ineficiencia estatal”.
No se ven con frecuencia reportajes que nos inviten a conocer los logros de nuestros Consejos Comunales, notas que estimulen al pueblo a ejercer la contraloría social, o sobre los debates que damos en el Partido y los partidos de la Revolución; tampoco información sobre los conflictos en las fábricas, las amenazas fascistas contra los médicos cubanos y las Misiones; las manifestaciones culturales de nuestro pueblo, o entrevistas con militantes sociales y políticos en el barrio cuya constancia y lucha por el socialismo no es noticia en los canales y radios del Estado y mucho menos en los medios de la burguesía.
Salvo excepciones, vemos periódicos que replican información surgida de las oficinas de prensa de las empresas y organismo del Estado, en muchos casos un calco de la nota de prensa enviada para su divulgación. Para no hablar de los proyectos que se hacen llamar MAC pero que expresan en sus páginas y en sus espacios radiales valores que incitan al consumismo, al sexismo y a otros ismos antagónicos a los valores socialistas.
Son cada vez menos, entre los MAC, los espacios para la crítica revolucionaria, la crítica y la autocrítica a la que alienta el Presidente Chávez, a la aplicación de las 3R, a la denuncia del burocratismo o la corrupción. Sin la crítica que construye, que empuja los cambios y reimpulsa la Revolución no estamos dándole razones a nuestro pueblo para luchar por el socialismo, más bien lo conducimos al conformismo y la apatía.
A 11 años del inicio del proceso revolucionario, no es necesario sino decisivo hacer un balance sobre el camino recorrido por los Medios Alternativos y Comunitarios. Para reorientar fuerzas, para saber dónde se han equivocado y por qué, para corregir desviaciones, para potenciar lo que se ha hecho bien, para saber si el apoyo recibido por el Estado fue escaso, para construir colectivamente una estrategia combativa y creadora, nueva, con armas y soldados nuevos, que apuntale un hacer comunicacional para el socialismo.
No hay razones para no hacerlo
Los MAC y la Guerra Mediática
Por: Hernán Cano - Prensa del Sur
Sin la crítica que construye, que empuja los cambios y reimpulsa la Revolución no estamos dándole razones a nuestro pueblo para luchar por el socialismo, más bien lo conducimos al conformismo y la apatía.
La dictadura mediática no da tregua, todos los días inventa alguna noticia para atacar al Gobierno Bolivariano y al Presidente Hugo Chávez. Las agresiones buscan penetrar en el pueblo, crear miedos, fundar desconfianza y generar terror. Conspiran. Con recursos y estrategias bien afinas combaten el proyecto socialista, a su líder y al pueblo que lo respalda. Tienen diseñado un plan, terrorista, que no es nuevo, que dio buenos resultados en el pasado, y que aprovecha nuestra educación burguesa y la debilidad del aparato comunicacional de la Revolución.
Un espacio que ha crecido y del que se ha hablado y escrito mucho es el que conforman los Medios Alternativos y Comunitarios (MAC), cuyo papel predominante en el Golpe de Estado de 2002 y el paro y sabotaje petrolero posterior le valió un merecido reconocimiento no sólo en Venezuela sino también en el exterior. A partir de allí se han multiplicado.
Son, los MAC, una referencia en y de la Revolución Bolivariana, sin embargo poco sabemos sobre su incidencia real, sobre su lectura o escucha, sobre su compromiso verdadero con la comunidad o con una alternativa a la comunicación hegemónica. Esa es una discusión pendiente que, como el debate sobre a qué llamamos alternativo y a qué comunitario, debe saldarse anteponiendo la autocrítica, dejando a un lado los sectarismos y permitiendo la participación del pueblo en el debate sobre qué tipo de comunicación, no sólo queremos, sino necesitamos.
Muchos proyectos surgieron para hacer un aporte a la comunicación popular, pero rápidamente se transformaron en un medio en sí mismo o en un medio de vida, negando la participación de la comunidad a la que “representan”. Otros colectivos, se mantienen en los principios que le dieron origen pero lo hacen con muchas dificultades económicas, en condiciones políticas adversas y sin apoyo estatal.
Hoy, los MAC parecen estar claros en el papel de denuncia que cumplen para desmontar las falsas informaciones que, con una impunidad asombrosa, difunde el grueso de los medios privados de comunicación en Venezuela. Pero, muchos de ellos, quizá sin proponérselo, han asumido el papel que debe cumplir el Estado, a la hora de salir al frente de las denuncias sobre la gestión gubernamental, sobre la política exterior del Gobierno Bolivariano o sobre la tan trillada “ineficiencia estatal”.
No se ven con frecuencia reportajes que nos inviten a conocer los logros de nuestros Consejos Comunales, notas que estimulen al pueblo a ejercer la contraloría social, o sobre los debates que damos en el Partido y los partidos de la Revolución; tampoco información sobre los conflictos en las fábricas, las amenazas fascistas contra los médicos cubanos y las Misiones; las manifestaciones culturales de nuestro pueblo, o entrevistas con militantes sociales y políticos en el barrio cuya constancia y lucha por el socialismo no es noticia en los canales y radios del Estado y mucho menos en los medios de la burguesía.
Salvo excepciones, vemos periódicos que replican información surgida de las oficinas de prensa de las empresas y organismo del Estado, en muchos casos un calco de la nota de prensa enviada para su divulgación. Para no hablar de los proyectos que se hacen llamar MAC pero que expresan en sus páginas y en sus espacios radiales valores que incitan al consumismo, al sexismo y a otros ismos antagónicos a los valores socialistas.
Son cada vez menos, entre los MAC, los espacios para la crítica revolucionaria, la crítica y la autocrítica a la que alienta el Presidente Chávez, a la aplicación de las 3R, a la denuncia del burocratismo o la corrupción. Sin la crítica que construye, que empuja los cambios y reimpulsa la Revolución no estamos dándole razones a nuestro pueblo para luchar por el socialismo, más bien lo conducimos al conformismo y la apatía.
A 11 años del inicio del proceso revolucionario, no es necesario sino decisivo hacer un balance sobre el camino recorrido por los Medios Alternativos y Comunitarios. Para reorientar fuerzas, para saber dónde se han equivocado y por qué, para corregir desviaciones, para potenciar lo que se ha hecho bien, para saber si el apoyo recibido por el Estado fue escaso, para construir colectivamente una estrategia combativa y creadora, nueva, con armas y soldados nuevos, que apuntale un hacer comunicacional para el socialismo.
No hay razones para no hacerlo
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