Héroes, hembras y videos
HUMBERTO MÁRQUEZ
No suelo ser escritor de efemérides, pero a propósito que hoy se cumplen 260 años del nacimiento de nuestro generalísimo Francisco de Miranda, bien vale la pena una reflexión poco usual sobre nuestro héroe: la de su exacerbada pasión erótica. En su descargo debo decir que la mayoría de nuestro panteón nacional es hembrero. Hace poco dirigí un video animado “Bolívar, sueños de la realidad” y releyendo varias biografías me percaté de la influencia que tuvieron sus mujeres, a favor o en contra, en su obra libertadora. Desde las hermanas Aristiguieta, primas lejanas que le hicieron sentir las primeras taquicardias en plena pubertad, la “Güera” María Ignacia Rodríguez, su amor veracruzano, a los 16, Anita Lenoit, a los 17, su esposa a los 19, María Teresa Josefa Antonia Joaquina Rodríguez del Toro y Alayza, su prima Fanny Du Villars, pasando por Isabel Soublette, Pepita Machado, Teresa Lesnais , la milanesa Marina, Delfina Guardiola, Julia Corbier, su protectora en Jamaica, Juana Pastrano Salcedo, su amor de Capacho en la Campaña Admirable, Asunción Jiménez, Bernardina Ibáñez, María Costas, Ana Rosa Mantilla, Ana e Isabel Segovia, Lucía León, Manuelita White, Joaquina Guaraicoa, Teresa Mancebo, Aurora Prado, Benedicta Nadal, Bárbara y María de Dios Lemus, Salustiana y María de Jesús Patiño, Inés Berbesí, María Josefina Cuero, Juana Eduarda de la Cruz, Jerónima Salinas, Pancha de Mosquera, Paula Vallejo Guerrero, Antonia Fernández, una dama de apellido Ayacaba, María Magdalena Arrieta y Chatar, Trinidad Zambrano, Tomasa del Suero y Larrea, Manuelita Madroño, Jeanette Hart, hasta Manuelita Sanz, que fue el más grande amor de su vida.
Actualmente escribo para otro video sobre Sucre y descubro que el Mariscal también tuvo su Pepita, esta vez Gainza, una de las muchachas más hermosas de Guayaquil y de la alta alcurnia también tuvo la suya con Mariana Carcelén, Marquesa de Solanda. De Tomasa Bravo tuvo una niña, de Rosalía Cortés tuvo su primer hijo varón y hasta la monja Sor Martina quedó tan cautivada por él, que le enviaba cartas de amor.
Es tan larga la lista de las novias de nuestros héroes hembreros que casi se acaba este espacio, sin mencionar los amores de Miranda, donde apenas caben los más destacados, la zarina Catalina de Rusia, la marquesa Delfina de Custine, Sarah Andrews, madre de sus hijos, Leander y Francisco. Aunque no importa mucho, porque por su exquisita manía de guardar en más tres mil cajitas, la misma cantidad de moñitos de vellos púbicos, arrancados como se corta una flor de la flor de igual número de mujeres servidas; todas cupieron por fin.
HUMBERTO MÁRQUEZ
No suelo ser escritor de efemérides, pero a propósito que hoy se cumplen 260 años del nacimiento de nuestro generalísimo Francisco de Miranda, bien vale la pena una reflexión poco usual sobre nuestro héroe: la de su exacerbada pasión erótica. En su descargo debo decir que la mayoría de nuestro panteón nacional es hembrero. Hace poco dirigí un video animado “Bolívar, sueños de la realidad” y releyendo varias biografías me percaté de la influencia que tuvieron sus mujeres, a favor o en contra, en su obra libertadora. Desde las hermanas Aristiguieta, primas lejanas que le hicieron sentir las primeras taquicardias en plena pubertad, la “Güera” María Ignacia Rodríguez, su amor veracruzano, a los 16, Anita Lenoit, a los 17, su esposa a los 19, María Teresa Josefa Antonia Joaquina Rodríguez del Toro y Alayza, su prima Fanny Du Villars, pasando por Isabel Soublette, Pepita Machado, Teresa Lesnais , la milanesa Marina, Delfina Guardiola, Julia Corbier, su protectora en Jamaica, Juana Pastrano Salcedo, su amor de Capacho en la Campaña Admirable, Asunción Jiménez, Bernardina Ibáñez, María Costas, Ana Rosa Mantilla, Ana e Isabel Segovia, Lucía León, Manuelita White, Joaquina Guaraicoa, Teresa Mancebo, Aurora Prado, Benedicta Nadal, Bárbara y María de Dios Lemus, Salustiana y María de Jesús Patiño, Inés Berbesí, María Josefina Cuero, Juana Eduarda de la Cruz, Jerónima Salinas, Pancha de Mosquera, Paula Vallejo Guerrero, Antonia Fernández, una dama de apellido Ayacaba, María Magdalena Arrieta y Chatar, Trinidad Zambrano, Tomasa del Suero y Larrea, Manuelita Madroño, Jeanette Hart, hasta Manuelita Sanz, que fue el más grande amor de su vida.
Actualmente escribo para otro video sobre Sucre y descubro que el Mariscal también tuvo su Pepita, esta vez Gainza, una de las muchachas más hermosas de Guayaquil y de la alta alcurnia también tuvo la suya con Mariana Carcelén, Marquesa de Solanda. De Tomasa Bravo tuvo una niña, de Rosalía Cortés tuvo su primer hijo varón y hasta la monja Sor Martina quedó tan cautivada por él, que le enviaba cartas de amor.
Es tan larga la lista de las novias de nuestros héroes hembreros que casi se acaba este espacio, sin mencionar los amores de Miranda, donde apenas caben los más destacados, la zarina Catalina de Rusia, la marquesa Delfina de Custine, Sarah Andrews, madre de sus hijos, Leander y Francisco. Aunque no importa mucho, porque por su exquisita manía de guardar en más tres mil cajitas, la misma cantidad de moñitos de vellos púbicos, arrancados como se corta una flor de la flor de igual número de mujeres servidas; todas cupieron por fin.
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