Socialismo y cuadros revolucionarios
Por: Julio Rossel
El tiempo que vivimos nos exige cada vez mayores niveles de conciencia de la realidad objetiva que nos circunda para que nuestras acciones vayan en sintonía con los tiempos y nuestros esfuerzos no caigan en saco rato. El Comandante Fidel en sus reflexiones sobre el IX Congreso de Unión de Jóvenes Comunistas que “el espíritu autocrítico, la incesante necesidad de estudiar, observar y reflexionar” son características de las que no puede prescindir un cuadro revolucionario.
En un proceso como el nuestro, donde adolecemos de los cuadros revolucionarios necesarios para que ayuden al Comandante Chávez en la dirección política de la Revolución, se hace perentorio que los que asumimos el compromiso profundo con este proceso de transformación que hoy impulsa nuestro Pueblo, asumamos la responsabilidad histórica de convertirnos en verdaderos cuadros, lo que pasa por asumir una actitud acorde con esa voluntad, empezando por revisar nuestro papel en la Sociedad para determinar en qué medida, concreta y objetivamente, estamos tributando con la Revolución y ver cómo podemos hacer para ser cada vez más eficientes y consecuentes con lo que hoy la historia demanda de nosotros.
La oportunidad que hoy como pueblo tenemos en nuestras manos, que se traduce en una gran responsabilidad con la Humanidad al representar la esperanza de su salvación, no podemos desperdiciarla en lo más mínimo, para lo que hace falta que nos convirtamos en personas más capaces, más consecuentes, más honestos, más revolucionarios, o de lo contrario estaríamos traicionando a nuestro Pueblo, a la Humanidad y por ende a nosotros mismos.
El Socialismo no se construye por decreto, es una verdad de perogrullo, pero hasta ahora pareciese que le estamos dejando en su totalidad esa enorme responsabilidad que hoy recae sobre el Pueblo venezolano solo en los hombros del gobierno revolucionario, o peor aún, al heredado Estado burgués que más bien debemos desmontar.
Como Pueblo, debemos estar conscientes de nuestro deber histórico, y de ahí el papel de los cuadros revolucionarios, conscientes de “la realidad objetiva que determina la conducta a seguir”, al decir Comandante Fidel, para que orienten en el combate.
Tenemos el deber de construir el Socialismo, pero para ello debemos imaginarlo, soñarlo, planificarlo, sentirlo nuestro, proyectarlo, preverlo y planificarlo para ponernos metas concretas en esa construcción. Cada militante, cada trabajador, cada estudiante, en fin, cada miembro de nuestro pueblo, tiene hoy el deber de plantearse la construcción del Socialismo desde su entorno, partiendo de los detalles de la cotidianidad que a veces consideramos sencillos o simples, pero en los que se puede esconder el germen del capitalismo
Por: Julio Rossel
El tiempo que vivimos nos exige cada vez mayores niveles de conciencia de la realidad objetiva que nos circunda para que nuestras acciones vayan en sintonía con los tiempos y nuestros esfuerzos no caigan en saco rato. El Comandante Fidel en sus reflexiones sobre el IX Congreso de Unión de Jóvenes Comunistas que “el espíritu autocrítico, la incesante necesidad de estudiar, observar y reflexionar” son características de las que no puede prescindir un cuadro revolucionario.
En un proceso como el nuestro, donde adolecemos de los cuadros revolucionarios necesarios para que ayuden al Comandante Chávez en la dirección política de la Revolución, se hace perentorio que los que asumimos el compromiso profundo con este proceso de transformación que hoy impulsa nuestro Pueblo, asumamos la responsabilidad histórica de convertirnos en verdaderos cuadros, lo que pasa por asumir una actitud acorde con esa voluntad, empezando por revisar nuestro papel en la Sociedad para determinar en qué medida, concreta y objetivamente, estamos tributando con la Revolución y ver cómo podemos hacer para ser cada vez más eficientes y consecuentes con lo que hoy la historia demanda de nosotros.
La oportunidad que hoy como pueblo tenemos en nuestras manos, que se traduce en una gran responsabilidad con la Humanidad al representar la esperanza de su salvación, no podemos desperdiciarla en lo más mínimo, para lo que hace falta que nos convirtamos en personas más capaces, más consecuentes, más honestos, más revolucionarios, o de lo contrario estaríamos traicionando a nuestro Pueblo, a la Humanidad y por ende a nosotros mismos.
El Socialismo no se construye por decreto, es una verdad de perogrullo, pero hasta ahora pareciese que le estamos dejando en su totalidad esa enorme responsabilidad que hoy recae sobre el Pueblo venezolano solo en los hombros del gobierno revolucionario, o peor aún, al heredado Estado burgués que más bien debemos desmontar.
Como Pueblo, debemos estar conscientes de nuestro deber histórico, y de ahí el papel de los cuadros revolucionarios, conscientes de “la realidad objetiva que determina la conducta a seguir”, al decir Comandante Fidel, para que orienten en el combate.
Tenemos el deber de construir el Socialismo, pero para ello debemos imaginarlo, soñarlo, planificarlo, sentirlo nuestro, proyectarlo, preverlo y planificarlo para ponernos metas concretas en esa construcción. Cada militante, cada trabajador, cada estudiante, en fin, cada miembro de nuestro pueblo, tiene hoy el deber de plantearse la construcción del Socialismo desde su entorno, partiendo de los detalles de la cotidianidad que a veces consideramos sencillos o simples, pero en los que se puede esconder el germen del capitalismo
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