Son restablecidas las instituciones democráticas y queda al descubierto la participación estadounidense
El complot armado por el Departamento de Estado y la Embajada estadounidenses, los dueños de los medios privados de comunicación, la rosca empresarial de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (FEDECÁMARAS) y la mafia de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), con el apoyo militar de un grupo de generales con ambiciones dictatoriales, derrocó y secuestró al presidente Hugo Chávez en la madrugada del 12 de abril. Los medios divulgaron la noticia completamente falsa de la renuncia de Chávez. Sin embargo, el mismo día 12 se supo la verdad. El Presidente no había renunciado y era prisionero de los generales golpistas. Mientras, el pueblo se movilizaba desde los barrios pobres en manifestaciones de protestas. En tres centros importantes de la Fuerza Armada se rechazaba la usurpación: En el regimiento de paracaidistas y la base aérea de Maracay (Aragua), entre los batallones acuartelados en el Fuerte Tiuna (Caracas) y en el Regimiento de la Guardia de Honor del Presidente. Durante el día y la noche del 12-A, los espacios frente a la sede de la 42ª Brigada de Paracaidistas en Maracay y del fuerte Tiuna fueron colmándose de multitudes que reclamaban la presencia del presidente Chávez. Las unidades militares leales se fortalecieron con las informaciones del coraje del pueblo en la calle y las noticias de la resistencia militar elevaron la moral de combate de las masas populares.
En Maracay, el pueblo y los militares hicieron un pronunciamiento por la dignidad nacional; en el fuerte Tiuna, el general Jorge Luis García Carneiro, los comandantes de los batallones de la guarnición de Caracas y el coronel Jesús del Valle Morao, del Comando del Regimiento de la Guardia Presidencial, entre numerosos oficiales, se mantuvieron leales al presidente Chávez.
Mientras tuvieron el control, los golpistas impusieron un régimen de terror. Bandas de forajidos se dedicaron a asediar la Embajada de Cuba en Caracas y causaron severos daños, mientras amenazaban con violar la representación diplomática y asesinar a sus integrantes. El gobernador del Táchira, Ronald Blanco La Cruz, fue golpeado y detenido. El diputado Tarek William Saab fue brutalmente atropellado mientras pandillas fascistas intentaban lincharlo. El ministro Ramón Rodríguez Chacín fue golpeado. Asaltaron y clausuraron el canal Venezolana de Televisión. La Policía Metropolitana, comandada por el alcalde metropolitano Alfredo Peña, se dedicó a ametrallar los barrios y causar numerosas víctimas.
Al mediodía fue rescatado el Palacio de Miraflores y en las primeras horas de la noche se rindieron los generales golpistas. Pedro Carmona se asiló en la Embajada de Colombia. Los dueños de los medios de comunicación secuestraron las noticias y establecieron una rígida autocensura en un intento por ocultar la verdad.
Mientras tenían lugar los acontecimientos en Caracas, unidades de la Armada estadounidense violaban el mar territorial. Lanchas patrulleras y helicópteros de Estados Unidos navegaron cerca de las costas venezolanas. Según informaciones confidenciales, estas unidades tenían como objetivo dar apoyo al secuestro del Presidente, a quien se pretendía sacar del territorio nacional. Posteriormente, la injerencia estadounidense en el golpe fascista fue plenamente comprobada. Estados Unidos planificó el complot y tuvo la complicidad del jefe del Gobierno español, José María Aznar, y del gobierno de Álvaro Uribe en Colombia. En Centroamérica, el presidente de El Salvador, Francisco Flores, extendió reconocimiento al gobierno espurio de Pedro Carmona, por órdenes de Estados Unidos.
En la noche del día 13 de abril, el pueblo y la Fuerza Armada leales habían recuperado completamente el control de la situación. Fueron restablecidas las instituciones democráticas y una comisión rescató al presidente Chávez, quien arribó al palacio de Miraflores en la madrugada del 14 de abril
El complot armado por el Departamento de Estado y la Embajada estadounidenses, los dueños de los medios privados de comunicación, la rosca empresarial de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (FEDECÁMARAS) y la mafia de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), con el apoyo militar de un grupo de generales con ambiciones dictatoriales, derrocó y secuestró al presidente Hugo Chávez en la madrugada del 12 de abril. Los medios divulgaron la noticia completamente falsa de la renuncia de Chávez. Sin embargo, el mismo día 12 se supo la verdad. El Presidente no había renunciado y era prisionero de los generales golpistas. Mientras, el pueblo se movilizaba desde los barrios pobres en manifestaciones de protestas. En tres centros importantes de la Fuerza Armada se rechazaba la usurpación: En el regimiento de paracaidistas y la base aérea de Maracay (Aragua), entre los batallones acuartelados en el Fuerte Tiuna (Caracas) y en el Regimiento de la Guardia de Honor del Presidente. Durante el día y la noche del 12-A, los espacios frente a la sede de la 42ª Brigada de Paracaidistas en Maracay y del fuerte Tiuna fueron colmándose de multitudes que reclamaban la presencia del presidente Chávez. Las unidades militares leales se fortalecieron con las informaciones del coraje del pueblo en la calle y las noticias de la resistencia militar elevaron la moral de combate de las masas populares.
En Maracay, el pueblo y los militares hicieron un pronunciamiento por la dignidad nacional; en el fuerte Tiuna, el general Jorge Luis García Carneiro, los comandantes de los batallones de la guarnición de Caracas y el coronel Jesús del Valle Morao, del Comando del Regimiento de la Guardia Presidencial, entre numerosos oficiales, se mantuvieron leales al presidente Chávez.
Mientras tuvieron el control, los golpistas impusieron un régimen de terror. Bandas de forajidos se dedicaron a asediar la Embajada de Cuba en Caracas y causaron severos daños, mientras amenazaban con violar la representación diplomática y asesinar a sus integrantes. El gobernador del Táchira, Ronald Blanco La Cruz, fue golpeado y detenido. El diputado Tarek William Saab fue brutalmente atropellado mientras pandillas fascistas intentaban lincharlo. El ministro Ramón Rodríguez Chacín fue golpeado. Asaltaron y clausuraron el canal Venezolana de Televisión. La Policía Metropolitana, comandada por el alcalde metropolitano Alfredo Peña, se dedicó a ametrallar los barrios y causar numerosas víctimas.
Al mediodía fue rescatado el Palacio de Miraflores y en las primeras horas de la noche se rindieron los generales golpistas. Pedro Carmona se asiló en la Embajada de Colombia. Los dueños de los medios de comunicación secuestraron las noticias y establecieron una rígida autocensura en un intento por ocultar la verdad.
Mientras tenían lugar los acontecimientos en Caracas, unidades de la Armada estadounidense violaban el mar territorial. Lanchas patrulleras y helicópteros de Estados Unidos navegaron cerca de las costas venezolanas. Según informaciones confidenciales, estas unidades tenían como objetivo dar apoyo al secuestro del Presidente, a quien se pretendía sacar del territorio nacional. Posteriormente, la injerencia estadounidense en el golpe fascista fue plenamente comprobada. Estados Unidos planificó el complot y tuvo la complicidad del jefe del Gobierno español, José María Aznar, y del gobierno de Álvaro Uribe en Colombia. En Centroamérica, el presidente de El Salvador, Francisco Flores, extendió reconocimiento al gobierno espurio de Pedro Carmona, por órdenes de Estados Unidos.
En la noche del día 13 de abril, el pueblo y la Fuerza Armada leales habían recuperado completamente el control de la situación. Fueron restablecidas las instituciones democráticas y una comisión rescató al presidente Chávez, quien arribó al palacio de Miraflores en la madrugada del 14 de abril
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