sábado, 20 de junio de 2009

HACIA EL RESCATE DE LA DIGNIDAD DEL PERIODISMO

Líneas para el debate. Tomado del Semanario “ A La Izquierda N° 44”
HACIA EL RESCATE DE LA DIGNIDAD DEL PERIODISMO
EL EJEMPLO DE FABRICIO OJEDA
En vísperas del 27 de junio, Día Nacional de las y los periodistas, recordamos con orgullo al colega Fabricio Ojeda: maestro, dirigente político, diputado guerrillero y periodista.
Fabricio nació en Boconó, un 6 de enero de 1929 y fue vilmente asesinado en Caracas, en las mazmorras del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, SIFA, un 21 de junio de 1966. El informe médico señaló suicidio. No se atrevieron a decirle al pueblo que lo habían asesinado.
Y es que el legado de Fabricio Ojeda seguía vivo en las calles y hoy está más vigente que nunca. Es recordado como redactor del diario La Calle, El Heraldo y El Nacional. Dirigente de la Unión Republicana Democrática, URD, fue Presidente de la Junta Patriótica que se conformó tras el derrocamiento, por parte de las Fuerzas Armadas y del movimiento popular organizado, el 23 de enero de 1958, de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez instaurada en 1952.Fabricio como muchas y muchos camaradas se mantuvo activo durante los casi 7 años de infame dictadura y gracias a ello obtiene los suficientes méritos morales y políticos para presidir la Junta.
En elecciones de ese mismo año, en las que Rómulo Betancourt resultó Presidente Constitucional para el período 1959-1964, Fabricio Ojeda fue electo diputado de URD al Congreso Nacional por el Distrito Federal. Tal era su prestigio entonces como político y periodista.
Tras consumarse el nefasto Pacto de Punto Fijo, que sumergió a nuestro país en la miseria y en la barbarie, el gobierno de Betancourt se rodea de una nueva clase política compuesta esencialmente por adecos y copeyanos.
URD retira el apoyo al gobierno en1962 y decide el camino de la lucha armada para emprender el proceso de Liberación Nacional. Estaba allí, como un faro, el ejemplo de la recién nacida Revolución Cubana que Fabricio conoció bien pues en 1960, residió en Cuba durante algún tiempo.
Gran admirador del poeta y periodista José Martí, Fabricio Ojeda escribió el libro “Presencia revolucionaria de Martí”, publicado en La Habana en 1962.
Fabricio Ojeda ayudó a conformar las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, FALN.
Su dedicación, compromiso y disciplina lo llevaron a obtener el grado de Comandante dentro de las guerrillas. En una ocasión, cae detenido en Trujillo y se le sentencia en Consejo de Guerra a 18 años de cárcel por el delito de Rebelión Militar. Sin embargo, en esa oportunidad, gracias a su audacia y experiencia guerrillera, logra fugarse.
En 1966, es apresado nuevamente en Caracas y unos días después, la historia oficial de la infamia da parte de su supuesto suicidio. Conocemos, el pueblo conoce, que no lo fue; fue un brutal asesinato.
Hoy, el Premio Municipal Libertador de Periodismo lleva su nombre como homenaje y reconocimiento a su ejercicio de un periodismo veraz y ético.
Fabricio Ojeda fue consecuente hasta el final con su acción y su palabra y la intolerancia política de entonces, no le permitió seguir viviendo. Su ejemplo de moral intachable era tan peligroso que tuvieron que matarlo. Pero Fabricio jamás se fue, su legado continúa hoy entre nosotras y nosotros.
Fabricio Ojeda escribió, como gran pensador que fue, sobre la transición del gobierno democrático-burgués al gobierno socialista: esto ha de ser consecuencia de la radicalización popular frente a la agresión imperialista y producto de la firmeza revolucionaria del pueblo encabezado por su líder.
¡Cuánta actualidad tiene su discurso, para quienes transitamos hoy en este rumbo de construir la Patria Socialista!

Comunicadoras y Comunicadores al rescate de la ética periodística
El rescate de la ética y la dignidad de las y los periodistas, comunicadoras y comunicadores, se inicia por retomar la enseñanza de Bolívar Periodista, que practicó un periodismo legítimo, liberador, digno, puesto al servicio de los intereses de la Patria y no de intereses económicos”
El proceso revolucionario ha permitido la creación de gran cantidad de medios alternativos y comunitarios que son tribuna abierta para la comunicación popular. Nunca en la historia democrática venezolana vimos tanta libertad de expresión.
Por ello es necesario involucrar en esta gesta por el rescate de la ética periodística, no sólo a quienes han obtenido una licenciatura en el área sino a todas y todos quienes día a día asumen el hecho comunicacional.
Lamentablemente para las y los periodistas graduados y colegiados del país, el Colegio Nacional de Periodistas, CNP, la instancia que debería defender nuestros derechos laborales y velar por el correcto ejercicio de la labor periodística, está en manos de representantes de la contrarrevolución que han convertido este espacio para la lucha y reivindicación gremial, en un apéndice de la oposición más reaccionaria y recalcitrante.
La actual Directiva del CNP viola constantemente su normativa interna y el Código de Ética del Periodismo. Es seguro que esta suerte de “casta” o “élite” compuesta por empleados al servicio de sus patronos, no representa a la gran masa de trabajadoras y trabajadores de los medios de comunicación.
Descaradamente se han prestado para convertir al Sindicato de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y al Colegio Nacional de Periodistas (CNP) en títeres de la oposición antidemocrática y de intereses foráneos en el país, dejando sin amparo a quienes supuestamente defienden.
Los hemos denunciado desde el Consejo Nacional de Comunicadoras y Comunicadores Socialistas por colocarse de espaldas a los intereses del gremio.
Comunicadoras y comunicadores luchamos por el respeto a los derechos del pueblo venezolano establecidos en nuestra Carta Magna, por la no discriminación, por el derecho a la información veraz, por el derecho a la justicia social y a la mayor suma de felicidad posible.
En estos momentos esos derechos son vulnerados por empresas al servicio de la oligarquía y de intereses extranjeros que se hacen llamar “Medios de Comunicación” y no lo son. Son simplemente armas de propagada de guerra de la contrarrevolución en Venezuela y en América Latina.
Cualquier parecido con Globovisión C.A, no es pura coincidencia. Nosotras y nosotros, luchamos por el rescate de la dignidad del ejercicio del periodismo, por el respeto al papel de las comunicadoras y comunicadores de medios alterativos y comunitarios, por el respeto para los que son empleadas y empleados de medios comerciales para que no se les obligue a convertirse en mercenarios de la información, en carne de cañón del fascismo, en esclavos de las líneas editoriales impuestas por los dueños de los medios, sin derecho a opinar libremente, sin derecho a exigir un salario justo, obligados a ejercer su profesión con miedo de ser despedidos, explotadas y explotados, obligados a vender su pluma al mejor postor.
El rescate de la ética y la dignidad de las y los periodistas, comunicadoras y comunicadores, se inicia por retomar la enseñanza de Bolívar Periodista, que practicó un periodismo legítimo, liberador, digno, puesto al servicio de los intereses de la Patria y no de intereses económicos.
Quienes hablan hoy de persecución a periodistas y dueños de medios creen que el pueblo no tiene memoria. Nuestro glorioso pueblo no olvida el asesinato de Fabricio y la mentira que divulgaron al respecto, nuestro pueblo no olvida y es necesario recordarle y enseñarle a los más jóvenes, a los que están en proceso de formación, que fue en el pasado cuando se asesinó a periodistas, se les persiguió, se cerraron y allanaron periódicos, se censuraron primeras páginas, se cerraron canales, se les negó la concesión a iniciativas comunitarias de radio y televisión, se vetaron voceras y voceros.
Nunca como ahora la libertad de expresión había sido tan plena en nuestro país. Y es nuestro deber como comunicadoras y comunicadores ejercer la contraloría social sobre esa libertad de expresión que nos garantiza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
No podemos permitir que los medios de comunicación privados impongan sus intereses económicos y políticos por encima de los intereses de la Patria y del pueblo venezolano.
Está en comunicadoras y comunicadoras, pero también en usuarias y usuarios de los medios, no permitir que continúe la insania, la corrupción, la falta de ética en el ejercicio del hecho comunicacional.
Tenemos derecho a medios responsables, serios, veraces; no se niega el derecho a la crítica y a la denuncia, son bienvenidas cuando se hacen con ética, pero no queremos el odio, la difamación, la instigación al delito, el llamado a la muerte y el horror que propagan como cajas de resonancia del fascismo, los medios privados. Dejaron de informar para convertirse en megáfonos de la conspiración, del golpismo y de las prácticas antidemocráticas y eso no lo podemos permitir.
El llamado es al pueblo para organizarse y combatir el abuso de los medios comerciales, el mal uso del espacio radioeléctrico, la ofensa, la injuria, la deshumanización que pregonan los medios comerciales y conquistar espacios para el ejercicio de un periodismo ético.

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