Romper los paradigmas contrarrevolucionarios
William E. Izarra
Etapas y fases constituyen el Proceso Revolucionario. Una etapa puede tener varias fases y mantener su vigencia por un largo período, como es el caso de la etapa actual: la de la transición. Las etapas están determinadas por las fases y éstas, marcan inicios de momentos engendrados por las coyunturas. La etapa actual no ha culminado desde que arrancó en 1999.
Digo que estamos todavía en transición porque no ha finalizado la confrontación de los sistemas políticos que siguen en pugna. La reforma, cuya expresión es la democracia representativa no ha muerto. Es la práctica del Estado burocrático soportado por las normas y costumbres capitalistas que regulan el mercado. El marco teórico de su sustento esencial se basa en leyes procreadoras de una cultura alienante, materialista, consumista, pragmática y rivalizadora. Pero, no solo es el modelo del Estado reformista lo que estimula la alienación lo son también los medios de intermediación de la sociedad como, por ejemplo la iglesia, los gremios profesionales, las asociaciones mercantilistas, la banca, los partidos políticos y, muy especialmente, los intelectuales o pensadores anclados en el pensamiento clásico y, con especial énfasis, en el europeo.
La transición exige romper paradigmas. Uno de ello es la producción intelectual autóctona. La metáfora del alfarero nos enseña que él, el alfarero, transforma su matera prima en creación propia. Su obra, producto de su talento, es una expresión de arte, de belleza, de necesaria utilidad para el ser. Trabajó la arcilla posiblemente empleando ideas de otros que contribuyeron a orientar su inspiración. Pero, el resultado es su hechura particular y específica fruto de la nada.
El Socialismo del Siglo XXI no es la emulación de modelos existentes en el presente o experimentados en el pasado. El pensamiento universal de carácter emancipador es una fuente que estimula la creación. Es equivalente a la materia prima del alfarero. Pero jamás será copia fiel y exacta. Su base conceptual teórica se está formando con novedosos juicios que quiebran el pensamiento clásico con tendencia a replantearse el europeo, cordón umbilical de la élite intelectual de la contra-evolución. El marco teórico del SSXXI permite interpretar el mundo, la vida, el hombre y hasta Dios bajo paradigmas contrarios a los de los simplistas intelectuales de la derecha venezolana basados en ideas tomadas de otros pensadores. Gente que vive de su auto-adoración carece de talento propio. Ha sido incapaz de sembrar su propia semilla para recoger frutos inéditos. Sus ideas son como prótesis que se agregan a su cuerpo pero sin pertenecerles. Basan sus reflexiones en citas de la creación de otros.
La fase actual dentro de la transición nos conduce a la traslación revolucionaria que es la transferencia del poder a la comunidad organizada.
Alcanzar esta meta exige un nuevo marco conceptual teórico y la elaboración de ideas que rompan paradigmas. Es la razón del espíritu.
Etapas y fases constituyen el Proceso Revolucionario. Una etapa puede tener varias fases y mantener su vigencia por un largo período, como es el caso de la etapa actual: la de la transición. Las etapas están determinadas por las fases y éstas, marcan inicios de momentos engendrados por las coyunturas. La etapa actual no ha culminado desde que arrancó en 1999.
Digo que estamos todavía en transición porque no ha finalizado la confrontación de los sistemas políticos que siguen en pugna. La reforma, cuya expresión es la democracia representativa no ha muerto. Es la práctica del Estado burocrático soportado por las normas y costumbres capitalistas que regulan el mercado. El marco teórico de su sustento esencial se basa en leyes procreadoras de una cultura alienante, materialista, consumista, pragmática y rivalizadora. Pero, no solo es el modelo del Estado reformista lo que estimula la alienación lo son también los medios de intermediación de la sociedad como, por ejemplo la iglesia, los gremios profesionales, las asociaciones mercantilistas, la banca, los partidos políticos y, muy especialmente, los intelectuales o pensadores anclados en el pensamiento clásico y, con especial énfasis, en el europeo.
La transición exige romper paradigmas. Uno de ello es la producción intelectual autóctona. La metáfora del alfarero nos enseña que él, el alfarero, transforma su matera prima en creación propia. Su obra, producto de su talento, es una expresión de arte, de belleza, de necesaria utilidad para el ser. Trabajó la arcilla posiblemente empleando ideas de otros que contribuyeron a orientar su inspiración. Pero, el resultado es su hechura particular y específica fruto de la nada.
El Socialismo del Siglo XXI no es la emulación de modelos existentes en el presente o experimentados en el pasado. El pensamiento universal de carácter emancipador es una fuente que estimula la creación. Es equivalente a la materia prima del alfarero. Pero jamás será copia fiel y exacta. Su base conceptual teórica se está formando con novedosos juicios que quiebran el pensamiento clásico con tendencia a replantearse el europeo, cordón umbilical de la élite intelectual de la contra-evolución. El marco teórico del SSXXI permite interpretar el mundo, la vida, el hombre y hasta Dios bajo paradigmas contrarios a los de los simplistas intelectuales de la derecha venezolana basados en ideas tomadas de otros pensadores. Gente que vive de su auto-adoración carece de talento propio. Ha sido incapaz de sembrar su propia semilla para recoger frutos inéditos. Sus ideas son como prótesis que se agregan a su cuerpo pero sin pertenecerles. Basan sus reflexiones en citas de la creación de otros.
La fase actual dentro de la transición nos conduce a la traslación revolucionaria que es la transferencia del poder a la comunidad organizada.
Alcanzar esta meta exige un nuevo marco conceptual teórico y la elaboración de ideas que rompan paradigmas. Es la razón del espíritu.
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