miércoles, 29 de septiembre de 2010

"Más que nunca requerimos... ¡limpieza y más revolución!"

Los resultados electorales muestran un avance de las fuerzas contrarrevolucionarias, pero todavía están muy lejos de alcanzar su objetivo real. Para tener éxito, la oposición tendrá que enfrentarse con el Presidente y la revolución. El choque principal se dará cuando el período presidencial llegue a su fin en 2012. Es posible que un enfrentamiento llegue incluso antes, si la oposición recurre a un referéndum revocatorio. La única manera de impedir esto es acelerando el proceso revolucionario, llevando a cabo la expropiación de la tierra, los bancos y las principales industrias.
"¡Pero no tenemos una mayoría suficiente en la Asamblea Nacional para hacer esto!" Este argumento de los reformistas es falso de principio a fin. Todo el mundo sabe que los problemas fundamentales de la sociedad no se resuelven en los parlamentos, o mediante las leyes y las constituciones, sino con la lucha de clases.
En términos electorales, las masas pequeñoburguesas pueden parecer una fuerza formidable. Pero cuando se enfrentan en las calles con el poder de los obreros, campesinos y la juventud revolucionaria, su aparente fortaleza se evaporará como una gota de agua sobre una estufa caliente. Si la Revolución es digna de su nombre, se negará a bailar el joropo parlamentario con la contrarrevolución. Movilizará a sus fuerzas allí donde realmente importa: no en el debate de las cámaras, sino en las calles, en las fábricas y en los cuarteles del ejército.
En una rueda de prensa el lunes por la noche, Chávez dijo que la próxima fase de su gobierno es "la aceleración de los programas del nuevo proyecto histórico, político, social y tecnológico". Eso va en la dirección correcta, pero debe ser traducido en acciones . El Presidente concluyó: "¡Debemos continuar fortaleciendo la revolución!" Eso, y no las recetas cobardes del reformismo, es la única manera de avanzar.
Nos vemos enfrentados con sólo dos posibilidades: o bien la más grande de las victorias o la más terrible de las derrotas. Con el fin de asegurar la victoria, debemos basarnos en la famosa consigna del gran revolucionario francés Danton: "¡De l'audace! ¡De l'audace! ¡Et encore de l'audace! ": "¡Audacia! ¡Audacia¡ ¡Y más audacia!".

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