Israel y un mundo cobarde
Yo estoy convencido que el llamado “problema palestino” es el principal problema político que tiene la humanidad. Dependiendo de cómo este asunto se resuelva, veremos si es posible una mejor humanidad o si se profundiza el actual estado de cosas.
En la compleja situación que vive este pueblo ancestral, hay muchos elementos tergiversados por manipulación ideológica de los grandes medios, empezando por el cine. La poderosa maquinaria cultural sionista ha impuesto en el mundo la idea del “holocausto judío” como hecho más trascendente de la mal llamada Segunda Guerra Mundial. Ciertamente la razzia llevada a cabo por la extrema derecha nazifacista es un hecho repudiable desde todo punto de vista. Pero cómo llamar entonces a los veintidós millones de muertos que sufrió la extinta Unión Soviética; pueblos enteros enterrados en fosas comunes, pueblos heroicos que con su inmenso sacrificio derrotaron a la bestia nazi.
Y, ¿cómo llamar los ochenta millones de seres humanos asesinados en la invasión europea al continente hoy llamado América?
Esas no son víctimas dignas de considerar ni de indemnizar. Ni de reivindicar en versión histórica alguna. Eran solo indios, gentilicio prestado por error.
Pero esta Israel no es la de la Biblia. Es un amasijo de gentes de todos lados, sobretodo de Europa, que han invadido con saña y alevosía desde hace 63 años la tierra palestina, engañando y asesinando a sus originarios habitantes.
Avigdor Lieberman, el canciller del actual gobierno, lleva apenas 25 años viviendo allí. Es un extranjero y tiene el poder de destruir vidas por miles. Lo mismo ocurre con la agresiva invasión con colonos. A Palestina le van dejando sólo un 13% del territorio que le reconocen las Resoluciones de Naciones Unidas.
La ONU está totalmente deslegitimada. La impunidad internacional impuesta por Israel con apoyo de Estados Unidos e Inglaterra es el cáncer que diezma la posibilidad de una comunidad de naciones en paz y con justicia.
El mundo observa indiferente el genocidio planificado, sostenido y creciente de un pueblo entero, donde el poder financiero transnacional hace gala de su prepotencia, y los gobiernos de países árabes y musulmanes, exhiben sin pudor su desvergüenza y su cobardía.
Al contrario, la actitud viril y solidaria de nuestro Gobierno Bolivariano, es motivo de orgullo nacional y mensaje de esperanza al pueblo árabe-palestino.
El único camino posible para detener la carnicería sionista contra Palestina, es darle una lección de fuerza a Israel, declarando el bloqueo de ese mercado y el boicot de sus productos y de empresas asociadas a nivel mundial; a la vez que se establece definitivamente el Estado Palestino con ayuda internacional para ser dotado de un ejército apertrechado con disuasivos suficientes para bajarle los humos al envalentonado guapetón del Medio Oriente.
Para lograr esto en indispensable la unidad de los patriotas palestinos.
Lo ocurrido con la flotilla humanitaria en aguas internacionales del Mediterráneo, es la última prueba que la ONU necesitaba para terminar con la impunidad sionista. Si no lo hacen institucionalmente, vendrán situaciones de mayor peligro aún, donde el riesgo de una guerra atómica podría ser la terrible desembocadura de un mundo cobarde y egoísta.
Yldefonso Finol
Constituyente
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."Simón Bolívar, El Libertador.
Yo estoy convencido que el llamado “problema palestino” es el principal problema político que tiene la humanidad. Dependiendo de cómo este asunto se resuelva, veremos si es posible una mejor humanidad o si se profundiza el actual estado de cosas.
En la compleja situación que vive este pueblo ancestral, hay muchos elementos tergiversados por manipulación ideológica de los grandes medios, empezando por el cine. La poderosa maquinaria cultural sionista ha impuesto en el mundo la idea del “holocausto judío” como hecho más trascendente de la mal llamada Segunda Guerra Mundial. Ciertamente la razzia llevada a cabo por la extrema derecha nazifacista es un hecho repudiable desde todo punto de vista. Pero cómo llamar entonces a los veintidós millones de muertos que sufrió la extinta Unión Soviética; pueblos enteros enterrados en fosas comunes, pueblos heroicos que con su inmenso sacrificio derrotaron a la bestia nazi.
Y, ¿cómo llamar los ochenta millones de seres humanos asesinados en la invasión europea al continente hoy llamado América?
Esas no son víctimas dignas de considerar ni de indemnizar. Ni de reivindicar en versión histórica alguna. Eran solo indios, gentilicio prestado por error.
Pero esta Israel no es la de la Biblia. Es un amasijo de gentes de todos lados, sobretodo de Europa, que han invadido con saña y alevosía desde hace 63 años la tierra palestina, engañando y asesinando a sus originarios habitantes.
Avigdor Lieberman, el canciller del actual gobierno, lleva apenas 25 años viviendo allí. Es un extranjero y tiene el poder de destruir vidas por miles. Lo mismo ocurre con la agresiva invasión con colonos. A Palestina le van dejando sólo un 13% del territorio que le reconocen las Resoluciones de Naciones Unidas.
La ONU está totalmente deslegitimada. La impunidad internacional impuesta por Israel con apoyo de Estados Unidos e Inglaterra es el cáncer que diezma la posibilidad de una comunidad de naciones en paz y con justicia.
El mundo observa indiferente el genocidio planificado, sostenido y creciente de un pueblo entero, donde el poder financiero transnacional hace gala de su prepotencia, y los gobiernos de países árabes y musulmanes, exhiben sin pudor su desvergüenza y su cobardía.
Al contrario, la actitud viril y solidaria de nuestro Gobierno Bolivariano, es motivo de orgullo nacional y mensaje de esperanza al pueblo árabe-palestino.
El único camino posible para detener la carnicería sionista contra Palestina, es darle una lección de fuerza a Israel, declarando el bloqueo de ese mercado y el boicot de sus productos y de empresas asociadas a nivel mundial; a la vez que se establece definitivamente el Estado Palestino con ayuda internacional para ser dotado de un ejército apertrechado con disuasivos suficientes para bajarle los humos al envalentonado guapetón del Medio Oriente.
Para lograr esto en indispensable la unidad de los patriotas palestinos.
Lo ocurrido con la flotilla humanitaria en aguas internacionales del Mediterráneo, es la última prueba que la ONU necesitaba para terminar con la impunidad sionista. Si no lo hacen institucionalmente, vendrán situaciones de mayor peligro aún, donde el riesgo de una guerra atómica podría ser la terrible desembocadura de un mundo cobarde y egoísta.
Yldefonso Finol
Constituyente
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."Simón Bolívar, El Libertador.
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