Hace 195 años, en 1814, en impresionante y doloroso desfile Caracas emigra a Oriente.
Más de 20 mil personas, detrás de los caballos de Bolívar dejan la ciudad ante la inminente presencia de Bóves el terrible jefe de las tropas del rey Fernando VII, vengativo y asesino. Solo 1200 soldados acompañaban al terror de la población. Ese día se inició uno de los dramas más impresionantes de la emancipación venezolana
Unas 20.000 personas y un ejército derrotado abandonan Caracas y emprenden la trágica emigración a Oriente ante el avance de Boves degollando patriotas al frente de seis mil guerreros
Las noticias llegadas a la ciudad sobre las atrocidades cometidas por Boves en las poblaciones del valle de Caracas, degollando a su paso a los patriotas y a muchos blancos sólo por el hecho de serlo, aumentaban el pánico. Un ejército derrotado, imposibilitado de dar batalla por la inferioridad de sus fuerzas, acompañaba la emigración. Boves avanzaba con más de seis mil curtidos guerreros, en su mayoría fieros llaneros llenos de odio contra la vieja clase dominante formada por los propietarios y “mantuanos”.
La última resistencia la opusieron los patriotas en Las Adjuntas, a la entrada de Caracas, en una hacienda llamada La Majada. Una vanguardia al mando de Manuel Zarrasqueta salió al paso de los realistas, quienes se aproximaban por el viejo camino a orillas del río San Pedro. Después de un sangriento combate, los patriotas fueron derrotados. Zarrasqueta y otros oficiales cayeron prisioneros y allí mismo se les dio muerte.
La noticia de la derrota en La Majada aumentó el pánico en Caracas. El Libertador Simón Bolívar reunió una asamblea en el convento de San Francisco. Después de un prolongado debate, se decidió abandonar la capital. Algunas familias pidieron hacerlo por mar hacia las Antillas, entre ellas las hermanas del Libertador, Juana Bolívar y su hija, y María Antonia Bolívar y sus hijos. María Antonia era una fanática partidaria del Rey y se negaba a salir de Caracas. Debió ser obligada por la fuerza ya que Bolívar temía que fuera ultrajada por las tropas enemigas. Una escolta la sacó de su casa. Vicente Salias, redactor de la Gaceta de Caracas, quien también salió de La Guaira (Vargas) en una goleta rumbo a Curazao, fue capturado y trasladado a Puerto Cabello (Carabobo), donde fue fusilado junto con todos sus acompañantes.´
En la mañana del 7 de julio se emprendió el camino por la vía de Guarenas, Bolívar llega a Guarenas. En efecto, el 7 de julio de 1814, rumbo al Oriente y a la cabeza de la Emigración a Oriente, el Libertador ordena acampar al pie de la famosa Ceiba de Guarenas.
Situada a la entrada de La Guairita. Durante años pasamos debajo de aquella hermosa maravilla natural hasta que, hace pocos años, una mano criminal o un incendio de carretera acabó con tal noble Ceiba y hasta la placa que la identificaba desapareció y no se ha sembrado otra en su lugar.
Bolívar pernoctó en una casona ubicada en la intersección de las actuales Calles Monagas y Bolívar derrumbada por la acción del tiempo.
Luego llega a Guatire, Capaya y Río Chico, en medio de torrenciales lluvias, por un territorio fangoso. Numerosas mujeres y niños tuvieron que atravesar selvas y sufrir grandes penalidades. Muchos perecieron por hambre. Bolívar encabezaba la emigración con los restos del ejército, apenas 1.200 hombres pobremente armados. Sus principales oficiales eran Soublette, al mando de la caballería, y Leandro Palacios, de la infantería. Veintitrés días duró la penosa marcha hasta Barcelona (Anzoátegui). El tramo más difícil fue el paso de las tierras anegadas por la crecida de la laguna de Tacarigua (Miranda) que duró tres días. Durante todo el trayecto, partidas de bandoleros atacaban la retaguardia de la emigración o a los retrasados para arrebatarles cualquier pertenencia, mientras corsarios al servicio de los españoles los hostilizaban desde el mar. Bolívar y la gente de caballería ayudaban a pasar en las ancas de sus caballos a los más débiles. Dicen las leyendas que durante largo trecho el Libertador llevó en sus brazos a un niño de pocos meses de nacido, Manuel María Urbaneja, quien después sería afamado matemático; y también ayudó a Luisa Cáceres, una niña para la época.
Al llegar a Barcelona, unos tomaron rumbo a Margarita (Nueva Esparta) y otros a Maturín (Monagas), aún en poder de los patriotas orientales bajo el mando de Santiago Mariño. El Libertador se ocupó inmediatamente de organizar la defensa de Barcelona. Boves había enviado a Francisco Tomás Morales al frente del grueso de su ejército hacia Oriente con la orden de conquistar a Barcelona a toda costa, en la idea de que así concluiría la liquidación de la resistencia de los patriotas. Morales tomó rumbo por el alto llano, donde estaba seguro que podía aumentar sus tropas y aprovisionarse de ganado y otros recursos.
Más de 20 mil personas, detrás de los caballos de Bolívar dejan la ciudad ante la inminente presencia de Bóves el terrible jefe de las tropas del rey Fernando VII, vengativo y asesino. Solo 1200 soldados acompañaban al terror de la población. Ese día se inició uno de los dramas más impresionantes de la emancipación venezolana
Unas 20.000 personas y un ejército derrotado abandonan Caracas y emprenden la trágica emigración a Oriente ante el avance de Boves degollando patriotas al frente de seis mil guerreros
Las noticias llegadas a la ciudad sobre las atrocidades cometidas por Boves en las poblaciones del valle de Caracas, degollando a su paso a los patriotas y a muchos blancos sólo por el hecho de serlo, aumentaban el pánico. Un ejército derrotado, imposibilitado de dar batalla por la inferioridad de sus fuerzas, acompañaba la emigración. Boves avanzaba con más de seis mil curtidos guerreros, en su mayoría fieros llaneros llenos de odio contra la vieja clase dominante formada por los propietarios y “mantuanos”.
La última resistencia la opusieron los patriotas en Las Adjuntas, a la entrada de Caracas, en una hacienda llamada La Majada. Una vanguardia al mando de Manuel Zarrasqueta salió al paso de los realistas, quienes se aproximaban por el viejo camino a orillas del río San Pedro. Después de un sangriento combate, los patriotas fueron derrotados. Zarrasqueta y otros oficiales cayeron prisioneros y allí mismo se les dio muerte.
La noticia de la derrota en La Majada aumentó el pánico en Caracas. El Libertador Simón Bolívar reunió una asamblea en el convento de San Francisco. Después de un prolongado debate, se decidió abandonar la capital. Algunas familias pidieron hacerlo por mar hacia las Antillas, entre ellas las hermanas del Libertador, Juana Bolívar y su hija, y María Antonia Bolívar y sus hijos. María Antonia era una fanática partidaria del Rey y se negaba a salir de Caracas. Debió ser obligada por la fuerza ya que Bolívar temía que fuera ultrajada por las tropas enemigas. Una escolta la sacó de su casa. Vicente Salias, redactor de la Gaceta de Caracas, quien también salió de La Guaira (Vargas) en una goleta rumbo a Curazao, fue capturado y trasladado a Puerto Cabello (Carabobo), donde fue fusilado junto con todos sus acompañantes.´
En la mañana del 7 de julio se emprendió el camino por la vía de Guarenas, Bolívar llega a Guarenas. En efecto, el 7 de julio de 1814, rumbo al Oriente y a la cabeza de la Emigración a Oriente, el Libertador ordena acampar al pie de la famosa Ceiba de Guarenas.
Situada a la entrada de La Guairita. Durante años pasamos debajo de aquella hermosa maravilla natural hasta que, hace pocos años, una mano criminal o un incendio de carretera acabó con tal noble Ceiba y hasta la placa que la identificaba desapareció y no se ha sembrado otra en su lugar.
Bolívar pernoctó en una casona ubicada en la intersección de las actuales Calles Monagas y Bolívar derrumbada por la acción del tiempo.
Luego llega a Guatire, Capaya y Río Chico, en medio de torrenciales lluvias, por un territorio fangoso. Numerosas mujeres y niños tuvieron que atravesar selvas y sufrir grandes penalidades. Muchos perecieron por hambre. Bolívar encabezaba la emigración con los restos del ejército, apenas 1.200 hombres pobremente armados. Sus principales oficiales eran Soublette, al mando de la caballería, y Leandro Palacios, de la infantería. Veintitrés días duró la penosa marcha hasta Barcelona (Anzoátegui). El tramo más difícil fue el paso de las tierras anegadas por la crecida de la laguna de Tacarigua (Miranda) que duró tres días. Durante todo el trayecto, partidas de bandoleros atacaban la retaguardia de la emigración o a los retrasados para arrebatarles cualquier pertenencia, mientras corsarios al servicio de los españoles los hostilizaban desde el mar. Bolívar y la gente de caballería ayudaban a pasar en las ancas de sus caballos a los más débiles. Dicen las leyendas que durante largo trecho el Libertador llevó en sus brazos a un niño de pocos meses de nacido, Manuel María Urbaneja, quien después sería afamado matemático; y también ayudó a Luisa Cáceres, una niña para la época.
Al llegar a Barcelona, unos tomaron rumbo a Margarita (Nueva Esparta) y otros a Maturín (Monagas), aún en poder de los patriotas orientales bajo el mando de Santiago Mariño. El Libertador se ocupó inmediatamente de organizar la defensa de Barcelona. Boves había enviado a Francisco Tomás Morales al frente del grueso de su ejército hacia Oriente con la orden de conquistar a Barcelona a toda costa, en la idea de que así concluiría la liquidación de la resistencia de los patriotas. Morales tomó rumbo por el alto llano, donde estaba seguro que podía aumentar sus tropas y aprovisionarse de ganado y otros recursos.
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