CRISTIANISMO ES SOCIALISMO
Un Grano de Maiz
La historia de las ideas liberadoras es la historia de la lucha por ignorarlas y por dividir a sus partidarios. Así, encontramos que las ideas Cristianas han sido ignoradas en su esencia por las cúpulas eclesiásticas, y han sido separadas del Socialismo, que es su evolución natural.
Para visualizar la conexión entrañable entre Cristianismo y Socialismo, leamos algunos interesantes párrafos de los documentos del Concilio Vaticano II.
El Concilio es una asamblea de todos los obispos católicos del mundo, el más antiguo fue convocado por San Pedro en el año cincuenta en Jerusalén. El Concilio Vaticano II (1962-1965) convocado por Juan XXIII, significó un movimiento renovador, y un intento de regresar al vigor, a la esencia del Cristianismo Primitivo.
“Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos.
Un Grano de Maiz
La historia de las ideas liberadoras es la historia de la lucha por ignorarlas y por dividir a sus partidarios. Así, encontramos que las ideas Cristianas han sido ignoradas en su esencia por las cúpulas eclesiásticas, y han sido separadas del Socialismo, que es su evolución natural.
Para visualizar la conexión entrañable entre Cristianismo y Socialismo, leamos algunos interesantes párrafos de los documentos del Concilio Vaticano II.
El Concilio es una asamblea de todos los obispos católicos del mundo, el más antiguo fue convocado por San Pedro en el año cincuenta en Jerusalén. El Concilio Vaticano II (1962-1965) convocado por Juan XXIII, significó un movimiento renovador, y un intento de regresar al vigor, a la esencia del Cristianismo Primitivo.
“Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos.
En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos según las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes. Por tanto, el hombre, al usarlos, no debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás.
Por lo demás, el derecho a poseer una parte de bienes suficiente para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde. Es éste el sentir de los Padres y de los doctores de la Iglesia, quienes enseñaron que los hombres están obligados a ayudar a los pobres, y por cierto no sólo con los bienes superfluos.
Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí.
Habiendo como hay tantos oprimidos actualmente por el hambre en el mundo, el sacro Concilio urge a todos, particulares y autoridades, a que, acordándose de aquella frase de los Padres: Alimenta al que muere de hambre, porque, si no lo alimentas, lo matas, según las propias posibilidades, comuniquen y ofrezcan realmente sus bienes, ayudando en primer lugar a los pobres, tanto individuos como pueblos, a que puedan ayudarse y desarrollarse por sí mismos.”
“El derecho de propiedad privada no es incompatible con las diversas formas de propiedad pública existentes. El paso de bienes a la propiedad pública sólo puede ser hecho por la autoridad competente de acuerdo con las exigencias del bien común y dentro de los límites de este último, supuesta la compensación adecuada. A la autoridad pública toca, además, impedir que se abuse de la propiedad privada en contra del bien común.”
Así habla la iglesia de Cristo. Se entiende su identificación con los principios de la Revolución Bolivariana, y se entiende el por qué la enfrentan los obispos del Sanedrín, defensores de los mercaderes.
¡Chávez es Cristianismo y Socialismo!
“El derecho de propiedad privada no es incompatible con las diversas formas de propiedad pública existentes. El paso de bienes a la propiedad pública sólo puede ser hecho por la autoridad competente de acuerdo con las exigencias del bien común y dentro de los límites de este último, supuesta la compensación adecuada. A la autoridad pública toca, además, impedir que se abuse de la propiedad privada en contra del bien común.”
Así habla la iglesia de Cristo. Se entiende su identificación con los principios de la Revolución Bolivariana, y se entiende el por qué la enfrentan los obispos del Sanedrín, defensores de los mercaderes.
¡Chávez es Cristianismo y Socialismo!
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