Un Grano de Maíz
LAS ELECCIONES BURGUESAS
Las elecciones burguesas son un formidable mecanismo de dominación, el imperio capitalista las impone a los países del mundo como condición para reconocerlos.
Los organismos internacionales funcionan como gendarmes de la celosa aplicación de las elecciones burguesas, que ellos llaman elecciones libres. Producen acuerdos y firman compromisos de cumplimiento de este tipo de consulta.
Ya lo anterior sería causa para ponernos alertas ¿Por qué ese interés de los países imperiales por imponer ese tipo de elecciones? ¿Por qué el mundo capitalista basa su legitimación en ellos? Busquemos la respuesta.
El proceso de elección burguesa, la forma de elegir y lo que es elegido, constituye un filtro para las tentativas liberadoras. Recordemos las elecciones burguesas de la cuarta república.
En ellas el voto era una mercancía que tenía precio, eran un carnaval opiáceo de ofertas publicitarias. En la época electoral se abría el cuerno de la abundancia, se repartía de todo, desde licor, música, hasta planchas de zinc.
La profundidad de los planteamientos electorales no iba más allá de los gingles publicitarios, la superstición y la magia sustituían a los argumentos rigurosos. El “voto castigo”, la “economía del voto”, sustituían los razonamientos.
Esas elecciones eran reflejo del país, y condicionaban la política. Toda la política giraba alrededor de las elecciones, se salía de una e inmediatamente se lanzaban los candidatos para la otra.
La sociedad se acostumbró a esa forma de disfrute de las migajas de la renta petrolera. Se esperaban las elecciones para que asfaltaran las calles, para ver de cerca a los dirigentes, para darle un papelito a un político conocido. Las elecciones avivaban, como un juego de azar, la esperanza de los humildes. Esta embriaguez funcionó durante medio siglo.
Hasta que fue tal el desajuste social, y fue tal la fuerza del liderazgo del Comandante, que las cadenas se aflojaron, y un aluvión electoral rompió el maleficio y llevó a Chávez al gobierno, entonces, se hizo el milagro de la Revolución Bolivariana.
Pero, la Revolución ha quedado atrapada en la lógica de estas elecciones que pretendieron ser sinónimo de consulta popular, así el germen de su destrucción crece en su seno.
El mecanismo es diabólico, pero sencillo de entender: para ganar elecciones burguesas hay que portarse como burgués. Es decir, usar las herramientas melladas del capitalismo.
Esas elecciones van diluyendo el fervor que hizo posible el primer aluvión, y se van transformando en unas elecciones burguesas típicas. De esta manera en el mejor de los casos se ganan, pero se va tallando un pueblo que exige y exhibe cada vez más comportamiento burgués tradicional, y se aleja de la senda revolucionaria.
Las elecciones burguesas no pueden ser el sello de esta Revolución, no son prueba de democracia, sólo demuestran lo mucho que nos falta por avanzar, por corregir. Si continuamos con estas elecciones, irremediablemente, condenamos a muerte al proceso, lo entregamos en las manos de la oligarquía. Es urgente modificar las formas de consulta de la voluntad popular.
¡Chávez es Socialismo!
LAS ELECCIONES BURGUESAS
Las elecciones burguesas son un formidable mecanismo de dominación, el imperio capitalista las impone a los países del mundo como condición para reconocerlos.
Los organismos internacionales funcionan como gendarmes de la celosa aplicación de las elecciones burguesas, que ellos llaman elecciones libres. Producen acuerdos y firman compromisos de cumplimiento de este tipo de consulta.
Ya lo anterior sería causa para ponernos alertas ¿Por qué ese interés de los países imperiales por imponer ese tipo de elecciones? ¿Por qué el mundo capitalista basa su legitimación en ellos? Busquemos la respuesta.
El proceso de elección burguesa, la forma de elegir y lo que es elegido, constituye un filtro para las tentativas liberadoras. Recordemos las elecciones burguesas de la cuarta república.
En ellas el voto era una mercancía que tenía precio, eran un carnaval opiáceo de ofertas publicitarias. En la época electoral se abría el cuerno de la abundancia, se repartía de todo, desde licor, música, hasta planchas de zinc.
La profundidad de los planteamientos electorales no iba más allá de los gingles publicitarios, la superstición y la magia sustituían a los argumentos rigurosos. El “voto castigo”, la “economía del voto”, sustituían los razonamientos.
Esas elecciones eran reflejo del país, y condicionaban la política. Toda la política giraba alrededor de las elecciones, se salía de una e inmediatamente se lanzaban los candidatos para la otra.
La sociedad se acostumbró a esa forma de disfrute de las migajas de la renta petrolera. Se esperaban las elecciones para que asfaltaran las calles, para ver de cerca a los dirigentes, para darle un papelito a un político conocido. Las elecciones avivaban, como un juego de azar, la esperanza de los humildes. Esta embriaguez funcionó durante medio siglo.
Hasta que fue tal el desajuste social, y fue tal la fuerza del liderazgo del Comandante, que las cadenas se aflojaron, y un aluvión electoral rompió el maleficio y llevó a Chávez al gobierno, entonces, se hizo el milagro de la Revolución Bolivariana.
Pero, la Revolución ha quedado atrapada en la lógica de estas elecciones que pretendieron ser sinónimo de consulta popular, así el germen de su destrucción crece en su seno.
El mecanismo es diabólico, pero sencillo de entender: para ganar elecciones burguesas hay que portarse como burgués. Es decir, usar las herramientas melladas del capitalismo.
Esas elecciones van diluyendo el fervor que hizo posible el primer aluvión, y se van transformando en unas elecciones burguesas típicas. De esta manera en el mejor de los casos se ganan, pero se va tallando un pueblo que exige y exhibe cada vez más comportamiento burgués tradicional, y se aleja de la senda revolucionaria.
Las elecciones burguesas no pueden ser el sello de esta Revolución, no son prueba de democracia, sólo demuestran lo mucho que nos falta por avanzar, por corregir. Si continuamos con estas elecciones, irremediablemente, condenamos a muerte al proceso, lo entregamos en las manos de la oligarquía. Es urgente modificar las formas de consulta de la voluntad popular.
¡Chávez es Socialismo!
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