EL GRAN RETO DE LA REVOLUCIÓN
El gran reto de las Revoluciones pacíficas es cómo crear condiciones revolucionarias en medio de una lógica, de unas costumbres, de una institucionalidad oligarca, construida para reproducir al sistema capitalista. ¿Cómo crear conciencia revolucionaria en medio de una existencia burguesa?
La solución no es fácil, pero es vital, las Revoluciones pacíficas corren el alto riesgo de ser absorbidas por el sistema que quieren combatir. Desde su interior son capturadas, y se transforman, aunque conserven los símbolos revolucionarios, en sus propias enemigas, en agentes contrarrevolucionarios.
¿Cómo resolver el reto, dónde está la solución?
Ya sabemos que la base de una Revolución es la Conciencia del Deber Social, que todas las acciones revolucionarias deben tener como objetivo elevar esa conciencia, y sabemos también que esa conciencia se construye sobre la Épica Revolucionaria. La Revolución Cubana se construye de manera fundamental sobre la Épica del Moncada, del Granma, de la Sierra. La Revolución Soviética, se fundamenta en las jornadas de 1905 y de Octubre.
De allí surgen los nuevos ejemplos de conducta, se construye la nueva ética que impregna al proceso y a los pueblos.
Pero… ¿dónde está esa fuente de nueva ética, de nueva moral en las Revoluciones pacíficas? ¿dónde buscar la épica que la sustente?
No hay duda que el reto para los dirigentes de una Revolución pacífica es muy difícil: su comportamiento debe ser, tiene que construirse, épico en condiciones pacíficas, heroico sin hazañas espectaculares. Surge una pregunta ¿cómo hacerlo?
La épica de estos días es el comportamiento diferente, alternativo al comportamiento del dirigente burgués, del gobernante oligarca. Correr los riesgos que sean necesarios para diferenciarse, no en la forma, sino en la esencia.
Diferente hasta el exceso de la conducta del dirigente oligarca que los rodea, diferente a las normas del sistema burgués que pretende sustituir.
Chávez se hace líder, se construye paradigma porque tuvo la valentía de reconocer la derrota aquel 4 de febrero, en un mundo donde el político era un oportunista, un traficante de influencias, un aprovechador de las migajas. Esa diferenciación esencial lo instaló en el corazón del pueblo, y su conducta valiente de hacer política sin red de seguridad lo mantiene allí.
La Revolución Pacífica tiene que transitar un largo trecho dentro de las condiciones oligarcas, debe crear mecanismos para defenderse del peligro de ser absorbida por esas condiciones, y para ser percibida por las masas como diferente.
Sus líderes deben ser ejemplo de esa diferenciación, deben reunir las características del Hombre Nuevo, mostrar en su conducta las nuevas relaciones socialistas.
Debemos vencer la tentación de usar las herramientas melladas del capitalismo para resolver los problemas de la construcción socialista, porque intentar ganarse a las masa con esas armas capitalistas, puede ser que nos traigan triunfos transitorios, pero así, seguro, construiremos conciencia capitalista, no nos diferenciaremos del sistema que queremos superar, las masas nos percibirán como iguales a los oligarcas, y nos darán la espalda. Y un día, sin darnos cuenta, amaneceremos derrotados por nuestras mismas prácticas.
¡Chávez es Socialismo!
El gran reto de las Revoluciones pacíficas es cómo crear condiciones revolucionarias en medio de una lógica, de unas costumbres, de una institucionalidad oligarca, construida para reproducir al sistema capitalista. ¿Cómo crear conciencia revolucionaria en medio de una existencia burguesa?
La solución no es fácil, pero es vital, las Revoluciones pacíficas corren el alto riesgo de ser absorbidas por el sistema que quieren combatir. Desde su interior son capturadas, y se transforman, aunque conserven los símbolos revolucionarios, en sus propias enemigas, en agentes contrarrevolucionarios.
¿Cómo resolver el reto, dónde está la solución?
Ya sabemos que la base de una Revolución es la Conciencia del Deber Social, que todas las acciones revolucionarias deben tener como objetivo elevar esa conciencia, y sabemos también que esa conciencia se construye sobre la Épica Revolucionaria. La Revolución Cubana se construye de manera fundamental sobre la Épica del Moncada, del Granma, de la Sierra. La Revolución Soviética, se fundamenta en las jornadas de 1905 y de Octubre.
De allí surgen los nuevos ejemplos de conducta, se construye la nueva ética que impregna al proceso y a los pueblos.
Pero… ¿dónde está esa fuente de nueva ética, de nueva moral en las Revoluciones pacíficas? ¿dónde buscar la épica que la sustente?
No hay duda que el reto para los dirigentes de una Revolución pacífica es muy difícil: su comportamiento debe ser, tiene que construirse, épico en condiciones pacíficas, heroico sin hazañas espectaculares. Surge una pregunta ¿cómo hacerlo?
La épica de estos días es el comportamiento diferente, alternativo al comportamiento del dirigente burgués, del gobernante oligarca. Correr los riesgos que sean necesarios para diferenciarse, no en la forma, sino en la esencia.
Diferente hasta el exceso de la conducta del dirigente oligarca que los rodea, diferente a las normas del sistema burgués que pretende sustituir.
Chávez se hace líder, se construye paradigma porque tuvo la valentía de reconocer la derrota aquel 4 de febrero, en un mundo donde el político era un oportunista, un traficante de influencias, un aprovechador de las migajas. Esa diferenciación esencial lo instaló en el corazón del pueblo, y su conducta valiente de hacer política sin red de seguridad lo mantiene allí.
La Revolución Pacífica tiene que transitar un largo trecho dentro de las condiciones oligarcas, debe crear mecanismos para defenderse del peligro de ser absorbida por esas condiciones, y para ser percibida por las masas como diferente.
Sus líderes deben ser ejemplo de esa diferenciación, deben reunir las características del Hombre Nuevo, mostrar en su conducta las nuevas relaciones socialistas.
Debemos vencer la tentación de usar las herramientas melladas del capitalismo para resolver los problemas de la construcción socialista, porque intentar ganarse a las masa con esas armas capitalistas, puede ser que nos traigan triunfos transitorios, pero así, seguro, construiremos conciencia capitalista, no nos diferenciaremos del sistema que queremos superar, las masas nos percibirán como iguales a los oligarcas, y nos darán la espalda. Y un día, sin darnos cuenta, amaneceremos derrotados por nuestras mismas prácticas.
¡Chávez es Socialismo!
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