Cuando no habían toallas sanitarias
Raúl Bracho
El rasero del capital pasa por el día a día, la comodidad hecha mercancía cobra un porcentaje de entrega a la sociedad del mercado.
Raúl Bracho
El rasero del capital pasa por el día a día, la comodidad hecha mercancía cobra un porcentaje de entrega a la sociedad del mercado.
Hablaba con un buen amigo marxista toda la tarde, el me insistía en que nada sería posible antes de entender que no existen aun las bases verdaderas para la nueva conciencia en el hombre cotidiano. Cualquier intento de construcción sobre las bases de aserrín terminarán en el cesto de la basura. Hasta donde somos cómplices por envenenamiento, quien le reclama al zorro su nocturna entrega a los pobres y su diurna sumisión a la fortuna de su apellido???
Cuando hablo de aquellos días en que no se vendían toallas, o en los que no hacía falta un latex para hacer el amor, en los que la noche era un territorio del amor y del futuro, cuando hablamos de aquellos días en los que sin memorias ni celulares, asistíamos a clases y teníamos que escuchar para aprender.
Esos días que van quedando en la historia, cada vez que la tecnología imperial nos acerca y nos aleja.
Ya no importa si somos o no gitanos, herederos de los cantos y el poema, si españoles o sureños, si gays o amantes sencillos de la vida que solo intentas seguirse reproduciendo. Si revolucionarios o proxenetas del imperio. A veces se nos van las cosas de las manos.
Hoy estuve viendo televisión, cosa que hago muy poco.. La capa del zorro me irritaba, su complicidad con el sargento García y todo su apellido me llenó de ira, más allá el circo eterno del patio del Chapulín, luego las piernas hermosas y provocativas de las narconovelas que emparentan el sexo con las mejores ofertas de nuestra sociedad. De que vale que las proyecten más tarde si pasan todo el día vendiéndolas. Las madres no va a impedir que los hijos se tomen su veneno. Ellas lo desean y lo comparten. Las bases, eso de lo que me hablaba mi amigo marxista, sobre que bases se construirá el socialismo si las bases son esta mierda de sociedad consumista.
Cuando no habían toallas sanitarias. Lo digo por las mujeres, para ellas es más fácil saber la diferencia.
Se de la rabia cuando tenían que ocurrir al papel toalet. Hoy es todo más cómodo. Y sin embargo, más de una de ustedes se cagan en la filosofía del mercado. La oferta y la demanda salen más allá de la vagina. Las bases de las que me habla mi hermano marxista, son una gran verdad. ¿sobre que bases se construirá la nueva sociedad? Si es que nuestras bases son las de Mc Donalds, las de una etérea sociedad de consumo, de valores de vitrina de la que seguimos siendo esclavos.???
Los rascacielos serán cada día más altos, los pobres cada día más pobres. Hasta en nuestra América hay que valorar cuanto vale una cajita feliz, más que un juego de metras. El peso del imperio empuja hacia el infierno.
Desde que nacemos tenemos una sentencia a muerte, un tatuaje infernal a la sociedad de consumo, romper ese nexo filial cuesta más que superar el duelo de la perdida de la madre o el padre, hay una atadura milenaria con valores inexactos a los que seguimos atrapados y entetados.
Cuando no había tampax, cuando no había teléfono, cuando ni siquiera celulares, ni red, ni chateo. Cuando nos despertábamos a la espera de una llamada libertaria y un hotel era suficiente para violar las normas.
Hoy el mundo es más completo, por eso todos tienen precio, Es tan cómodo servirle al imperio de mierda, que nos cuesta mucho pensar en vivir de nuevo a la intemperie. De bolas, que todo es más fácil si aceptamos vendernos. Pero que nadie se quede en la vitrina. Este mundo se cae a pedazos mientras todos nos vendemos por cualquier precio.
Por más cómoda que me vendan la traición, seguiré siempre al lado de la revuelta.
Venceremos.
Cuando hablo de aquellos días en que no se vendían toallas, o en los que no hacía falta un latex para hacer el amor, en los que la noche era un territorio del amor y del futuro, cuando hablamos de aquellos días en los que sin memorias ni celulares, asistíamos a clases y teníamos que escuchar para aprender.
Esos días que van quedando en la historia, cada vez que la tecnología imperial nos acerca y nos aleja.
Ya no importa si somos o no gitanos, herederos de los cantos y el poema, si españoles o sureños, si gays o amantes sencillos de la vida que solo intentas seguirse reproduciendo. Si revolucionarios o proxenetas del imperio. A veces se nos van las cosas de las manos.
Hoy estuve viendo televisión, cosa que hago muy poco.. La capa del zorro me irritaba, su complicidad con el sargento García y todo su apellido me llenó de ira, más allá el circo eterno del patio del Chapulín, luego las piernas hermosas y provocativas de las narconovelas que emparentan el sexo con las mejores ofertas de nuestra sociedad. De que vale que las proyecten más tarde si pasan todo el día vendiéndolas. Las madres no va a impedir que los hijos se tomen su veneno. Ellas lo desean y lo comparten. Las bases, eso de lo que me hablaba mi amigo marxista, sobre que bases se construirá el socialismo si las bases son esta mierda de sociedad consumista.
Cuando no habían toallas sanitarias. Lo digo por las mujeres, para ellas es más fácil saber la diferencia.
Se de la rabia cuando tenían que ocurrir al papel toalet. Hoy es todo más cómodo. Y sin embargo, más de una de ustedes se cagan en la filosofía del mercado. La oferta y la demanda salen más allá de la vagina. Las bases de las que me habla mi hermano marxista, son una gran verdad. ¿sobre que bases se construirá la nueva sociedad? Si es que nuestras bases son las de Mc Donalds, las de una etérea sociedad de consumo, de valores de vitrina de la que seguimos siendo esclavos.???
Los rascacielos serán cada día más altos, los pobres cada día más pobres. Hasta en nuestra América hay que valorar cuanto vale una cajita feliz, más que un juego de metras. El peso del imperio empuja hacia el infierno.
Desde que nacemos tenemos una sentencia a muerte, un tatuaje infernal a la sociedad de consumo, romper ese nexo filial cuesta más que superar el duelo de la perdida de la madre o el padre, hay una atadura milenaria con valores inexactos a los que seguimos atrapados y entetados.
Cuando no había tampax, cuando no había teléfono, cuando ni siquiera celulares, ni red, ni chateo. Cuando nos despertábamos a la espera de una llamada libertaria y un hotel era suficiente para violar las normas.
Hoy el mundo es más completo, por eso todos tienen precio, Es tan cómodo servirle al imperio de mierda, que nos cuesta mucho pensar en vivir de nuevo a la intemperie. De bolas, que todo es más fácil si aceptamos vendernos. Pero que nadie se quede en la vitrina. Este mundo se cae a pedazos mientras todos nos vendemos por cualquier precio.
Por más cómoda que me vendan la traición, seguiré siempre al lado de la revuelta.
Venceremos.
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