El ministro de Gobierno de Bolivia, Alfredo Rada, dijo que ya suman una “treintena” los muertos de una “masacre” contra campesinos ocurrida en el noroocidental departamento de Pando fronterizo con Brasil ocurrida el pasado jueves.
Horas antes el presidente Evo Morales dijo que “sicarios brasileños y peruanos”, con la protección de un gobernante opositor tuvieron, activa participación en esa matanza.
En una rueda de prensa la madrugada del domingo, Rada dijo que en las últimas horas se encontraron otros diez cuerpos en el monte y en un río cercano a la localidad rural de Porvenir, a 30 kilómetros de Cobija, capital de Pando.
Las campesinos leales a Morales iban a una asamblea cuando fueron emboscados. Rada había dicho el sábado que la cifra de muertos subió a 16 a medida que fueron apareciendo los cuerpos. El domingo en la madrugada habló de un “genocidio”.
Poco antes, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, dijo desde esa región que las fuerzas armadas “han tenido dificultades logísticas para ejecutar el estado de sitio” que decretó el gobierno en Pando.
El ministro, Ramiro Tapia, comentó a la emisora Erbol que todavía había disparos aislados que impidieron a los militares tomar el control de toda la ciudad de Cobija por la acción de grupos opositores ilegales.
Tapia dijo que la misión humanitaria de su despacho no pudo auxiliar a los heridos hasta el sábado en la noche.
Quintana llamó al prefecto (gobernador) opositor Leopoldo Fernández a permitir el despliegue militar en la zona y advirtió que si no lo hace será detenido. Horas antes Fernández dijo que resistirá la ocupación.
El la ciudad de Guayaramerín, cercana a Cobija también la situación era tensa.
El estado de sitio dejó en fragilidad el diálogo que el gobierno y la oposición iniciaron el viernes para pacificar el país. Los prefectos opositores advirtieron al gobierno que un muerto más en Cobija y el diálogo será roto.
Horas antes el presidente Evo Morales dijo que “sicarios brasileños y peruanos”, con la protección de un gobernante opositor tuvieron, activa participación en esa matanza.
En una rueda de prensa la madrugada del domingo, Rada dijo que en las últimas horas se encontraron otros diez cuerpos en el monte y en un río cercano a la localidad rural de Porvenir, a 30 kilómetros de Cobija, capital de Pando.
Las campesinos leales a Morales iban a una asamblea cuando fueron emboscados. Rada había dicho el sábado que la cifra de muertos subió a 16 a medida que fueron apareciendo los cuerpos. El domingo en la madrugada habló de un “genocidio”.
Poco antes, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, dijo desde esa región que las fuerzas armadas “han tenido dificultades logísticas para ejecutar el estado de sitio” que decretó el gobierno en Pando.
El ministro, Ramiro Tapia, comentó a la emisora Erbol que todavía había disparos aislados que impidieron a los militares tomar el control de toda la ciudad de Cobija por la acción de grupos opositores ilegales.
Tapia dijo que la misión humanitaria de su despacho no pudo auxiliar a los heridos hasta el sábado en la noche.
Quintana llamó al prefecto (gobernador) opositor Leopoldo Fernández a permitir el despliegue militar en la zona y advirtió que si no lo hace será detenido. Horas antes Fernández dijo que resistirá la ocupación.
El la ciudad de Guayaramerín, cercana a Cobija también la situación era tensa.
El estado de sitio dejó en fragilidad el diálogo que el gobierno y la oposición iniciaron el viernes para pacificar el país. Los prefectos opositores advirtieron al gobierno que un muerto más en Cobija y el diálogo será roto.
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