LOS PLANES DE LA CONSPIRACIÓN frustrada desembocaban inevitablemente en un baño de sangre. En las actuales circunstancias, no hay “golpe frío”. Cualquier intento de derrocar a Chávez provocará una inmediata respuesta tanto de las fuerzas militares leales como del pueblo. Todos sabemos que Chávez tiene profundos vínculos en la Fuerza Armada. No solamente por su carácter como Comandante en Jefe sino por su identidad profesional e ideológica con oficiales y tropas. Chávez expresa los ideales históricos de lo mejor del establecimiento militar sobre su papel en la vida nacional y el país que debe construirse. No permanecerán de brazos cruzados ante un golpe de Estado. La Fuerza Armada se ha ido depurando de los elementos de mentalidad adeca-copeyana. La derrota del golpe del 11 de abril y el fracaso del motín de la Plaza Altamira fue el comienzo de esta depuración.
LOS SECTORES POPULARES tampoco permanecerán pasivos. Conocemos la experiencia del 13 de abril. Desde el mismo momento en que se produjo el secuestro de Chávez, el pueblo comenzó a rodear las instalaciones militares, ejerciendo una constante presión sobre oficiales y tropas a favor de Chávez. Esto volvería a ocurrir en caso de un nuevo golpe y con mucha más fuerza, gracias a una mejor organización popular y una más elevada conciencia. Chávez echó sólidas raíces en el alma popular. Sus partidarios no permitirán que se le arranque de su seno, como hicieron el 11 de abril.
LAS CONSECUENCIAS SERÍAN un baño de sangre. No exageramos. Si la imposición del gobierno de Rómulo Betancourt significó un período de alzamientos militares con saldos sangrientos como el Porteñazo y el Carupanazo y largos años de lucha guerrillera donde murieron centenares de jóvenes, además de la dolorosa historia de torturas y desaparecidos, el establecimiento de un gobierno sobre el derrocamiento de Chávez, sumergiría a Venezuela en una encarnizada guerra civil. Chávez ganó la presidencia a base de votos y sólo los votos deben decidir el destino se Chávez y de Venezuela.
NADIE PODRÁ ESCAPAR DE LAS CONSECUENCIAS. Es falso que los señores de las clases ricas y sus hijos podrían eludir el fuego de la guerra civil que sobrevendría si Chávez es asesinado o es derrocado por la fuerza. La violencia cubriría a todo el país y se extendería por todo el Continente. Nuestro pueblo tiene una profunda historia guerrera. Los barrios pobres y las urbanizaciones ricas, las universidades públicas y las privadas, la extensa red de producción y distribución de la industria petrolera, nada quedaría a salvo. Colombia que ha estado inmersa en un prolongado conflicto durante 60 años con millones de desplazados y centenares de víctimas, es un espejo donde deben mirarse los promotores del magnicidio y del golpe de Estado.
LOS SECTORES POPULARES tampoco permanecerán pasivos. Conocemos la experiencia del 13 de abril. Desde el mismo momento en que se produjo el secuestro de Chávez, el pueblo comenzó a rodear las instalaciones militares, ejerciendo una constante presión sobre oficiales y tropas a favor de Chávez. Esto volvería a ocurrir en caso de un nuevo golpe y con mucha más fuerza, gracias a una mejor organización popular y una más elevada conciencia. Chávez echó sólidas raíces en el alma popular. Sus partidarios no permitirán que se le arranque de su seno, como hicieron el 11 de abril.
LAS CONSECUENCIAS SERÍAN un baño de sangre. No exageramos. Si la imposición del gobierno de Rómulo Betancourt significó un período de alzamientos militares con saldos sangrientos como el Porteñazo y el Carupanazo y largos años de lucha guerrillera donde murieron centenares de jóvenes, además de la dolorosa historia de torturas y desaparecidos, el establecimiento de un gobierno sobre el derrocamiento de Chávez, sumergiría a Venezuela en una encarnizada guerra civil. Chávez ganó la presidencia a base de votos y sólo los votos deben decidir el destino se Chávez y de Venezuela.
NADIE PODRÁ ESCAPAR DE LAS CONSECUENCIAS. Es falso que los señores de las clases ricas y sus hijos podrían eludir el fuego de la guerra civil que sobrevendría si Chávez es asesinado o es derrocado por la fuerza. La violencia cubriría a todo el país y se extendería por todo el Continente. Nuestro pueblo tiene una profunda historia guerrera. Los barrios pobres y las urbanizaciones ricas, las universidades públicas y las privadas, la extensa red de producción y distribución de la industria petrolera, nada quedaría a salvo. Colombia que ha estado inmersa en un prolongado conflicto durante 60 años con millones de desplazados y centenares de víctimas, es un espejo donde deben mirarse los promotores del magnicidio y del golpe de Estado.
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