Los cubanos emprendieron hace 48 años una batalla de ideas por Cuba, por los desposeídos de América y por la Humanidad
Junto a la imagen y el recuerdo de José Martí, en la Plaza de la Revolución, el 2 de septiembre de 1960 más de un millón de cubanos se reunieron en Asamblea General Nacional y aprobaron jubilosos la Primera Declaración de La Habana, leída por Fidel Castro.
El histórico pronunciamiento fue la réplica viril a la Declaración de San José,
acordada en una reunión en Costa Rica por la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García, denunció los ataques, falacias y maniobras de Estados Unidos y sus acólitos contra la isla caribeña. El servilismo de la mayoría de los gobiernos allí representados condujo a la adopción de una decisión lesiva a Cuba.
Junto a la imagen y el recuerdo de José Martí, en la Plaza de la Revolución, el 2 de septiembre de 1960 más de un millón de cubanos se reunieron en Asamblea General Nacional y aprobaron jubilosos la Primera Declaración de La Habana, leída por Fidel Castro.
El histórico pronunciamiento fue la réplica viril a la Declaración de San José,
acordada en una reunión en Costa Rica por la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García, denunció los ataques, falacias y maniobras de Estados Unidos y sus acólitos contra la isla caribeña. El servilismo de la mayoría de los gobiernos allí representados condujo a la adopción de una decisión lesiva a Cuba.
La declaración de La Habana proclamó "el derecho de los campesinos a la tierra, el derecho del obrero al fruto de su trabajo, el derecho de los niños a la educación, el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria, el derecho de los jóvenes al trabajo, el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica, el derecho de los negros e indios a la dignidad plena del hombre, el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política, el derecho del anciano a una vejez segura, el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor, el derecho de los estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales, el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo, el derecho de las naciones a su plena soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas, y a armar a sus obreros, a sus campesinos, a sus estudiantes, a sus intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por si mismos, sus derechos y destinos".
1 comentario:
La proclama señaló tambien que por otra parte, el derecho y el deber de las naciones oprimidas y explotadas a luchar por su liberación y a ser solidarias con otros pueblos, bajo la premisa de "todos los pueblos del mundo son hermanos" se debe hacer
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