"Carlos", en una declaración manuscrita divulgada con motivo hoy de su 60 cumpleaños, en la que pone el acento en que lleva "más de 15 años de secuestro, con 10 de aislamiento" en los centros penitenciarios en Francia, denuncia que "estos oportunistas (los funcionarios) son los más peligrosos y acérrimos enemigos de nuestra Revolución Bolivariana, en la cual sólo ven un fastuoso festín de ñapas".
En el mensaje, enviado a través de su abogada, Isabelle Coutant-Peyre -que es también su mujer-, se queja, entre otras cosas, de que el Consulado de Venezuela en Francia no haya demandado su repatriación, acogiéndose a una convención europea que prevé que presos extranjeros puedan cumplir la pena en su país de origen.
Carta de Ilich Ramírez Sánchez al cumplir 60 años en la prisión
Desde la cárcel de Poissy
En el día de su triste cumpleaños entre rejas, el militante de la causa árabe nos envía una comunicación con múltiple información de su violenta trayectoria, cuyo patético encabezamiento informa: “Sesenta años… es difícil escribir sobre sí mismo; sentimientos, recato, pudor, aplastante la carga emocional tras más de quince años de secuestro, con diez años en aislamiento carcelario total”.
Acerca de su mini biografía, consigna: “Nací en 1949, el día que hoy es de la Resistencia Indígena. Me incorporé a los 14 años a la lucha revolucionaria organizada, en compañía de mi hermano menor Lenin, en una célula de estudiantes del Partido Comunista, del Liceo Fermín Toro, en enero de 1964”. El presidiario añade: “Ante las señales de nuestro inminente enguerrillamiento, mi padre decide enviarnos a continuar nuestros estudios universitarios en Inglaterra. Vuelo a Moscú en 1968 a la Universidad Patrice Lumumba y poco después comienzo a entrenarme con los fedayines del Frente Popular para la Liberación de Palestina”.
Después del llamado Septiembre Negro, Ramírez se integra al Departamento de Operaciones Exteriores del FPLP, por lo que empieza a ser perseguido por servicios occidentales de inteligencia. Él lo admite, cuando nos dice: “No quiero pasar por engreído, pero haber estado en la punta de la lanza de la vanguardia heroica del pueblo palestino, me llena de orgullo inconmensurable, pues soy de sangre venezolana y a la vez palestino, por nuestra sangre vertida”. Ilich se enfrentó a tiros contra dos agentes secretos franceses y un “cuerda floja” (informante) marroquí, ultimando a los tres en segundos de vida o muerte, pero no le aceptan que fuera defensa propia.. También lo acusan por atentados terroristas contra ferrocarriles, que Ilich niega haber cometido.
El gobierno de Sudán lo detuvo en Jartum, con la complicad de la CIA, entregándolo a Francia, donde sufre varias condenas sin ninguna legalidad.
Ahora Ilich Ramírez testimonia: “El Estado venezolano ha fallado en sus obligaciones hacia un ciudadano venezolano encarcelado en el exterior (…) La Cancillería no ha demandado mi repatriación, a pesar de que Venezuela ya firmó la Convención Europea sobre Repatriación de Presos (…) Las amables y calurosas declaraciones que sobre mí, frecuentemente, expresa el presidente Hugo Chávez, no han conducido a medidas concretas ni siquiera en defensa de mis derechos fundamentales”.
En el mensaje, enviado a través de su abogada, Isabelle Coutant-Peyre -que es también su mujer-, se queja, entre otras cosas, de que el Consulado de Venezuela en Francia no haya demandado su repatriación, acogiéndose a una convención europea que prevé que presos extranjeros puedan cumplir la pena en su país de origen.
Carta de Ilich Ramírez Sánchez al cumplir 60 años en la prisión
Desde la cárcel de Poissy
En el día de su triste cumpleaños entre rejas, el militante de la causa árabe nos envía una comunicación con múltiple información de su violenta trayectoria, cuyo patético encabezamiento informa: “Sesenta años… es difícil escribir sobre sí mismo; sentimientos, recato, pudor, aplastante la carga emocional tras más de quince años de secuestro, con diez años en aislamiento carcelario total”.
Acerca de su mini biografía, consigna: “Nací en 1949, el día que hoy es de la Resistencia Indígena. Me incorporé a los 14 años a la lucha revolucionaria organizada, en compañía de mi hermano menor Lenin, en una célula de estudiantes del Partido Comunista, del Liceo Fermín Toro, en enero de 1964”. El presidiario añade: “Ante las señales de nuestro inminente enguerrillamiento, mi padre decide enviarnos a continuar nuestros estudios universitarios en Inglaterra. Vuelo a Moscú en 1968 a la Universidad Patrice Lumumba y poco después comienzo a entrenarme con los fedayines del Frente Popular para la Liberación de Palestina”.
Después del llamado Septiembre Negro, Ramírez se integra al Departamento de Operaciones Exteriores del FPLP, por lo que empieza a ser perseguido por servicios occidentales de inteligencia. Él lo admite, cuando nos dice: “No quiero pasar por engreído, pero haber estado en la punta de la lanza de la vanguardia heroica del pueblo palestino, me llena de orgullo inconmensurable, pues soy de sangre venezolana y a la vez palestino, por nuestra sangre vertida”. Ilich se enfrentó a tiros contra dos agentes secretos franceses y un “cuerda floja” (informante) marroquí, ultimando a los tres en segundos de vida o muerte, pero no le aceptan que fuera defensa propia.. También lo acusan por atentados terroristas contra ferrocarriles, que Ilich niega haber cometido.
El gobierno de Sudán lo detuvo en Jartum, con la complicad de la CIA, entregándolo a Francia, donde sufre varias condenas sin ninguna legalidad.
Ahora Ilich Ramírez testimonia: “El Estado venezolano ha fallado en sus obligaciones hacia un ciudadano venezolano encarcelado en el exterior (…) La Cancillería no ha demandado mi repatriación, a pesar de que Venezuela ya firmó la Convención Europea sobre Repatriación de Presos (…) Las amables y calurosas declaraciones que sobre mí, frecuentemente, expresa el presidente Hugo Chávez, no han conducido a medidas concretas ni siquiera en defensa de mis derechos fundamentales”.
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