LA ABSTENCIÓN es el enemigo.
Esa es mi más íntima convicción. Si los sectores populares, los más favorecidos con la política social de Chávez, no salen a votar el domingo 23 de noviembre, el vacío en el voto revolucionario será muy peligroso.
El PSUV debe concentrarse: primero, en asegurar que voten los afiliados al partido, es decir, los cinco millones setecientos mil que pidieron su ingreso.
Con estos sería suficiente, pero para garantizar más aún la victoria debe lograrse influir sobre la periferia de los afiliados al PSUV.
Mi consejo sería: concentrar el esfuerzo en luchar contra la abstención en las filas populares. Los escuálidos no se abstienen. Yo los he visto votar en La Florida. Llevan hasta a los ancianos enfermos en sillas de rueda a votar. Movilizan sus automóviles a buscar a sus familiares u amigos y los transportan a votar.
Esta clase media escuálida tiene conciencia electoral. Además tiene vehículos para ir a votar y fácil acceso a los centros de votación. Distinta la situación en los cerros y barrios pobres donde hay dificultades para votar: falta de transporte, centros de votación distantes, vías de acceso que requieren mayor esfuerzo.
Estos problemas deben debatirse en los batallones para buscarle soluciones prácticas.
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