Hacemos un llamado a los Batallones del PSUV a fin de integrarse a las comunidades y ayudar a solventar los problemas que se tienen en nuestro Municipio, Comisionados de Trabajo Social deben abocarse inmediatamente a este trabajo.
La gente de Caicaguana está consciente de la modernidad que les rodea y a la que no tiene acceso, por eso han introducido proyectos para comenzar a mejorar los servicios de la zona.
Pocas han sido las respuestas de los entes oficiales, según explica María Elena Guía, coordinadora del Comité de Tierras.
En el corazón de El Hatillo se esconde Caicaguana: un pueblo de 200 habitantes que vive como hace un siglo.
No hay escuela, ni ambulatorio, ni agua potable, ni alumbrado, ni transporte y las casas son de bahareque
Detrás de la metrópoli de las altas torres de oficinas, de la ciudad abarrotada que inunda el Metro a las horas pico, de la urbe invadida de pobreza en sus montañas, de la capital que construye en cualquier retazo de zona verde; allí, detrás de todo eso y con una vista privilegiada al Avila, está un trozo inédito de la Caracas rural. Una Caracas que se levanta con los cantos del gallo, que come huevos de gallina frescos y mata su propio cerdo para el guiso de las hallacas. Como parte del Distrito Metropolitano, está Caicaguana: un poblado de unos 200 habitantes que permanece con pocos cambios desde hace más de un siglo. Después de pasar las modernas, costosas y cada vez más abundantes construcciones de El Hatillo y la Lagunita, entre el zoológico Expanzoo y la casa-hogar para niños La Colmena, se encuentra la comunidad, que tiene poca visibilidad desde la carretera, pues las casas son pequeñas, están dispersas y rodeadas de abundante vegetación.
La vía principal es de tierra, y de tierra es también el piso de muchas de las casas que fueron construidas desde hace décadas por sus habitantes, utilizando el barro y la madera de la zona. Son casas, muchas de ellas, que ya viven los estragos del tiempo y parecen estar cayéndose a pedazos. La pobreza no permite a sus habitantes darse el lujo de sustituir con ladrillo las paredes desplomadas, así que no les queda sino rehacer parte de sus viviendas con parches de planchas de zinc. Así, algunas de las antiguas casas de bahareque –que parecen sacadas de algún pueblito remoto del estado Apure– se han ido transformando en ranchos.
Pocas han sido las respuestas de los entes oficiales, según explica María Elena Guía, coordinadora del Comité de Tierras.
En el corazón de El Hatillo se esconde Caicaguana: un pueblo de 200 habitantes que vive como hace un siglo.
No hay escuela, ni ambulatorio, ni agua potable, ni alumbrado, ni transporte y las casas son de bahareque
Detrás de la metrópoli de las altas torres de oficinas, de la ciudad abarrotada que inunda el Metro a las horas pico, de la urbe invadida de pobreza en sus montañas, de la capital que construye en cualquier retazo de zona verde; allí, detrás de todo eso y con una vista privilegiada al Avila, está un trozo inédito de la Caracas rural. Una Caracas que se levanta con los cantos del gallo, que come huevos de gallina frescos y mata su propio cerdo para el guiso de las hallacas. Como parte del Distrito Metropolitano, está Caicaguana: un poblado de unos 200 habitantes que permanece con pocos cambios desde hace más de un siglo. Después de pasar las modernas, costosas y cada vez más abundantes construcciones de El Hatillo y la Lagunita, entre el zoológico Expanzoo y la casa-hogar para niños La Colmena, se encuentra la comunidad, que tiene poca visibilidad desde la carretera, pues las casas son pequeñas, están dispersas y rodeadas de abundante vegetación.
La vía principal es de tierra, y de tierra es también el piso de muchas de las casas que fueron construidas desde hace décadas por sus habitantes, utilizando el barro y la madera de la zona. Son casas, muchas de ellas, que ya viven los estragos del tiempo y parecen estar cayéndose a pedazos. La pobreza no permite a sus habitantes darse el lujo de sustituir con ladrillo las paredes desplomadas, así que no les queda sino rehacer parte de sus viviendas con parches de planchas de zinc. Así, algunas de las antiguas casas de bahareque –que parecen sacadas de algún pueblito remoto del estado Apure– se han ido transformando en ranchos.
Alumbrado público y carretera: Proyecto presentado a Petróleos de Venezuela, sin respuesta. La Alcaldía de El Hatillo tenía en presupuesto los recursos para la mejora de la vialidad, pero no los ha dirigido hacia la comunidad.
Viviendas: La Alcaldía Mayor sustituyó tres casas que estaban muy deterioradas por unas nuevas, pero otras 10 las dejó a medio hacer. Otro proyecto fue presentado ante la Gobernación de Miranda para reconstruir 14 viviendas que están cayéndose.
Agua: Se introdujo un proyecto en la Gobernación de Miranda para canalizar manantiales cercanos, pues el que surtía a Caicaguana se secó. Aún no está aprobado.
Salud y educación: Solicitaron un pequeño dispensario a la Alcaldía de El Hatillo, pero no han obtenido respuesta. A la Gobernación de Miranda le pidieron una cancha. No han introducido un proyecto de escuela.
Transporte: La línea El Calvario se ofreció a llevar transporte a la zona en las horas pico.
Viviendas: La Alcaldía Mayor sustituyó tres casas que estaban muy deterioradas por unas nuevas, pero otras 10 las dejó a medio hacer. Otro proyecto fue presentado ante la Gobernación de Miranda para reconstruir 14 viviendas que están cayéndose.
Agua: Se introdujo un proyecto en la Gobernación de Miranda para canalizar manantiales cercanos, pues el que surtía a Caicaguana se secó. Aún no está aprobado.
Salud y educación: Solicitaron un pequeño dispensario a la Alcaldía de El Hatillo, pero no han obtenido respuesta. A la Gobernación de Miranda le pidieron una cancha. No han introducido un proyecto de escuela.
Transporte: La línea El Calvario se ofreció a llevar transporte a la zona en las horas pico.
El alcalde de El Hatillo no firmó el permiso.
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