UN GRANO DE MAIZ
MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS
Más allá de los números, vayamos a la realidad: amanecimos hoy con la oposición oligarca entusiasmada con un enclave formidable para impulsar su política, sus planes contrarrevolucionarios.
MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS
Más allá de los números, vayamos a la realidad: amanecimos hoy con la oposición oligarca entusiasmada con un enclave formidable para impulsar su política, sus planes contrarrevolucionarios.
Conquistaron la Alcaldía Mayor, Miranda, Táchira, conservan Zulia. Esa es la realidad, debemos conocerla, reconocerla, y a ella dar respuesta.
Vienen un recrudecimiento del enfrentamiento entre los dos proyectos que pugnan por la dirección de la sociedad, o dicho en otras palabras, la lucha de clases, la lucha entre los humildes y los oligarcas se agudiza.
Cabe preguntar:
¿Cómo se presentará ahora la lucha, cuáles serán sus características?
Sea cual sea la forma que adopte la batalla ésta se decidirá a favor del campo que tenga más consistencia ideológica, el que tenga su proyecto mejor definido, condición previa para instalarlo en el alma popular. Esto es válido para la oligarquía y con más fuerza para el campo revolucionario. Quiere decir que la batalla será decidida en el campo ideológico, serán las ideas correctas las que guiarán las acciones correctas.
El enemigo oligarca seguirá, en principio, el patrón que le ha dado buenos resultados: pondrá el énfasis en la eficacia, en los llamados a la unidad de todos, a desdibujar, desprestigiar, calumniar al proyecto socialista, a plantear la disputa entre hombres, estilos, entre gestiones locales y no entre proyectos de sociedad.
Esta intención tienen los llamados al dialogo, la aceptación de las misiones y de los consejos comunales, la presentación de los chavistas como camorreros.
Al mismo tiempo amenazarán con la crisis mundial, y allí afianzan sus llamados al diálogo y a la concertación.
Este plan oligarca sólo se puede enfrentar desde la ideología: reforzando nuestro concepto de Socialismo, derrotando la ambigüedad, mostrando al Socialismo como verdaderamente eficaz, y al capitalismo como un sistema que en definitivas cuentas sólo es eficaz en las apariencias, eficaz para las ínfimas minorías, los privilegiados, y miserable para las grandes mayorías, que lleva a la humanidad por el camino de la extinción.
Es necesario, entonces, reforzar la ideología socialista, y también la fe en el Socialismo, restearnos con él, en la práctica y en la teoría, profundizar el estudio. En resumen, prepararnos para el combate ideológico, y darlo con fuerza y decisión, como el que defiende la vida.
El Socialismo debe entrar en combate con fuerza, también en lo económico, demostrar con firmeza que la propiedad social de los medios de producción administrada por el Estado es la única salida a la crisis capitalista.
Que los pactos propuestos por los empresarios, los de adentro y los de afuera, sólo servirán para llenarles los bolsillos y yugular el Socialismo, la Esperanza.
Debemos afinar la organización del pueblo, la social y la política. Transformar al partido en un poderoso instrumento para la guía del pueblo y para la batalla ideológica. Y a los consejos comunales en un tejido social capaz de defender a la Revolución, al Socialismo, al Comandante Chávez, que es defender al pueblo.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
Vienen un recrudecimiento del enfrentamiento entre los dos proyectos que pugnan por la dirección de la sociedad, o dicho en otras palabras, la lucha de clases, la lucha entre los humildes y los oligarcas se agudiza.
Cabe preguntar:
¿Cómo se presentará ahora la lucha, cuáles serán sus características?
Sea cual sea la forma que adopte la batalla ésta se decidirá a favor del campo que tenga más consistencia ideológica, el que tenga su proyecto mejor definido, condición previa para instalarlo en el alma popular. Esto es válido para la oligarquía y con más fuerza para el campo revolucionario. Quiere decir que la batalla será decidida en el campo ideológico, serán las ideas correctas las que guiarán las acciones correctas.
El enemigo oligarca seguirá, en principio, el patrón que le ha dado buenos resultados: pondrá el énfasis en la eficacia, en los llamados a la unidad de todos, a desdibujar, desprestigiar, calumniar al proyecto socialista, a plantear la disputa entre hombres, estilos, entre gestiones locales y no entre proyectos de sociedad.
Esta intención tienen los llamados al dialogo, la aceptación de las misiones y de los consejos comunales, la presentación de los chavistas como camorreros.
Al mismo tiempo amenazarán con la crisis mundial, y allí afianzan sus llamados al diálogo y a la concertación.
Este plan oligarca sólo se puede enfrentar desde la ideología: reforzando nuestro concepto de Socialismo, derrotando la ambigüedad, mostrando al Socialismo como verdaderamente eficaz, y al capitalismo como un sistema que en definitivas cuentas sólo es eficaz en las apariencias, eficaz para las ínfimas minorías, los privilegiados, y miserable para las grandes mayorías, que lleva a la humanidad por el camino de la extinción.
Es necesario, entonces, reforzar la ideología socialista, y también la fe en el Socialismo, restearnos con él, en la práctica y en la teoría, profundizar el estudio. En resumen, prepararnos para el combate ideológico, y darlo con fuerza y decisión, como el que defiende la vida.
El Socialismo debe entrar en combate con fuerza, también en lo económico, demostrar con firmeza que la propiedad social de los medios de producción administrada por el Estado es la única salida a la crisis capitalista.
Que los pactos propuestos por los empresarios, los de adentro y los de afuera, sólo servirán para llenarles los bolsillos y yugular el Socialismo, la Esperanza.
Debemos afinar la organización del pueblo, la social y la política. Transformar al partido en un poderoso instrumento para la guía del pueblo y para la batalla ideológica. Y a los consejos comunales en un tejido social capaz de defender a la Revolución, al Socialismo, al Comandante Chávez, que es defender al pueblo.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
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