El plan de los paramilitares de la finca Daktari era cortarle la cabeza al presidente Chávez
El plan de los paramilitares aprehendidos en la finca Daktari hace ocho años era "matar al Presidente", como lo confirmó el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), el general Miguel Rodríguez Torres. Pero no era solamente asesinar al Jefe del Estado. El responsable de la macabra operación, de nombre Carlos Ayala (conocido como "Comandante Lucas") les contó a Rodríguez Torres que él le prometió a los líderes de la conspiración "cortar la cabeza al Presidente" y tomarse "una foto con la cabeza del Presidente y fumándose un habano cubano". Entrevistado por el periodista José Vicente Rangel en su programa José Vicente Hoy, el director del Sebin dijo estar convencido de la relación entre estos hechos y el hoy expresidente de Colombia, Álvaro Uribe. "Álvaro Uribe seguramente tenía sus manos metidas en esa operación", señaló. "Obviamente había una complicidad del sector del Gobierno de Uribe con este plan".
Con base en los datos suministrados por fuentes e informantes "llegamos a la conclusión de que Uribe con mucha seguridad sabía de esos planes" y "dejaba que esas aguas corrieran". Las actividades actuales del exmandatario le ratifican esta percepción. "Hoy por hoy, la actividad que está haciendo Uribe contra todo lo que signifique Revolución en el continente es clara señal de que él no es más que una ficha de Estados Unidos para desestabilizar la región. Ahí lo vemos, haciendo campaña en toda la frontera con Venezuela, en contra de nuestro Gobierno".
DEDICADO A HABLAR DE VENEZUELA
Ahora, Uribe está concentrado "en hacer ver que el ALBA es una alianza creada para facilitar el narcotráfico, para crear grandes corredores de narcotráfico, facilitar el negocio del narcotráfico, y todo esto lo hace siendo consecuente con los planes de acusar a Venezuela" de presunto paraíso para las drogas. Para Rodríguez Torres esto no deja de ser paradójico, ya que se han documentado los presuntos nexos de Uribe con el narcotráfico. El director del Sebin sostiene que el rol del expresidente colombiano es fracturar la relación entre Venezuela y Colombia. "Ambos gobiernos han decidido tener una relación afable, amigable y de crecimiento conjunto de armonía, y él indudablemente está luchando contra todo eso que representa la unidad entre Venezuela y Colombia". Las actividades de Uribe siempre serán una amenaza para Venezuela, "sobre todo por esos nexos que él tiene con el narcotráfico y los paramilitares, porque detrás de eso vienen la guerra, la violencia", advirtió.
LOS HECHOS
En la madrugada del 9 de mayo de 2004, después de un arduo trabajo de inteligencia, fueron capturados −en la hacienda Daktari de El Hatillo− 116 paramilitares de origen colombiano. "Venían por la vida del presidente Chávez", aseguró Miguel Rodríguez Torres. Los paramilitares llegaron producto de la coordinación de dirigentes opositores. En los hechos también se involucraron oficiales. El director del Sebin relató que a los cuerpos de seguridad se les hizo difícil llegar al sitio "porque había una especie de anillo de protección que les brindaban a estos caballeros las policías que estaban, y siguen hoy estando bajo el mando de gobiernos opositores". Enfatizó que en esos hechos participó la policía de Baruta; el alcalde de la entidad era el actual gobernador de Miranda y abanderado opositor para las elecciones presidenciales, Henrique Capriles. Al complot Daktari también se sumó la Policía Metropolitana, que estaba en manos de Alfredo Peña; y la policía de El Hatillo. "Esas policías dificultaban y evitaban y saboteaban el trabajo que se hacía de inteligencia para que no llegáramos al sitio, y nos hacían más difícil la ubicación física de los paramilitares", acusó Rodríguez Torres. El "Comandante Lucas", una vez detenido, se comunicó −de acuerdo con la versión del jefe del Sebin− con Gustavo Zingg Machado, Orlando Urdaneta y Alfredo Peña. También contó haber visto al general Ovidio Poggioli reunirse con los paramilitares y decirles que no se desmotivaran, porque pronto actuarían y recibirían su pago. El funcionario considera que quedó evidenciada la cara real "de la oposición a la que nos enfrentamos".
Aun cuando la entonces Disip enfrentó el alzamiento de militares activos en plaza Altamira, las bombas colocadas en sedes diplomáticas y las guarimbas, el hallazgo de los paramilitares "de verdad nos sorprendió, porque se trataba de traer paramilitares, traer mercenarios extranjeros a nuestro territorio violentando nuestra soberanía". Los dirigentes antichavistas que participaron trataron de minimizar y banalizar el hecho. "Si hubiese sido falso, Alfredo Peña (alcalde metropolitano) no se habría ido del país; Orlando Urdaneta (actor), que estaba involucrado, no se hubiese ido del país", puntualizó. Rodríguez Torres recordó que el diputado Rafael Marín "salió volando fuera del país", y subrayó que adecos, copeyanos, alcaldes y otros dirigentes opositores formaban parte del plan. "Ese campamento que ellos instalaron ahí no hubiese durado dos semanas si no tuviese el apoyo que tenía de sectores políticos venezolanos de los que hoy son oposición, que hoy los vemos sentados en la Asamblea y son alcaldes, gobernadores y candidatos", aseveró.
Los detalles
En el plan Daktari había 150 hombres divididos en dos grupos. La conspiración consistía en un ataque contra el CORE 5 de la Guardia Nacional Bolivariana y otro contra La Carlota. El "Comandante Lucas" debía tomar el Palacio de Miraflores.
El propósito
La finalidad del plan paramilitar era "causar una gran conmoción, generar un gran caos", concluye Miguel Rodríguez Torres. La imagen que saldría internacionalmente era la de supuestos soldados del Ejército (en realidad, paracos uniformados) atacando unidades militares.
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