Venezuela fortalece defensa ante bases estadounidense
Miguel Lozano
La posibilidad de una agresión de fuerzas estadounidenses desde Colombia activa hoy los programas defensivos venezolano ante lo que se considera un acto inamistoso del gobierno del país vecino.
La decisión del presidente colombiano, Álvaro Uribe, de abrir cuatro bases más a militares de Estados Unidos provocó una complicada situación que llevó también a Venezuela a poner bajo revisión las relaciones diplomáticas bilaterales.
En el terreno militar el presidente Hugo Chávez adelantó que se duplicará la fuerza blindada, se ampliará la Armada con nuevas unidades y se reforzarán los otros componentes de las Fuerzas Armadas, incluyendo la milicia popular.
Para la zona occidental, con más de dos mil 200 kilómetros de frontera colombo-venezolana, se ordenó la instalación de un "escudo defensivo", que incluye el enfrentamiento a problemas como el paramilitarismo, el narcotráfico y el contrabando.
En otras esferas, las autoridades venezolanas anunciaron que comenzarán la sustitución de importaciones colombianas con mercancías de otros países, con la afectación correspondiente a un intercambio bilateral de unos siete mil millones de dólares al año.
La peligrosidad de la llegada de más soldados estadounidenses a Colombia parte, en opinión del gobierno y expertos venezolanos, de la hostilidad ya tradicional de Washington hacia el proceso de cambios venezolanos y su injerencia en la política interna.
Chávez ha alertado en varias ocasiones sobre la intención de sectores de poder estadounidenses en apoderarse de la riqueza petrolera, con la mayor reserva de crudos del planeta, estimada en 316 mil millones de barriles extraíbles.
Otro factor de hostilidad es el peso actual de Venezuela en el proceso de transformación política en la región que, al impulsar políticas nacionalistas, daña los intereses de las transnacionales norteamericanas.
Para observadores como el general retirado Alberto Muller hay otros actos que "preludian una agresión militar" como son acciones psicológicas para desprestigiar el gobierno de Chávez, acusándolo de narcotráfico o vinculación con el terrorismo.
Washington, que elogia las acciones de Colombia (principal productor de cocaína del mundo) critica a Venezuela, víctima del tráfico de drogas por ser utilizado su territorio para llevar las sustancias de Colombia a Estados Unidos y otras regiones.
En la preparación psicológica de la agresión, participa Israel un estrecho aliado de Washington que primero acusó a Venezuela de apoyar la instalación de bases de grupos armados y luego de dar documentos falsos a iraníes para sus movimientos en la región.
Ello, junto a los patrones de comportamiento previo de las fuerzas militares estadounidenses, lleva a Muller a considerar la un ataque como una contingencia de "muy alta probabilidad de ocurrencia".
La peligrosa situación ha convocado a grupos sociales que comenzaron a estudiar acciones para apoyar a las fuerzas armadas en caso de un ataque y propuestas vinculadas, entre las cuales se incluye la creación de unas "milicias aéreas".
En entrevista con el diario VEA, el capitán retirado Milton Inciarte propuso la creación de una organización de pilotos voluntarios para crear una aviación ligera capaz de operar en calles de tierra, pistas cortas, de día y de noche.
Más allá de su viabilidad militar, las iniciativas expresan una posición popular de espaldo a la nueva doctrina defensiva venezolana de guerra de todo el pueblo, sustentada en la alianza cívico-militar.
Esta postura apunta asimismo hacia la poca veracidad de las justificaciones colombo-estadounidenses, que atribuyen la apertura de las cuatro bases al propósito de combatir el narcotráfico.
Para expertos como Muller, lo que Estados Unidos se propone es una acción destinada a una victoria rápida mediante el ataque a la coherencia de la capacidad defensiva, ante lo cual el reforzamiento de la defensa emerge como un elemento disuasivo clave
Miguel Lozano
La posibilidad de una agresión de fuerzas estadounidenses desde Colombia activa hoy los programas defensivos venezolano ante lo que se considera un acto inamistoso del gobierno del país vecino.
La decisión del presidente colombiano, Álvaro Uribe, de abrir cuatro bases más a militares de Estados Unidos provocó una complicada situación que llevó también a Venezuela a poner bajo revisión las relaciones diplomáticas bilaterales.
En el terreno militar el presidente Hugo Chávez adelantó que se duplicará la fuerza blindada, se ampliará la Armada con nuevas unidades y se reforzarán los otros componentes de las Fuerzas Armadas, incluyendo la milicia popular.
Para la zona occidental, con más de dos mil 200 kilómetros de frontera colombo-venezolana, se ordenó la instalación de un "escudo defensivo", que incluye el enfrentamiento a problemas como el paramilitarismo, el narcotráfico y el contrabando.
En otras esferas, las autoridades venezolanas anunciaron que comenzarán la sustitución de importaciones colombianas con mercancías de otros países, con la afectación correspondiente a un intercambio bilateral de unos siete mil millones de dólares al año.
La peligrosidad de la llegada de más soldados estadounidenses a Colombia parte, en opinión del gobierno y expertos venezolanos, de la hostilidad ya tradicional de Washington hacia el proceso de cambios venezolanos y su injerencia en la política interna.
Chávez ha alertado en varias ocasiones sobre la intención de sectores de poder estadounidenses en apoderarse de la riqueza petrolera, con la mayor reserva de crudos del planeta, estimada en 316 mil millones de barriles extraíbles.
Otro factor de hostilidad es el peso actual de Venezuela en el proceso de transformación política en la región que, al impulsar políticas nacionalistas, daña los intereses de las transnacionales norteamericanas.
Para observadores como el general retirado Alberto Muller hay otros actos que "preludian una agresión militar" como son acciones psicológicas para desprestigiar el gobierno de Chávez, acusándolo de narcotráfico o vinculación con el terrorismo.
Washington, que elogia las acciones de Colombia (principal productor de cocaína del mundo) critica a Venezuela, víctima del tráfico de drogas por ser utilizado su territorio para llevar las sustancias de Colombia a Estados Unidos y otras regiones.
En la preparación psicológica de la agresión, participa Israel un estrecho aliado de Washington que primero acusó a Venezuela de apoyar la instalación de bases de grupos armados y luego de dar documentos falsos a iraníes para sus movimientos en la región.
Ello, junto a los patrones de comportamiento previo de las fuerzas militares estadounidenses, lleva a Muller a considerar la un ataque como una contingencia de "muy alta probabilidad de ocurrencia".
La peligrosa situación ha convocado a grupos sociales que comenzaron a estudiar acciones para apoyar a las fuerzas armadas en caso de un ataque y propuestas vinculadas, entre las cuales se incluye la creación de unas "milicias aéreas".
En entrevista con el diario VEA, el capitán retirado Milton Inciarte propuso la creación de una organización de pilotos voluntarios para crear una aviación ligera capaz de operar en calles de tierra, pistas cortas, de día y de noche.
Más allá de su viabilidad militar, las iniciativas expresan una posición popular de espaldo a la nueva doctrina defensiva venezolana de guerra de todo el pueblo, sustentada en la alianza cívico-militar.
Esta postura apunta asimismo hacia la poca veracidad de las justificaciones colombo-estadounidenses, que atribuyen la apertura de las cuatro bases al propósito de combatir el narcotráfico.
Para expertos como Muller, lo que Estados Unidos se propone es una acción destinada a una victoria rápida mediante el ataque a la coherencia de la capacidad defensiva, ante lo cual el reforzamiento de la defensa emerge como un elemento disuasivo clave
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