Masacre de la plaza Tiuna de Caracas.
La policía de AD asesina a cinco dirigentes estudiantiles y sociales
Hoy 17 de julio se cumplió un aniversario más del vil asesinato de cinco revolucionarios que murieron en manos de la Policía Política, la División de Inteligencia Militar y López Sisco esbirro de Carlos Andrés Pérez.
Luis Alfonso Barroso Zamora, dirigente social y cultural de la parroquia EI Valle; Herman José Cova y José Ramón Cova, hermanos y dirigentes estudiantiles desde los tiempos del Comité de Luchas Populares (CLP); Néstor Luis Hurtado, dirigente cultural de la parroquia La Vega; y Ángel César Camacho, viejo combatiente revolucionario de los tiempos de las luchas guerrilleras de los años 60 y 70, fueron acribillados a mansalva cuando salían de una reunión efectuada en las cercanías de la plaza Tiuna de Caracas.
Estos militantes murieron a merced de estos sicarios cuando se encontraban en la retirada de tareas de expropiación revolucionaria, hechas en aquel entonces para sacar a compañeros secuestrados en las cárceles.
Fue una masacre planificada, premeditada y ejecutada con alevosía para cercenar la vida de estos cinco combatientes, enlodando sus nombres y tildándolos de bandoleros por luchar contra el sistema de oprobio que existía.
El único delito de estos compatriotas fue el de ser unos soñadores y de pretender tomar el cielo por asalto en función de ayudar y construir una Venezuela libre y soberana de la inherencia imperialista.
Todos los militantes de ahora debemos decir: “nosotros no permitiremos la impunidad (...) honor y gloria a todos los caídos”.
Hoy 17 de julio se cumplió un aniversario más del vil asesinato de cinco revolucionarios que murieron en manos de la Policía Política, la División de Inteligencia Militar y López Sisco esbirro de Carlos Andrés Pérez.
Luis Alfonso Barroso Zamora, dirigente social y cultural de la parroquia EI Valle; Herman José Cova y José Ramón Cova, hermanos y dirigentes estudiantiles desde los tiempos del Comité de Luchas Populares (CLP); Néstor Luis Hurtado, dirigente cultural de la parroquia La Vega; y Ángel César Camacho, viejo combatiente revolucionario de los tiempos de las luchas guerrilleras de los años 60 y 70, fueron acribillados a mansalva cuando salían de una reunión efectuada en las cercanías de la plaza Tiuna de Caracas.
Estos militantes murieron a merced de estos sicarios cuando se encontraban en la retirada de tareas de expropiación revolucionaria, hechas en aquel entonces para sacar a compañeros secuestrados en las cárceles.
Fue una masacre planificada, premeditada y ejecutada con alevosía para cercenar la vida de estos cinco combatientes, enlodando sus nombres y tildándolos de bandoleros por luchar contra el sistema de oprobio que existía.
El único delito de estos compatriotas fue el de ser unos soñadores y de pretender tomar el cielo por asalto en función de ayudar y construir una Venezuela libre y soberana de la inherencia imperialista.
Todos los militantes de ahora debemos decir: “nosotros no permitiremos la impunidad (...) honor y gloria a todos los caídos”.
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