Se cumplen 193 años de la muerte en 1816 de Francisco de Miranda en La Carraca
El Generalísimo, el noble y viejo Precursor de nuestras libertades entrega su última Guardia cuando el tifus le quiebra la vida. Con su muerte se apagó una de las voces más recias de la historia y uno de sus principales protagonistas
El 14 de julio de 1816, hace 193 años, murió en la prisión de La Carraca, en Cádiz, España, el Generalísimo Francisco de Miranda, a quien Simón Bolívar calificó en cierta oportunidad como «el más ilustre de los colombianos». Héroe insigne de la Revolución Francesa y de las independencias norte y suramericanas, Miranda es autor de la bandera tricolor que hoy identifica a Venezuela y fue un luchador incansable por la libertad y la dignidad de los pueblos oprimidos.
Llamado «El Precursor», fue uno de los primeros venezolanos en concebir la idea de la independencia. Napoleón Bonaparte dijo: «Es un Quijote que no está loco. Tiene fuego sagrado en el alma».
Luchó en la Revolución Francesa y murió justamente en el aniversario de la Toma de La Bastilla. Su nombre está grabado en el Arco de Triunfo de París; su retrato, colocado en la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles y su estatua, erigida frente a la del General Kellerman en el propio campo de Valmy, en el país galo.
Sebastián Francisco de Miranda, quien luego usó sólo su segundo nombre, estableció estrechas relaciones a lo largo de su vida con personajes de la talla de Simón Bolívar, Napoleón Bonaparte, Andrés Bello, George Washington, William Pitt, Bernardo O' Higgins, Antonio José de Sucre, Catalina «La Grande» de Rusia, Wellington, Dantón y San Martín.
Llegó a ser considerado por los británicos como el campeón de la libertad de las colonias hispánicas de América, y el historiador Mariano Picón Salas lo llamó «el primer criollo de dimensión histórica mundial».
Luego de luchar en África, Europa y Estados Unidos, Miranda organizó una expedición armada para invadir la Capitanía General de Venezuela. Su equipo estaba formado por los vagos y maleantes de Nueva York. Es de allí de donde zarpa a bordo del buque Leander, el cual llevaba el nombre de su primogénito. En el puerto de Jacmel, en Haití, el 12 de marzo de 1806, es creada y enarbolada por Miranda la bandera tricolor; allí, ante los presentes, hace un compromiso donde jura fidelidad a Colombia, un país que aún no existía.
Luego de un infructuoso intento de desembarque en Ocumare de la Costa, la expedición llega a la Vela de Coro en agosto, primer puerto venezolano donde se izó el tricolor. Esa acción no fue apoyada por los pobladores y al ser atacado por el ejército español, Miranda fue derrotado.
Decepcionado, Francisco de Miranda regresó a Londres, donde años más tarde se entrevistó con Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello.
Bolívar se empeña en que el precursor vaya a Caracas y Miranda decide acompañarlos. Ya en Caracas, participa en la Sociedad Patriótica y luego en el Congreso. Cuando se declara la Independencia, el 5 de julio de 1811, ya Miranda es la figura central en el ambiente político.
En Venezuela, aparecen intrigas en contra de Miranda. Considerado traidor por la pérdida de la I República, fue arrestado y encerrado en La Carraca, de Cádiz, España, donde murió en 1816. Miranda fue un hombre adelantado a su época y luego de su muerte pasó mucho tiempo para que se le comprendiera.
Fue un hombre con profundo sentido de la historia; por ello, se dedicó a preservar para la posteridad los testimonios escritos que comprueban su dedicación a la causa de la emancipación de América.
Los documentos recopilados, ordenados y encuadernados por él mismo, atesoran una invalorable información sobre sus diligencias libertarias. Hoy, el Archivo de Miranda, de 63 tomos, se encuentra bajo custodia de la Academia Nacional de la Historia. La historiadora Carmen Bohórquez, una experta en el tema mirandino, solicitó a la ONU Y (Unesco) que declare patrimonio de la humanidad a este archivo, pues en éste se encuentra parte de la historia de tres continentes.
Tras los restos del Caraqueño universal
Chávez ordena buscar en Cádiz los restos del héroe libertador
Venezuela encarga a un equipo científico que identifique los restos de Francisco de Miranda, precursor de su independencia, que están enterrados en una fosa común de La Carraca
El presidente Hugo Chávez, ha encargado al Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada la identificación de los restos óseos del venezolano Francisco de Miranda, que están enterrados en una fosa común en La Isla de León, concretamente en La Carraca. El Gobierno de Chávez pretende con esta iniciativa rescatar los restos de uno de sus líderes históricos más ilustres e iniciar las conversaciones para que dichos restos sean trasladados, con todos los honores y a bordo del Juan Sebastián de Elcano, a su patria de origen.
En el equipo que coordinará el doctor Lorente, participarán la antropóloga Maritza Garaicoechea, asistida por Adelaida Struck y el médico legal gaditano y profesor de la Universidad de Cádiz, José Luis Romero.
Asimismo participarán los historiadores Carmen Bohórquez, Hadelis Jiménez y el Coronel Rubén Darío Gutiérrez. Además del laboratorio de ADN de la Universidad de Granada, también se cuenta con la colaboración de sendos laboratorios de Lyon (Francia) y de Venezuela.
El Generalísimo, el noble y viejo Precursor de nuestras libertades entrega su última Guardia cuando el tifus le quiebra la vida. Con su muerte se apagó una de las voces más recias de la historia y uno de sus principales protagonistas
El 14 de julio de 1816, hace 193 años, murió en la prisión de La Carraca, en Cádiz, España, el Generalísimo Francisco de Miranda, a quien Simón Bolívar calificó en cierta oportunidad como «el más ilustre de los colombianos». Héroe insigne de la Revolución Francesa y de las independencias norte y suramericanas, Miranda es autor de la bandera tricolor que hoy identifica a Venezuela y fue un luchador incansable por la libertad y la dignidad de los pueblos oprimidos.
Llamado «El Precursor», fue uno de los primeros venezolanos en concebir la idea de la independencia. Napoleón Bonaparte dijo: «Es un Quijote que no está loco. Tiene fuego sagrado en el alma».
Luchó en la Revolución Francesa y murió justamente en el aniversario de la Toma de La Bastilla. Su nombre está grabado en el Arco de Triunfo de París; su retrato, colocado en la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles y su estatua, erigida frente a la del General Kellerman en el propio campo de Valmy, en el país galo.
Sebastián Francisco de Miranda, quien luego usó sólo su segundo nombre, estableció estrechas relaciones a lo largo de su vida con personajes de la talla de Simón Bolívar, Napoleón Bonaparte, Andrés Bello, George Washington, William Pitt, Bernardo O' Higgins, Antonio José de Sucre, Catalina «La Grande» de Rusia, Wellington, Dantón y San Martín.
Llegó a ser considerado por los británicos como el campeón de la libertad de las colonias hispánicas de América, y el historiador Mariano Picón Salas lo llamó «el primer criollo de dimensión histórica mundial».
Luego de luchar en África, Europa y Estados Unidos, Miranda organizó una expedición armada para invadir la Capitanía General de Venezuela. Su equipo estaba formado por los vagos y maleantes de Nueva York. Es de allí de donde zarpa a bordo del buque Leander, el cual llevaba el nombre de su primogénito. En el puerto de Jacmel, en Haití, el 12 de marzo de 1806, es creada y enarbolada por Miranda la bandera tricolor; allí, ante los presentes, hace un compromiso donde jura fidelidad a Colombia, un país que aún no existía.
Luego de un infructuoso intento de desembarque en Ocumare de la Costa, la expedición llega a la Vela de Coro en agosto, primer puerto venezolano donde se izó el tricolor. Esa acción no fue apoyada por los pobladores y al ser atacado por el ejército español, Miranda fue derrotado.
Decepcionado, Francisco de Miranda regresó a Londres, donde años más tarde se entrevistó con Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello.
Bolívar se empeña en que el precursor vaya a Caracas y Miranda decide acompañarlos. Ya en Caracas, participa en la Sociedad Patriótica y luego en el Congreso. Cuando se declara la Independencia, el 5 de julio de 1811, ya Miranda es la figura central en el ambiente político.
En Venezuela, aparecen intrigas en contra de Miranda. Considerado traidor por la pérdida de la I República, fue arrestado y encerrado en La Carraca, de Cádiz, España, donde murió en 1816. Miranda fue un hombre adelantado a su época y luego de su muerte pasó mucho tiempo para que se le comprendiera.
Fue un hombre con profundo sentido de la historia; por ello, se dedicó a preservar para la posteridad los testimonios escritos que comprueban su dedicación a la causa de la emancipación de América.
Los documentos recopilados, ordenados y encuadernados por él mismo, atesoran una invalorable información sobre sus diligencias libertarias. Hoy, el Archivo de Miranda, de 63 tomos, se encuentra bajo custodia de la Academia Nacional de la Historia. La historiadora Carmen Bohórquez, una experta en el tema mirandino, solicitó a la ONU Y (Unesco) que declare patrimonio de la humanidad a este archivo, pues en éste se encuentra parte de la historia de tres continentes.
Tras los restos del Caraqueño universal
Chávez ordena buscar en Cádiz los restos del héroe libertador
Venezuela encarga a un equipo científico que identifique los restos de Francisco de Miranda, precursor de su independencia, que están enterrados en una fosa común de La Carraca
El presidente Hugo Chávez, ha encargado al Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada la identificación de los restos óseos del venezolano Francisco de Miranda, que están enterrados en una fosa común en La Isla de León, concretamente en La Carraca. El Gobierno de Chávez pretende con esta iniciativa rescatar los restos de uno de sus líderes históricos más ilustres e iniciar las conversaciones para que dichos restos sean trasladados, con todos los honores y a bordo del Juan Sebastián de Elcano, a su patria de origen.
En el equipo que coordinará el doctor Lorente, participarán la antropóloga Maritza Garaicoechea, asistida por Adelaida Struck y el médico legal gaditano y profesor de la Universidad de Cádiz, José Luis Romero.
Asimismo participarán los historiadores Carmen Bohórquez, Hadelis Jiménez y el Coronel Rubén Darío Gutiérrez. Además del laboratorio de ADN de la Universidad de Granada, también se cuenta con la colaboración de sendos laboratorios de Lyon (Francia) y de Venezuela.
El pueblo de París toma La Bastilla al conocerse la intención de Luis XVI de enviar tropas para someter la rebelión popular. Se inicia el derrumbe de la monarquía
Tal día como hoy, el 14 de julio de 1789, el pueblo de París tomó por asalto La Bastilla y la fecha quedó como símbolo de la Revolución Francesa.
En 1788, Luis XVI convocó a los Estados Generales (parlamento) donde estaban representados los principales sectores de la sociedad. El propósito del Monarca era imponer más impuestos y contribuciones a la naciente burguesía para cubrir los excesivos gastos de la Corona. El Tercer Estado estaba integrado por representantes de la burguesía y la pequeña burguesía. El inicio de las sesiones de los Estados Generales se llevó a cabo en una atmósfera de antagonismos. La Monarquía se apoyaba en el sistema feudal, la nobleza y el clero. La gran masa de campesinos se encontraban en la miseria y brutalmente explotados. La naciente burguesía protestaba por los crecientes impuestos y las trabas al comercio. Una extendida crisis resquebrajaba los cimientos de la Corona.
En los días que antecedieron a la toma de La Bastilla, el palacio de Versalles fue rodeado de una multitud que protestaba los abusos de Luis XVI y expresaba su rechazo a la reina María Antonieta, una austriaca que se había granjeado el odio del pueblo por su afición al lujo y sus intrigas con la aristocracia.
Tal día como hoy, el 14 de julio de 1789, el pueblo de París tomó por asalto La Bastilla y la fecha quedó como símbolo de la Revolución Francesa.
En 1788, Luis XVI convocó a los Estados Generales (parlamento) donde estaban representados los principales sectores de la sociedad. El propósito del Monarca era imponer más impuestos y contribuciones a la naciente burguesía para cubrir los excesivos gastos de la Corona. El Tercer Estado estaba integrado por representantes de la burguesía y la pequeña burguesía. El inicio de las sesiones de los Estados Generales se llevó a cabo en una atmósfera de antagonismos. La Monarquía se apoyaba en el sistema feudal, la nobleza y el clero. La gran masa de campesinos se encontraban en la miseria y brutalmente explotados. La naciente burguesía protestaba por los crecientes impuestos y las trabas al comercio. Una extendida crisis resquebrajaba los cimientos de la Corona.
En los días que antecedieron a la toma de La Bastilla, el palacio de Versalles fue rodeado de una multitud que protestaba los abusos de Luis XVI y expresaba su rechazo a la reina María Antonieta, una austriaca que se había granjeado el odio del pueblo por su afición al lujo y sus intrigas con la aristocracia.
El Tercer Estado, el más numeroso, se declaró Asamblea Nacional y dispuso que no reconocía autoridad al Rey para disolverla. Luis XVI cerró las puertas del salón donde se celebran las reuniones y concentró a 20.000 soldados en París con el fin de liquidar los ímpetus revolucionarios del Tercer Estado.
El 12 de julio un regimiento real, integrado por reclutas alemanes, cargó sobre la multitud causando muertos y provocando la indignación popular. El llamado a insurrección sacudió a París. El pueblo saqueó los depósitos de armas. Un comité popular, reunido en la sede del Ayuntamiento, ordenó la construcción de 50.000 bayonetas. El 14 corrió el rumor de que las tropas reales marchaban sobre París y que la fortaleza de La Bastilla apuntaba sus cañones contra el Hotel de Ville, lugar de concentración popular.
Un regimiento de la Guardia Nacional se pasó al lado de los revolucionarios y comenzó el asalto a La Bastilla. Durante más de cuatro horas se combatió alrededor de sus muros hasta que la fortaleza cayó en manos del pueblo, lo que abrió al camino a la victoria de la revolución burguesa en Francia.
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