La Juventud y su deber Revolucionario
Por: Herick Goicoechea
La juventud revolucionaria venezolana, debe tomar conciencia de su importancia histórica, para la continuidad del proceso revolucionario; la juventud no hace la revolución, pero sin ella la revolución es imposible; y esta responsabilidad, no se puede limitar a la participación juvenil dentro de las estructuras del Estado, en cargos formales de decisión en la arquitectura del poder constituido; el lugar originario de la Juventud está en la calle, con el pueblo, con los Consejos Comunales, con los movimientos sociales y estudiantiles, la juventud revolucionaria sólo se hace grande, madura, en la medida en que se relaciona con el pueblo y sus aspiraciones.
El acelerador de la Revolución debe ser una obligación de la juventud, avanzar lo más rápido que se pueda, en el menor tiempo posible, con la mayor eficacia, es la principal tarea de la juventud en la construcción del Socialismo; una característica que debe definir al joven revolucionario, es su espíritu de inconformidad frente a la realidad establecida, frente a lo mal hecho y las viejas prácticas que aún se siguen reproduciendo en seno del Estado. Es fundamental que la nueva ética socialista se traduzca en una nueva estética, que proyecte nuevas relaciones sociales, tanto de producción, como humanas, que trasciendan los valores cristianos, como solidaridad y humanismo, que si bien son esenciales para el Socialismo no son suficientes para su concreción, la nueva estética que nace de la nueva ética y se nutre de nuevas prácticas, debe fundamentarse en valores realmente socialistas, como lo son, la no explotación del hombre por el hombre, el internacionalismo y la negación de la división social del trabajo; los valores socialistas, son concretos en la medida que dejan de ser metafísicos y son empíricamente comprobables en la realidad.
El capitalismo hace que la juventud se atomice en individualidades aisladas y sólo vea en el colectivo (cuando lo ve) un medio para satisfacer sus necesidades individuales; mientras que en el socialismo la juventud toma conciencia de su capacidad transformadora y se organiza, por un mejor mundo, ¿niega esto la individualidad? No, el joven revolucionario, no se pierde en el colectivo, se reconoce como sujeto activo transformador y su esfuerzo individual por un mundo mejor se potencia a través del colectivo, para convertirse en agente transformador de la realidad, el joven revolucionario renuncia al individualismo pero no a su ser individual, como sujeto conciente, esto hace que la conciencia revolucionaria se vea en la práctica, evitando el analfabetismo político del joven burgués orgulloso de su ignorancia política y del joven dócil asalariado del “Estado”, que deja de ser crítico para convertirse en justificador de todo.
La juventud debe ser irreverente en la discusión, espíritu inconforme lo hemos llamado, como lo llama el Che, pero a su vez debe ser leal en lo estratégico, no capitular en los principios, no renunciar jamás a la idea de construir un mundo más justo y más humano, oxigeno permanente de la teoría y práctica revolucionaria debe ser el joven; evitar la Ortodoxia intransigente y la heterodoxia inconsistente son fundamentales para contar con un juventud revolucionaria, rebelde pero disciplinada organizativamente, con claridad política y eficacia revolucionaria.
Por: Herick Goicoechea
La juventud revolucionaria venezolana, debe tomar conciencia de su importancia histórica, para la continuidad del proceso revolucionario; la juventud no hace la revolución, pero sin ella la revolución es imposible; y esta responsabilidad, no se puede limitar a la participación juvenil dentro de las estructuras del Estado, en cargos formales de decisión en la arquitectura del poder constituido; el lugar originario de la Juventud está en la calle, con el pueblo, con los Consejos Comunales, con los movimientos sociales y estudiantiles, la juventud revolucionaria sólo se hace grande, madura, en la medida en que se relaciona con el pueblo y sus aspiraciones.
El acelerador de la Revolución debe ser una obligación de la juventud, avanzar lo más rápido que se pueda, en el menor tiempo posible, con la mayor eficacia, es la principal tarea de la juventud en la construcción del Socialismo; una característica que debe definir al joven revolucionario, es su espíritu de inconformidad frente a la realidad establecida, frente a lo mal hecho y las viejas prácticas que aún se siguen reproduciendo en seno del Estado. Es fundamental que la nueva ética socialista se traduzca en una nueva estética, que proyecte nuevas relaciones sociales, tanto de producción, como humanas, que trasciendan los valores cristianos, como solidaridad y humanismo, que si bien son esenciales para el Socialismo no son suficientes para su concreción, la nueva estética que nace de la nueva ética y se nutre de nuevas prácticas, debe fundamentarse en valores realmente socialistas, como lo son, la no explotación del hombre por el hombre, el internacionalismo y la negación de la división social del trabajo; los valores socialistas, son concretos en la medida que dejan de ser metafísicos y son empíricamente comprobables en la realidad.
El capitalismo hace que la juventud se atomice en individualidades aisladas y sólo vea en el colectivo (cuando lo ve) un medio para satisfacer sus necesidades individuales; mientras que en el socialismo la juventud toma conciencia de su capacidad transformadora y se organiza, por un mejor mundo, ¿niega esto la individualidad? No, el joven revolucionario, no se pierde en el colectivo, se reconoce como sujeto activo transformador y su esfuerzo individual por un mundo mejor se potencia a través del colectivo, para convertirse en agente transformador de la realidad, el joven revolucionario renuncia al individualismo pero no a su ser individual, como sujeto conciente, esto hace que la conciencia revolucionaria se vea en la práctica, evitando el analfabetismo político del joven burgués orgulloso de su ignorancia política y del joven dócil asalariado del “Estado”, que deja de ser crítico para convertirse en justificador de todo.
La juventud debe ser irreverente en la discusión, espíritu inconforme lo hemos llamado, como lo llama el Che, pero a su vez debe ser leal en lo estratégico, no capitular en los principios, no renunciar jamás a la idea de construir un mundo más justo y más humano, oxigeno permanente de la teoría y práctica revolucionaria debe ser el joven; evitar la Ortodoxia intransigente y la heterodoxia inconsistente son fundamentales para contar con un juventud revolucionaria, rebelde pero disciplinada organizativamente, con claridad política y eficacia revolucionaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario