LA AGRESIÓN NO ES CASUAL
Los ataques de la oligarquía a la Revolución Bolivariana no se deben a los caprichos de peña esclusa, o a la ruindad del cómplice de posada carriles ¡No! Ver así la agresión es desarmarnos ideológicamente frente al enemigo y condenarnos a fracasos. La Agresión obedece al inevitable enfrentamiento entre clases que disputan la hegemonía de la sociedad, es decir, el enfrentamiento entre la oligarquía y las clases explotadas, despojadas.
Mientras la economía sea hegemónicamente egoísta, mientras refleje sobre la sociedad la competencia, el lucro egoísta, las soluciones individuales, los emprendedores independientes, entonces habrá un enfrentamiento entre los grupos propietarios de los medios que les permiten la apropiación de la riqueza y el trabajo ajeno y el resto de la sociedad. Los dos sectores tienen intereses irreconciliables.
De allí que las agresiones no se pueden enfrentar como un asunto de lucha contra individuos, o grupos de individuos, al contrario, debe encararse como un enfrentamiento con una clase oligarca, o mejor, con las relaciones oligarcas que se niegan a desaparecer, a renunciar a sus privilegios. Entonces el enfrentamiento de fondo, el que pondrá fin a la cadena de agresiones, es la eliminación de estas relaciones económicas, y la sustitución de la conciencia egoísta que ellas generan.
Por eso se debe tener sumo cuidado cuando por cualquier razón se estimula la economía egoísta, debemos evaluar que junto a la construcción de una forma económica egoísta, de propiedad nosocial, simultáneamente formamos un espantoso generador de conciencia egoísta, soporte del capitalismo.
El enfrentamiento se decide en la conciencia, y esta se soporta, adquiere veracidad, coherencia, en la formación económica. La Propiedad Social administrada por el Estado Nacional, es el soporte de la conciencia de sociedad, de la Conciencia del Deber Social.
La cruenta batalla debemos visualizarla entre dos sistemas, el capitalista y el Socialista, el primero con su propiedad egoísta de los medios de producción, y el Socialismo con su Propiedad Social de los medios productores de riqueza.
La verdadera batalla, más allá de las expresiones que tome, es por las relaciones de propiedad. A la Revolución Bolivariana se le ataca, se le adversa porque golpeó las relaciones de propiedad que sustentan al sistema oligarca. Socializar en estos países es peligro de muerte.
Con el golpe de abril, la oligarquía se ensaña con Chávez cuando percibe que no es manejable, y entendió (no se equivocó) que no sólo lucharía contra la personalización de la oligarquía, sino que modificaría las relaciones sociales que la sustentan.
La permanencia de estas relaciones de propiedad nosocial son síntomas de debilidad de la causa socialista. Mientras ellas persistan habrá campo fértil para la agresión a la Revolución, la oligarquía tendrá asidero y ya sabemos que siempre la propiedad nosocial, de cualquier tamaño que sea, en cualquier campo que se implante, tenderá a desarrollarse, a nuclearse, a transitar rápidamente el camino que ya recorrió el capitalismo salvaje, y por supuesto, siempre será enemigo del Socialismo.
¡Chávez es Cristianismo, Socialismo!
Los ataques de la oligarquía a la Revolución Bolivariana no se deben a los caprichos de peña esclusa, o a la ruindad del cómplice de posada carriles ¡No! Ver así la agresión es desarmarnos ideológicamente frente al enemigo y condenarnos a fracasos. La Agresión obedece al inevitable enfrentamiento entre clases que disputan la hegemonía de la sociedad, es decir, el enfrentamiento entre la oligarquía y las clases explotadas, despojadas.
Mientras la economía sea hegemónicamente egoísta, mientras refleje sobre la sociedad la competencia, el lucro egoísta, las soluciones individuales, los emprendedores independientes, entonces habrá un enfrentamiento entre los grupos propietarios de los medios que les permiten la apropiación de la riqueza y el trabajo ajeno y el resto de la sociedad. Los dos sectores tienen intereses irreconciliables.
De allí que las agresiones no se pueden enfrentar como un asunto de lucha contra individuos, o grupos de individuos, al contrario, debe encararse como un enfrentamiento con una clase oligarca, o mejor, con las relaciones oligarcas que se niegan a desaparecer, a renunciar a sus privilegios. Entonces el enfrentamiento de fondo, el que pondrá fin a la cadena de agresiones, es la eliminación de estas relaciones económicas, y la sustitución de la conciencia egoísta que ellas generan.
Por eso se debe tener sumo cuidado cuando por cualquier razón se estimula la economía egoísta, debemos evaluar que junto a la construcción de una forma económica egoísta, de propiedad nosocial, simultáneamente formamos un espantoso generador de conciencia egoísta, soporte del capitalismo.
El enfrentamiento se decide en la conciencia, y esta se soporta, adquiere veracidad, coherencia, en la formación económica. La Propiedad Social administrada por el Estado Nacional, es el soporte de la conciencia de sociedad, de la Conciencia del Deber Social.
La cruenta batalla debemos visualizarla entre dos sistemas, el capitalista y el Socialista, el primero con su propiedad egoísta de los medios de producción, y el Socialismo con su Propiedad Social de los medios productores de riqueza.
La verdadera batalla, más allá de las expresiones que tome, es por las relaciones de propiedad. A la Revolución Bolivariana se le ataca, se le adversa porque golpeó las relaciones de propiedad que sustentan al sistema oligarca. Socializar en estos países es peligro de muerte.
Con el golpe de abril, la oligarquía se ensaña con Chávez cuando percibe que no es manejable, y entendió (no se equivocó) que no sólo lucharía contra la personalización de la oligarquía, sino que modificaría las relaciones sociales que la sustentan.
La permanencia de estas relaciones de propiedad nosocial son síntomas de debilidad de la causa socialista. Mientras ellas persistan habrá campo fértil para la agresión a la Revolución, la oligarquía tendrá asidero y ya sabemos que siempre la propiedad nosocial, de cualquier tamaño que sea, en cualquier campo que se implante, tenderá a desarrollarse, a nuclearse, a transitar rápidamente el camino que ya recorrió el capitalismo salvaje, y por supuesto, siempre será enemigo del Socialismo.
¡Chávez es Cristianismo, Socialismo!
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