Eduardo José Rangel
Fue el Consejo de Estado de Colombia el que desmintió la especie difundida por Uribe desde Bogotá de la igualdad de Estados Unidos y Colombia en la aplicación del convenio militar recién firmado entre ambos países. Aclaró que la posición de su país era subalterna, de "cooperante"; fue el ex presidente colombiano Ernesto Samper quien calificó las relaciones de su país con Venezuela a raíz de ese acuerdo como de preguerra; fue la mayoría de los presidentes reunidos en Bariloche, en Unasur, quienes expresaron, con diversos matices, su preocupación, reservas o inconformidades con el convenio entonces por firmarse. No creyeron en las seguridades que ofrecía Uribe.
Y ahora es la Fuerza Aérea de Estados Unidos, según revela la investigación de Eva Golinger, la que echa por tierra los objetivos militares de ese acuerdo. Como verán, es falso, lo reafirmado desde Uribe para abajo, que esas siete bases militares y decenas de otros puntos en el territorio colombiano van a ser dedicadas al combate interno del narcotráfico y del terrorismo, y que en absoluto afectará a sus vecinos.
La Fuerza Aérea de EEUU, como seguramente lo hicieron sus fuerzas navales y el Ejército, presentó un informe al Senado dirigido a apoyar la petición de 46 millones de dólares para acondicionar una sola de esas bases, la de Palanquero, a fin de convertirla en una Localidad de Cooperación en Seguridad de EEUU, que "apoyará la estrategia de postura del teatro del comando combatiente (Cocom) y demostrará nuestro compromiso en las relaciones con Colombia". Dice mas adelante el informe de la Air Force: "El desarrollo de este CSL nos da una oportunidad única para las operaciones del espectro completo en una subregión crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante de las insurgencias terroristas financiadas por el narcotráfico, los gobiernos antiestadounidenses (léanle bien: "gobiernos antiestadouniden- ses"), la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales".
El informe añade: "La intención es utilizar la infraestructura existente... mejorar la capacidad de EEUU para responder rápidamente a una crisis y asegurar el acceso regional y la presencia estadounidense.
"Palanquero ayuda con la misión de movilidad para garantizar el acceso a todo el continente de Suramérica con la excepción de Cabo de Hornos".
Por si no las tenían, ahí están las respuestas a las interrogantes que le hicieron a Uribe ("¿Para qué esas bases?") los presidentes Alan García y todos los demás que expresaron en Unasur dudas o desacuerdos con el convenio por firmarse.
Creo que ahora quedan al descubierto las verdaderas intenciones de las siete bases, particularmente de una de ellas.
Fue el Consejo de Estado de Colombia el que desmintió la especie difundida por Uribe desde Bogotá de la igualdad de Estados Unidos y Colombia en la aplicación del convenio militar recién firmado entre ambos países. Aclaró que la posición de su país era subalterna, de "cooperante"; fue el ex presidente colombiano Ernesto Samper quien calificó las relaciones de su país con Venezuela a raíz de ese acuerdo como de preguerra; fue la mayoría de los presidentes reunidos en Bariloche, en Unasur, quienes expresaron, con diversos matices, su preocupación, reservas o inconformidades con el convenio entonces por firmarse. No creyeron en las seguridades que ofrecía Uribe.
Y ahora es la Fuerza Aérea de Estados Unidos, según revela la investigación de Eva Golinger, la que echa por tierra los objetivos militares de ese acuerdo. Como verán, es falso, lo reafirmado desde Uribe para abajo, que esas siete bases militares y decenas de otros puntos en el territorio colombiano van a ser dedicadas al combate interno del narcotráfico y del terrorismo, y que en absoluto afectará a sus vecinos.
La Fuerza Aérea de EEUU, como seguramente lo hicieron sus fuerzas navales y el Ejército, presentó un informe al Senado dirigido a apoyar la petición de 46 millones de dólares para acondicionar una sola de esas bases, la de Palanquero, a fin de convertirla en una Localidad de Cooperación en Seguridad de EEUU, que "apoyará la estrategia de postura del teatro del comando combatiente (Cocom) y demostrará nuestro compromiso en las relaciones con Colombia". Dice mas adelante el informe de la Air Force: "El desarrollo de este CSL nos da una oportunidad única para las operaciones del espectro completo en una subregión crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante de las insurgencias terroristas financiadas por el narcotráfico, los gobiernos antiestadounidenses (léanle bien: "gobiernos antiestadouniden- ses"), la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales".
El informe añade: "La intención es utilizar la infraestructura existente... mejorar la capacidad de EEUU para responder rápidamente a una crisis y asegurar el acceso regional y la presencia estadounidense.
"Palanquero ayuda con la misión de movilidad para garantizar el acceso a todo el continente de Suramérica con la excepción de Cabo de Hornos".
Por si no las tenían, ahí están las respuestas a las interrogantes que le hicieron a Uribe ("¿Para qué esas bases?") los presidentes Alan García y todos los demás que expresaron en Unasur dudas o desacuerdos con el convenio por firmarse.
Creo que ahora quedan al descubierto las verdaderas intenciones de las siete bases, particularmente de una de ellas.
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