EL MALDITO IMPERIO YANKEE
Cuando digo maldito, me refiero a la acepción que nos trae el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española; que dice: “De mala calidad, ruin, miserable, perverso, de mala intención y dañadas costumbres”. Acaso estas bajezas no están intrínsecamente presentes en todas las actuaciones de ese imperio desde su propia creación. Recordemos aquella famosa frase: “América para los americanos”, por supuesto que se referían al ya naciente imperio; acaso su actuación contra Bolívar con la compra de Santander no nos indica perversidad y mala intención; será mera casualidad que de forma intrigante, y la más de las veces con la utilización de la fuerza han impuestos sus tendencias en el continente americano; por supuesto, con la honrosa excepción de nuestro Presidente Chávez, que contra viento y marea y con el apoyo del pueblo, tanto armado como desarmado ha impuesto una verdadera democracia en Venezuela.
Pero no sólo estas perversidades están presentes en las actuaciones del imperio yankee, sino que también están presentes en su propia formación como tal. Este imperio nace pidiendo libertad al otrora imperio Inglés, y luego pretende negársela a los que ya la tienen o la han tenido, utilizando las más pérfidas formas de dominación, Iraq y Afganistán son un digno ejemplo de ello. Originalmente, este imperio, eclosionó con la intención de ser un Estado democrático; y, de ahí la famosa frase de Abraham Lincoln, de que la democracia es:”el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”; pero que poco les duró este intento, porque si analizamos al imperio a la luz de estos conceptos, vemos que no es un gobierno de su pueblo, sino de una minoría oligárquica que detenta el poder económico; tampoco es para el pueblo, sino para esa élite y su ilimitado enriquecimiento; el pueblo es tratado de la manera más despótica y cruel, sin derechos laborales, no gozan de prestaciones sociales, ni de pensiones, ni de servicios médicos , ni de educación gratuitos, es un pueblo que ni siquiera goza del derecho a la vida, ya que existe la pena de muerte que manejan a su antojo. Tampoco es un gobierno por el pueblo, ya que a este sólo le queda la posibilidad de votar por el candidato que les impone la oligarquía a través de los dos únicos partidos políticos manejados y controlados por ésta (el candidato impuesto por ellos que más dinero reúna es el que va), quienes han tratado de salirse de esta norma, así sean de la oligarquía han fracasado rotundamente.
Sobre esto, vale la pena recordar algunas cosas pregonadas por un filósofo griego del siglo IV ac., relacionadas con los regímenes de gobierno; este gran pensador decía: “Por ejemplo, en las constituciones democráticas es soberano el pueblo, y por el contrario, la minoría en las oligarquías……. En las democracias se gobierna en vista del interés común, pero en las oligarquías se hace en virtud de el interés de una minoría”. Por supuesto, que me estoy refiriendo a Aristóteles, el padre de la democracia, que el imperio dice tomarlo como fundamento de su falsa democracia, pero en sentido contrario, llamando democracia a la oligarquía y olvidándose de la verdadera democracia, la misma que planteó Aristóteles. Por eso, cuando el imperio atisba una verdadera democracia participativa, como lo es la nuestra (Ver Artículo 6° de nuestra Constitución), entonces intenta por todos los medios lícitos e ilícitos destruirla, para que los países que giran en su órbita no se les ocurra seguir su ejemplo.
Ya hemos visto que en ese imperio yankee no existe una democracia como lo propugnó su propio ex Presidente Abraham Lincoln, ni como se viene pregonando desde Aristóteles. En ese imperio lo que verdaderamente existe es una plutocracia (gobierno de los ricos); y, como quiera que los ricos son una minoría elitista, fundamentada en la acumulación de riqueza y, por consiguiente, de poder económico real, podemos decir que ese imperio es manejado por los detentadores del poder económico. Pero lo más doloroso e insultante, es que ese poderío económico no está ni siquiera en manos de ciudadanos de ese País, sino en manos sionistas, integrado principalmente por judíos, que de conformidad con la diáspora están en todas partes, no tienen patria, sólo están donde tengan concentraciones de poder económico (Wall street). Por eso es válido decir que ese imperio es manejado por el sionismo internacional, que pretende, entre otras cosas, dominar el mundo y sus riquezas. Sólo así, descifrando sus intenciones podemos entenderlo mejor, y, por consiguiente, defendernos más eficientemente. Si hurgamos un poco en las teorías políticas relacionadas con la democracia, hay autores como Montesquieu, J Locke, etc, que piensan que para que haya democracia es menester que existan al menos tres poderes; a saber: legislativo, ejecutivo y judicial y, que además exista, un sistema de contrapesos que impida la hegemonía de alguno de ellos sobre los otros. Este planteamiento fue originalmente desarrollado por Montesquieu Carlos (1.689-1.755), jurisconsulto y escritor francés, que en su obra magistral “El Espíritu de las Leyes (31 tomos), examina las diferentes legislaciones y los pueblos que las utilizan, otorgándole un espacio a esta teoría de los tres poderes.
Ahora bien, el imperio se ha jactado de decir que en su mal llamada democracia existe un equilibrio entre los tres poderes, y para que haya democracia es indispensable la existencia de estos tres poderes; sin embargo, en ese imperio no hay sino dos poderes, el legislativo y el ejecutivo, pero con preponderancia de este último, ya que cuenta con el derecho de vetar las Leyes del Congreso, y de buscar las llamadas vías rápidas para obviar al Congreso. Digo que no existe un poder judicial independiente, porque es el propio presidente el que designa a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y designa a los jueces federales, ya que los estadales los elige el gobernador de cada estado de la unión; entonces, de que democracia estamos hablando. El imperio critica a nuestro Gobierno diciendo que no existen poderes independientes, porque todo el poder lo concentra el Presidente en sus manos, la verdad es que se necesita ser bien sínico e inmoral para decir tamaña barbaridad. En Venezuela, por disposición constitucional no sólo existen los tres poderes antes descritos, sino que existen dos más: el Poder Moral y el Poder Electoral, caso único en el mundo; y, estos cinco poderes son totalmente independientes unos de otros. Voy a mencionar un solo caso, que grafica con claridad meridiana esta separación de poderes; y, así vemos que cuando el Tribunal Supremo de Justicia absuelve, de forma grotesca a los golpistas del 11 de abril del año 2.002, aduciendo una figura poco jurídica y real del llamado vacío de poder, el Presidente, como cabeza del Poder Ejecutivo, no tomó ninguna acción para impedir que dicha absurda decisión se materializase. Igual caso tenemos cuando el Gobierno pierde, por muy escaso margen, el referendo sobre la reforma a la Constitución, el Presidente no sólo no ejerció algún tipo de presión sobre el Poder electoral, sino que de inmediato reconoció públicamente la derrota. Yo diría, que nuestro sistema de gobierno es el más democrático del mundo, y si no dígame alguien en qué país existe un referendo revocatorio para que el pueblo, en libres comicios decida, la revocación del mandato presidencial o de cualquier otro cargo de elección popular a mitad del período de los mismos; o que el pueblo directamente pueda, mediante referendo abrogatorio, anular cualquier Ley. Por eso, cuando ese maldito imperio yankee dice que en nuestro País no hay democracia, sino dictadura no está haciendo otra cosa que mentir descaradamente; y, ya el mundo se ha dado cuenta del jueguito de mentiras contra Venezuela para tratar de justificar una invasión a nuestro País y hacerse de nuestros recursos energéticos.
Un imperio, donde se legaliza la tortura como lo hemos visto en la cárcel de Abugraib en Iraq, en los buques o en las cárceles volantes de la CIA, en la propia América Latina, concretamente en Guantánamo, Cuba, donde se practican procedimientos tan tormentosos, que ni en el Imperio Romano se utilizaban, no puede llamarse democrático. Un imperio donde se practica el genocidio como costumbre cotidiana, como la que se realiza en Iraq, con un millón seiscientos mil muertos, la mayoría mujeres, niños y ancianos; o en Afganistán, donde ya van más de medio millón de muertos; o en Paquistán donde a diario los aviones sin tripulantes (drones) matan a decenas de niños y pobladores civiles, no puede, por ningún motivo, llamarse democrático. Es un imperio de rapiña, tal y como lo señala su propio signo nacional; en Iraq, después de haber prácticamente desbastado ese imperio, dejándolo en ruinas, con las familias destruidas y separadas, más de cuatro millones de desplazados, destruidas las plantaciones, las fábricas y hasta el deseo de vivir; y, entonces el servidor mayor del imperio decide abandonarlo y retirar sus soldados, pero deja a decenas de miles de contratistas civiles, que no son más que asesinos a sueldo, para que terminen con los despojos que quedaron; eso sí, se reservan para ellos la industria petrolera, una de las principales del mundo, que fue en realidad lo que fueron a buscar a ese País. No se puede permitir, que después de haber asesinado y mutilado a tantas personas, después de haber dejado un País en ruinas, se lleven su petróleo, y no haya una justicia internacional que los obligue a resarcir los daños causados y, de paso, les imponga una pena lo suficientemente fuerte para que sirva de escarmiento a esos asesinos depredadores y, en lo sucesivo, lo piensen muy bien antes de volver a cometer tales tropelías.
El imperio, utiliza sus poderosos medios de información, que son más bien de desinformación, para que divulguen una o más mentiras sobre el País que piensan invadir; tal es el caso de Iraq, cuando mintieron descaradamente, de que ese País tenía armamento de destrucción masiva, montaron un teatro con un agente de la CIA que decía que un país del África le estaba enviando cargamentos de uranio, cosa que luego se descubrió que era falso. Esos son los primeros pasos antes de la invasión, y, que de hecho, van a servir para tratar de justificarla. Sobre Venezuela están fabricando muchas mentiras; a saber: que no hay democracia sino dictadura, que es un mal ejemplo para la región, cuando la realidad es que ellos constituyen un verdadero mal ejemplo no sólo para la región, sino para el mundo entero; que Venezuela, haciendo uso del derecho de intercambiar vuelos con otros países, está enviando a CONVIASA en sus vuelos a Irán con aviones cargados de uranio para ese País y de regreso trae a terroristas para que entrenen a venezolanos. Esta última mentira la han estado repitiendo a través de sus medios informativos con bastante frecuencia, y esto puede ser tomado como un indicio serio para justificar una invasión a Venezuela. Fíjense, que el imperio invade a quienes tienen fuentes energéticas importantes, esa fue la razón de la invasión a Iraq; pero Venezuela, que de paso posee las reservas de petróleo más grandes del mundo, y está tan cerca de ese demonio, puede entenderse con facilidad, que está en fase de preparación del terreno para luego asestarle la estocada final. Aprovecho esta circunstancia para hacer un llamado a mis compatriotas para que se preparen, y recuerden que, “guerra avisada no mata soldados”.
También, hago un llamado a la Corte Internacional de Justicia, para que se avoque a hacer las investigaciones científicas y criminalistas sobre la actuación del imperio yankee en Iraq, Afganistán y Paquistán y sean sentenciados como criminales de guerra a todos los que aprobaron y dirigieron estas acciones contra los derechos humanos , las leyes internacionales y los acuerdos sobre la materia, tanto del imperio yankee como de los dirigentes sionistas que utilizaron al imperio como brazo ejecutor de sus inauditos mandatos; recuerden que en todo sistema de justicia hay dos tipos de delincuentes: los autores intelectuales (el sionismo), y los autores materiales (el imperio). Aquí hay que tomar en cuenta, que el sionismo controla los medios de comunicación del imperio; domina las productoras de películas de Holliwood; domina el sistema financiero del imperio y del mundo; domina el comercio mundial; domina la industria armamentista del imperio y de otros países importantes; domina el sistema de internet y los productos asociados; de tal manera, que ellos dominan y controlan al imperio; por tanto, los más prominentes e importantes miembros de ese sionismo no podrán probar que no son los autores intelectuales de las tropelías del imperio en el mundo, y de serlo, deben ser también enjuiciados como criminales de guerra.
Braulio Martínez Zerpa. Coronel en retiro de la Aviación Militar Bolivariana y abogado en ejercicio.